Cascotes de papel
Una librer¨ªa de viejo remata su inventario tras el sismo en M¨¦xico
Cuando la tierra comenz¨® a sacudirse el 19 de septiembre Selva Hern¨¢ndez, una librera de tercera generaci¨®n, estaba en una camioneta cargada con sus libros m¨¢s valiosos. Sobre el veh¨ªculo hab¨ªa ¨¢lbumes litogr¨¢ficos del ferrocarril mexicano de finales del siglo XIX preciosamente ilustrados, primeras ediciones de sor Juana In¨¦s de la Cruz y una extra?a biograf¨ªa de Vasco de Quiroga que Hern¨¢ndez pensaba vender en casi 9.000 d¨®lares. La librera llevaba este precioso cargamento al Sal¨®n del Anticuario, que abr¨ªa sus puertas la noche de ese martes que cambi¨® el rumbo de M¨¦xico.
¡°En lugar de estar vendiendo libros entre 3.000 y 250.000 pesos estamos rematando libros a 10 pesos. Me gusta m¨¢s estar aqu¨ª¡±, dice Hern¨¢ndez con una sonrisa. Su librer¨ªa, A trav¨¦s del espejo, est¨¢ en ?lvaro Obreg¨®n 188 en la colonia Roma, una de las zonas m¨¢s afectadas por el se¨ªsmo. En la tienda no hay reputados coleccionistas de elegantes barrios de la Ciudad de M¨¦xico, como esperaba hace una semana. Esa clientela ha sido sustituida por una larga fila de nerviosos j¨®venes que esperan pacientemente por un turno de 15 minutos de oportunidades.
El terremoto de la semana pasada derrib¨® como gigantescas fichas de domin¨® buena parte de los 20 libreros de casi tres metros de altura de esta tienda, que ten¨ªa cerca de 120.000 ejemplares. El resultado fue la pesadilla de todo librero. En el piso los libros derribados, se calcula que fueron 80.000, alcanzaban una altura de metro y medio. La versi¨®n en franc¨¦s de El rey muere, de Ionesco junto a Ki, el drama de un pueblo y una planta, de Fernando Ben¨ªtez junto a La leche: su producci¨®n y procesos industriales. La poes¨ªa mexicana mezclada con Historia. Los libros en ingl¨¦s con los de ciencias y las colecciones literarias ¡ªpor ejemplo la de Bruguera¡ª reunidas con esmero a lo largo de tanto tiempo, ten¨ªan varios tomos perdidos en el caos.
Hern¨¢ndez, que pertenece a una familia con m¨¢s de 20 librer¨ªas en la capital, decidi¨® rematar los libros en lugar de reacomodarlos. El desastre visto como oportunidad. Ella y los empleados de A trav¨¦s del espejo decidieron apilar los tomos ca¨ªdos y tasarlos en 10 pesos, cincuenta centavos de d¨®lar. Otros se ofrecen con un descuento de 60%. Los libros que quedaron en las estanter¨ªas tienen 30% menos.
¡°Por favor, pasen a hacer su cuenta. Hay mucha gente desesperada all¨¢ afuera¡±, grita uno de los trabajadores del lugar.
El remate de Alicia a trav¨¦s del espejo ha tenido una gran respuesta. Este lunes acudieron 1.200 personas, obligando a la tienda a trabajar m¨¢s all¨¢ de su hora de cierre. El martes hab¨ªa 40 personas en la fila a las nueve de la ma?ana, una hora antes de que la librer¨ªa abriera sus puertas. Cada uno de los clientes recibe una ficha con la que puede entrar un cuarto de hora a ver lo que encuentra. Los empleados advierten que no hay servicio personalizado y que no pueden ayudar a encontrar t¨ªtulos pues ni siquiera ellos saben lo que hay. ¡°Aqu¨ª deben invocar a la musa de la casualidad. Y si un libro te interesa pues es amor a primera vista¡±, dice Hern¨¢ndez.
¡°Los remates de libros tienen mucho ¨¦xito. Los j¨®venes no compran libros porque no les alcanza¡±, dice la librera. A su espalda un joven sale del lugar con una pila de t¨ªtulos por los que ha pagado 200 pesos.
-¡°?Qu¨¦ precio tiene este?¡±, pregunta un grueso joven que suda bajo un afelpado su¨¦ter gris. En su mano sostiene un oscuro manual de ingenier¨ªa.
-¡°Debe estar en 250 pesos. Ingenier¨ªa no se cay¨®. Los ingenieros est¨¢n muy tristes¡±, le responde Selva Hern¨¢ndez antes de subir un pelda?o de literatura mexicana. La librera se dirige al fondo del lugar con la conciencia tranquila. Sus libros m¨¢s valiosos est¨¢n intactos en otro sitio. A su espalda, cientos de clientes buscan contrarreloj joyas perdidas entre los escombros de papel.
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