100 a?os de la estaci¨®n modernista m¨¢s bella de Espa?a
Demetrio Ribes construy¨® en Valencia un edificio deslumbrante en sus detalles y espacios
Los valencianos pasaron a principios del siglo pasado m¨¢s de dos d¨¦cadas de agrio debate sobre d¨®nde ubicar su nueva estaci¨®n de ferrocarril; si pegada al centro neur¨¢lgico de la capital ¡ªcomo clamaban comerciantes y empresarios¡ª, o en un eje urbano m¨¢s alejado y todav¨ªa sin consolidar. Venci¨® el emplazamiento m¨¢s c¨¦ntrico y desde entonces la Estaci¨®n del Norte de Valencia, obra del arquitecto Demetrio Ribes, rezuma serenidad y potencia. Hoy, 8 de agosto, este edificio, uno de los m¨¢s visitados y fotografiados de la ciudad, celebra su centenario. La Compa?¨ªa de Caminos del Hierro del Norte ¡ªde ah¨ª su nombre¡ª la puso en servicio en 1917, despu¨¦s de casi una d¨¦cada de construcci¨®n. Su coste ascendi¨® a unos nueve millones de pesetas.
¡°Hace 100 a?os que funciona y a¨²n hoy nos asombra su calidad constructiva¡±, afirma Inmaculada Aguilar, directora de la C¨¢tedra Demetrio Ribes, que estudia al arquitecto valenciano. El edificio, declarado monumento hist¨®rico art¨ªstico en 1983, es una de las pocas estaciones modernistas de Espa?a y una de las m¨¢s singulares por su ornamentaci¨®n, inspirada en los movimientos regionalista y ecl¨¦ctico, muy del gusto de la burgues¨ªa valenciana de la ¨¦poca.
Coloridos adornos cer¨¢micos decoran la fachada y, en el interior, un magn¨ªfico vest¨ªbulo evidencia la colaboraci¨®n de importantes artistas de la ¨¦poca. En la obra de Ribes dejaron su huella el ceramista catal¨¢n Llu¨ªs Bru, tambi¨¦n escen¨®grafo del Gran Teatro del Liceo, o los pintores Jos¨¦ Mongrell y Gregorio Mu?oz Due?as, este ¨²ltimo decorador de la Sala de los Mosaicos, uno de los lugares m¨¢s frecuentados de la estaci¨®n, donde madera y trencad¨ªs? (cer¨¢mica troceada) se combinan a la perfecci¨®n.
¡°No fue la primera estaci¨®n con empaque porque ya estaban Atocha, Delicias o Pr¨ªncipe Pio, en Madrid, pero la de Valencia est¨¢ reconocida como una de las mejores estaciones europeas de ferrocarril¡±, subraya Aguilar.
El edificio fue declarado monumento hist¨®rico art¨ªstico
La marquesina central es otro de los rasgos llamativos de la Estaci¨®n del Norte. ¡°Tiene 196 metros de longitud y 45 metros de luz transversal. T¨¦cnicamente es lo m¨¢s relevante de la estaci¨®n, ya que las grandes luces (o huecos) eran el gran reto de la ingenier¨ªa del siglo XIX¡±, explica el arquitecto Jos¨¦ Mar¨ªa Tom¨¢s, quien est¨¢ al frente de la rehabilitaci¨®n del edificio administrativo de la Estaci¨®n de Atocha. No solo impresionaron entonces su longitud y anchura sino la utilizac¨ª¨®n de unos arcos articulados que llegan hasta el suelo y se apoyan en unas r¨®tulas que ya pudieron verse en la Exposici¨®n Universal de 1889 de Par¨ªs. Es la obra m¨¢s conocida y reconocida de Ribes y uno de los monumentos m¨¢s representativos de la ciudad.
Es curioso pero no hubo inauguraci¨®n oficial del edificio. La vieja estaci¨®n que hab¨ªa funcionado hasta entonces dej¨® de hacerlo y a las doce de la noche de ese d¨ªa se puso en servicio la que hoy acoge todav¨ªa a decenas de trenes y viajeros. Su puesta en servicio estuvo marcada por constantes huelgas y reclamaciones que retrasaron su arranque.
La fisonom¨ªa de la Estaci¨®n del Norte, propiedad de Adif, no ha variado en exceso con el paso de casi un siglo. Se conservan la verja y las grandes farolas del exterior y el vest¨ªbulo principal es la parte m¨¢s modificada, sobre todo, la zona de equipajes y la galer¨ªa comercial, en el ala este de la estaci¨®n. Sin embargo, mantiene en madera las vigas, z¨®calos y taquillas de venta de billetes, seg¨²n el dise?o original. Todo un lujo.
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