Tomorrowland, el festival que te atrapa
El mayor evento de m¨²sica electr¨®nica ha logrado batir un r¨¦cord hist¨®rico al congregar a un total de 400.000 asistentes
Cuando la palabra Tomorrowland revolotea en el ambiente la imagen que viene a la mente de muchos es un estereotipo directamente relacionado con la m¨²sica electr¨®nica. Pero Tomorrowland es mucho m¨¢s. Es m¨²sica, por supuesto, pero tambi¨¦n es fiesta, es gente de todos los pa¨ªses, es baile, es diversi¨®n, es felicidad, es uni¨®n, es amistad, son fuegos artificiales, confetis y luces que brillan al comp¨¢s de la m¨²sica y, sobre todo, es buen ambiente.
Un buenrollismo que se palpa en las 107 hect¨¢reas de paraje natural donde se celebra uno de los mayores festivales de m¨²sica electr¨®nica del mundo. Tomorrowland se sit¨²a en Boom, una peque?a localidad belga entre Amberes y Bruselas que este finde semana ha acogido a 200.000 personas de diferentes nacionalidades, aunque durante el resto del a?o no alcance ni los 20.000 habitantes. Seis semanas han sido las necesarias para montar todo un dispositivo digno de ser considerado un parque tem¨¢tico para adultos. inspirado en el mundo circense, se compone de 16 escenarios diferentes donde la pirotecnia y los saltos en masa est¨¢n asegurados.
Desde el espectacular Mainstage (escenario principal), hasta la zona cubierta con el mayor despliegue de bombillas led¡¯s posible, pasando por escenarios flotantes con una gran dragona que escupe humo con aroma a fresas, se puede escuchar a djs locales y de gran relevancia internacional como Martin Garrix, Steve Aoki, Alesso y David Guetta. Ellos son los encargados de pinchar techno, house, EDM y todo tipo de electr¨®nica non stop desde la una del mediod¨ªa hasta la una de la madrugada.
El festival, que se inaugur¨® en 2005, ha alcanzado tal magnitud que se ha dividido en dos fines de semana, alcanzando un r¨¦cord hist¨®rico al congregar a un total de 400.000 asistentes procedentes de Colombia, M¨¦xico, Filipinas, Australia, Jap¨®n, Espa?a, Estados Unidos, Israel y un sinf¨ªn de pa¨ªses m¨¢s. Una opci¨®n ¡ªla de partir la fiesta en dos¡ª que ya ser¨¢ la definitiva hasta 2033, fecha final para la que, de momento, ha conseguido licencia la organizaci¨®n.
A la tem¨¢tica circense elegida este a?o, se suman la multitud de disfraces ¡ªcada cual m¨¢s dispar¡ª que se construyen con ah¨ªnco los miles de asistentes. Indios, princesas, flamencos, Bob Esponjas, Minions, trajes con estampados del ic¨®nico juego del comecocos, pijamas con dibujos de Los Simpsons, grupos de amigos vestidos a juego, camisetas que sit¨²an Tomorrowland como si la pe?a del pueblo se tratase y, sobre todo, banderas de diferentes nacionalidades.
Los vecinos de Boom son los primeros que reciben a los for¨¢neos festivaleros cada a?o con los brazos abiertos y las banderas con el s¨ªmbolo de Tomorrowland adornando sus ventanas. Y no es para menos cuando los hoteles, pisos de alquiler y restaurantes de la comarca se ven desbordados meses antes del comienzo de la fiesta. Hay quienes deciden aprovechar esa semana para alejarse del ruido y se marchan de vacaciones, pero hay otros que tambi¨¦n gozan el festival. Alrededor de 10.000 vecinos disfrutaron gratuitamente las instalaciones de Tomorrowland el pasado mi¨¦rcoles.
Para la organizaci¨®n el impacto vecinal del festival es importante y, adem¨¢s de invitar a todas las familias a pasar un d¨ªa de fiesta con comida, bebida y m¨²sica gratis, pone a su disposici¨®n un tel¨¦fono para avisar si hay alg¨²n problema o el ruido se hace insoportable. Una atenci¨®n que tambi¨¦n es clave a la hora del mantenimiento de este complejo natural. Con m¨¢s de 12.000 personas pertenecientes al staff, la organizaci¨®n dispone de un gran dispositivo de limpieza que conserva en muy buenas condiciones todas las instalaciones, durante y despu¨¦s de cada jornada de fiesta, incluyendo adem¨¢s papeleras de reciclaje por todo el recinto. Y el af¨¢n por la limpieza es tal que tambi¨¦n piensan en el aseo humano ofreciendo desodorante a la salida de los servicios. Un detalle muy agradecido por todos.
Tras el cierre los asistentes se han despedido del que es el festival de sus vidas, aunque muchos ya est¨¢n haciendo c¨¢balas para volver a empezar a ahorrar y poder repetir el a?o que viene. Y no es para menos cuando las entradas ¡ªque este a?o se agotaron a los 23 minutos de salir a la venta a finales del mes de febrero¡ª pueden llegar a alcanzar precios desorbitados. Se pueden pagar desde los casi 100 euros por solo acudir un d¨ªa al festival hasta los m¨¢s de 1.800. Un precio por el que tambi¨¦n podr¨¢s viajar en un avi¨®n tem¨¢tico y directo a Tomorrowland ¡ªcon un chef belga cocinando y un dj exclusivo amenizando el vuelo-¡ª y alojarte en DreamVille. Por si no fuese suficiente, tambi¨¦n est¨¢n aquellos que pagan m¨¢s de 3.000 euros por incluir una habitaci¨®n de hotel tem¨¢tica para descansar debidamente y cargar pilas.
Este fin de semana la dimensi¨®n de Tomorrowland ha traspasado fronteras hasta tal punto que varias pantallas gigantes conectaban con los festivales hom¨®nimos celebrados en ocho puntos distintos del mundo. Malta, Dubai, Alemania, Israel, L¨ªbano, Corea del Sur, Taiw¨¢n y Espa?a han sido los pa¨ªses que decidieron acoger esta fiesta de electr¨®nica a menor escala. En Espa?a, fue Barcelona la ciudad elegida, pero el estreno ha estado marcado por un incidente t¨¦cnico que provoc¨® que el escenario saliera ardiendo y tuvieran que evacuar a los 22.000 asistentes, aunque no hubo que lamentar heridos.
La gastronom¨ªa, un mundo a valorar en Tomorrowland
Otro de los distintivos de Tomorrowland es su oferta gastron¨®mica, que va m¨¢s all¨¢ de los puestos t¨ªpicos ¡ªy muy concurridos a determinadas horas¡ª de hamburguesas, pizza, kebabs, tacos, comida asi¨¢tica y frituras varias. En esta 13? edici¨®n, la organizaci¨®n ha querido acercar la gastronom¨ªa belga a los miles de asistentes de diferentes nacionalidades. Para ello ha contado con los Flandes Kitchen Rebels, un grupo de cocineros menores de 35 a?os ¡ªmuy reconocidos y algunos con estrellas Michelin¡ª cuya pasi¨®n e innovaci¨®n por la cocina belga les convierte en embajadores de su pa¨ªs.
Situados al paso de los asistentes, como en el caso del chef Sam D¡¯Huyvetter y su puesto Streetfood by The Jane, o en un restaurante, como fue el caso de los hermanos Laurence y Jonas Haegeman, que ofrec¨ªan degustar un men¨² m¨¢s elaborado y de dise?o por unas cuantas perlas m¨¢s (moneda del festival). Adem¨¢s de la opci¨®n de los cocineros rebeldes, el festival cuenta con su propio restaurante, Tomorrowland Restaurant. Por 34 euros por persona el plato de cart¨®n y el vaso de pl¨¢stico se cambian por vajilla de cer¨¢mica y cristal y se puede comer sentado y con unas vistas privilegiadas. La reserva, eso s¨ª, es imprescindible.
Tambi¨¦n cabe destacar la propuesta B-Eat, un espacio que fusiona m¨²sica con comida. Y es que mientras se disfruta de una hora de concierto, a la vez se puede degustar los platos creados por chefs procedentes de Las Vegas. O el solidario The Secret Restaurant, donde los comensales pueden pagar hasta 600€ destinados a los fines ben¨¦ficos de la Fundaci¨®n Love Tomorrow, de Tomorrowland, que ha construido una escuela para ni?os desfavorecidos en Nepal.
Como novedad este a?o, la organizaci¨®n ha dedicado un espacio al Food Market. En este establecimiento adem¨¢s de comprar y degustar all¨ª mismo los alimentos con denominaci¨®n de origen, tambi¨¦n se pueden adquirir para cocinarlos en casa, funcionando as¨ª como un aut¨¦ntico mercado.
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