¡®El joven Papa¡¯ entra en el Vaticano
¡®L¡¯Osservatore Romano¡¯, el peri¨®dico oficial de la Santa Sede, rese?a la serie de Sorrentino sobre un pont¨ªfice radical y abre oficialmente el debate en el Vaticano
El sacerdote, un espa?ol con dificultades ya para recordar cu¨¢ntos a?os lleva en el Vaticano, se detiene en el kiosko y pide un ejemplar de L¡¯Osservatore Romano. Se chupa el dedo ¨ªnidice, pasa las p¨¢ginas del peri¨®dico casi sin mirar y se?ala el texto del que estaba hablando. ¡°Por supuesto que la hemos visto muchos¡±, responde sin levantar la vista de la doble p¨¢gina. Pero la cuesti¨®n es: ?ha gustado?
La primera temporada de TheYoung Pope, la serie de Paolo Sorrentino sobre Lenny Belardo, un pont¨ªfice que bebe Cherry Coke Zero, fuma mirando las estrellas en una azotea del Vaticano, cita a Daft Punk y a Banksy e invoca provocadoramente la ¨¢spera ortodoxia preconciliar para recuperar el misterio de una espiritualidad tantas veces mancillada en llaveros e imanes de nevera, apareci¨® el pasado domingo rese?ada en el peri¨®dico de la Santa Sede. Es la primera vez que puede leerse un pronunciamiento intramuros de una serie que, pese al gusto de Sorrentino por deformar los escenarios y el rostro de sus protagonistas, no ha disgustado en el Vaticano. Es m¨¢s, algunos, como el propio Giovanni Maria Vian, director de la publicaci¨®n desde hace 10 a?os y prestigioso experto en historia de la Iglesia, la sit¨²an a la altura de las grandes obras como Las sandalias del pescador (1968) o El cardenal (1963), de Otto Preminger.
Las dos rese?as, firmadas por Juan Manuel de Prada y por la historiadora y directora del suplemento mensual del rotativo vaticano, Lucetta Scaraffia, llegan un a?o despu¨¦s de su estreno y repasan luces y sombras del periplo de diez cap¨ªtulos de un c¨ªnico cardenal estadounidense que llega a Papa despu¨¦s de traicionar a su mentor con apenas 47 a?os. Un pont¨ªfice demasiado joven para casi todo. Pero, sobre todo, para que la naturaleza pueda enmendar lo que a todas luces parece un error del C¨®nclave.
La relevancia del debate la marca el lugar donde se produce ¡ªL¡¯Osservatore se edita desde 1861 y puede tomarse, en mayor o menor medida, como una orientaci¨®n para entender muchas posturas oficiales¡ª y el momento elegido. Y como explica Vian, llega solo ahora para evitar su instrumentalizaci¨®n, que tiende a ser comercial. Cuando el peri¨®dico de la Santa Sede habla de una obra de arte o de un producto cultural es tentador buscar entre l¨ªneas la bendici¨®n o excomuni¨®n del Vaticano. Sucedi¨® con otras pel¨ªculas ¡ªHabemus Papam, de Nanni Moretti, que no sali¨® demasiado bien parada¡ª o con obras musicales como las de los Beatles, con quienes siempre se fue favorable.
Pero aqu¨ª tocaba pronunciarse sobre Pio XIII (Jude Law en la serie), una criatura sorrentiniana con gui?os a Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, conocido como P¨ªo XII, l¨ªder de la Iglesia durante los a?os m¨¢s convulsos de Europa. Un Papa autoritario y narcisita que, cronol¨®gicamente, podr¨ªa ser sucesor de Francisco, y que censura por completo la proyecci¨®n de su imagen para no saturar el discurso espiritual. Pero como explica Scaraffia en su cr¨ªtica del guion y pese a los histrionismos del personaje, no ha sido percibida como una serie contra el clero o la Iglesia.
El Vaticano neg¨® el permiso a Sorrentino para rodar en su interior. Aunque la realidad es que nunca se concede. De lo contrario, como explica Vian ¨Cque acompa?¨® al realizador napolitano por el laberitno y los jardines del Vaticano antes de empezar a rodar para que pudiera hacerse una idea de c¨®mo era el escenario-, este peque?o territorio estar¨ªa ocupado 365 d¨ªas del a?o por equipos de rodaje. El director del rotativo vaticano cree que la obra ¡°tiene muchos menos errores de lo normal¡±. ¡°Estamos a nivel de las grandes pel¨ªculas. Y casi dir¨ªa que aqu¨ª est¨¢ mejor reconstruido el interior del Vaticano. Es una pel¨ªcula muy culta y refinada, hasta excesivamente¡±, se?ala.
Pero, ?la ha visto Francisco? El Papa no ve la televisi¨®n y apenas se sienta a revisar algunas pel¨ªculas, seg¨²n ¨¦l mismo ha explicado. Pero lo han hecho abundantes sacerdotes, monse?ores y algunos trabajadores del Vaticano consultados por este peri¨®dico. Hay reacciones de todo tipo. Especialmente amargas cuando la paciencia y el tiempo libre no han permitido ir m¨¢s all¨¢ de la caricatura de los dos primeros cap¨ªtulos. ¡°Sorrentino ya advirti¨® que hab¨ªa que verla entera para juzgarla¡±, recuerda el director de L'Osservatore. Pero se valora el respeto por los detalles y la evidente fascinaci¨®n de Sorrentino por el mundo eclesi¨¢stico ¡ªsu secretario de Estado, interpretado por Silvio Orlando, es su m¨¢xima expresi¨®n¡ª. ¡°No le habr¨¢ gustado a todos, pero seguro que ha interesado mucho. Por eso hemos decidido darle tanto espacio¡±, se?ala Vian.
Porque nadie tiene ninguna duda de que The Young Pope, la historia de un pont¨ªfice que duda de la existencia de Dios, trata sobre la Iglesia y el Vaticano. Pero sobre todo habla de c¨®mo uno de los hombres m¨¢s poderosos de la Tierra se propone hacer una revoluci¨®n de tintes autoritarios mientras descubre, completamente sobrepasado, que el ¨²nico camino posible es el amor.
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