Barenboim: ¡°Berl¨ªn ha ganado una nueva sala de conciertos¡±
El director de orquesta describe la remozada Staatsoper Unter den Linden, convertida en teatro de ¨®pera con una ac¨²stica impresionante
El hist¨®rico edificio de la Staatsoper, en el bulevar Unter den Linden de Berl¨ªn, recuper¨® su actividad musical el pasado martes, 3 de octubre. La fecha era doblemente emblem¨¢tica. Por ser el D¨ªa de la Unidad Alemana, que anim¨® la presencia de pompa, discursos y autoridades encabezadas por la canciller, Angela Merkel. Pero tambi¨¦n por cumplirse el s¨¦ptimo aniversario del inicio de la residencia temporal de la Staatsoper en el Teatro Schiller. Un exilio de siete a?os en el distrito de Charlottenburg que se va prolongar dos meses, pues la actividad no regresar¨¢ al escenario de la Staatsoper hasta el 7 de diciembre. Y ser¨¢ coincidiendo con otra fecha significativa: el 275? aniversario de su inauguraci¨®n como ¨®pera real de Federico II el Grande. En casi tres siglos, este edificio ha vivido incendios y bombardeos, con sus respectivas reconstrucciones y remodelaciones, pero tambi¨¦n estrenos de t¨ªtulos como Las alegres comadres de Windsor de Otto Nicolai, o Wozzeck, de Alban Berg.
La actual rehabilitaci¨®n lo sit¨²a entre los teatros de ¨®pera m¨¢s sofisticados del mundo. Una remodelaci¨®n cuestionada por retrasos y motivos presupuestarios, pero atenta a no alterar la apariencia de su ¨²ltima reconstrucci¨®n, realizada por el arquitecto Richard Paulick tras la Segunda Guerra Mundial. ¡°Se ha mejorado el confort y la visibilidad de los espectadores, pero tambi¨¦n se ha a?adido una maquinaria esc¨¦nica informatizada y completamente silenciosa, que se une a una importante ampliaci¨®n de la caja esc¨¦nica y la torre del teatro", aclar¨® el pasado mi¨¦rcoles a EL PA?S,?Matthias Schulz, el intendente del teatro a partir de abril de 2018. La rehabilitaci¨®n no se limita al teatro de ¨®pera, sino que afecta tambi¨¦n al edificio administrativo adyacente (Intendanz). All¨ª se ha construido un enlace subterr¨¢neo con el teatro que permite trasladar f¨¢cilmente escenograf¨ªas, personas e instrumentos. Tambi¨¦n se ha elaborado un centro de salas de ensayo que sustituye a los antiguos almacenes de escenograf¨ªas. Y, especialmente, una sala para la orquesta con un balc¨®n para cantantes recubierta por paneles modulables que permite recrear la misma ac¨²stica del teatro.
La mejora de la ac¨²stica es otra de las novedades m¨¢s interesantes. Daniel Barenboim, director art¨ªstico y musical de la Staatsoper desde hace 25 a?os, insisti¨® mucho en ello. Uno de los cambios visuales m¨¢s llamativos del teatro es una galer¨ªa superior que eleva cuatro metros la altura del techo. Est¨¢ tapada por un moderno enrejado cer¨¢mico y permite aumentar la reverberaci¨®n. ¡°Hemos probado con m¨²sica de varios compositores y creo que los t¨¦cnicos ac¨²sticos han hecho un gran trabajo¡±, reconoc¨ªa Barenboim este jueves durante un encuentro con EL PA?S. "Creo que Berl¨ªn acaba de ganar una nueva sala de conciertos". La reacci¨®n de los integrantes de la Staatskapelle ha sido entusiasta. ¡°La ac¨²stica es tan n¨ªtida que es muy f¨¢cil escucharte mientras tocas¡±, opinaba la jienense Cristina G¨®mez Godoy, oboe solista de la Staatskapelle.
Para la solemne reapertura de la Staatsoper, el pasado martes 3 de octubre, se program¨® el estreno absoluto de Saul, la nueva ¨®pera de Wolfgang Rihm. Pero una enfermedad del compositor ha obligado a cambiar los planes en tiempo r¨¦cord y con parte de las escenograf¨ªas ya elaboradas. El veterano r¨¦gisseur J¨¹rgen Flimm, intendente de la Staatsoper hasta marzo de 2018, ide¨® como soluci¨®n escenificar las Escenas del Faust de Goethe, de Schumann. Una especie de oratorio formado por fragmentos inconexos de la primera y segunda parte del inmortal drama de Goethe que Flimm completa con abundantes pasajes adicionales declamados por actores. Su direcci¨®n esc¨¦nica crea interesantes duplicidades entre Fausto, Mefist¨®feles y Margarita, tanto cantantes como actores. E incluso permite lucir las posibilidades esc¨¦nicas del teatro. Pero no funciona en su conjunto. Interrumpe los nexos musicales de la obra de Schumann, sin aportar una verdadera continuidad dram¨¢tica. Lo mejor fue, sin duda, la direcci¨®n musical de Barenboim, con un excelente manejo de la continuidad sonora sin perder un ¨¢pice de tensi¨®n, en las ant¨ªpodas de cualquier moda historicista. Entre los solistas destac¨® Ren¨¦ Pape, como Mefist¨®feles, especialmente en la escena con los l¨¦mures. Bien sin m¨¢s la joven Elsa Dreisig, como Margarita, y Roman Trekel no alcanz¨® a dotar a su Fausto de la profundidad psicol¨®gica y musical de un Gerhaher.
La renovaci¨®n ac¨²stica tuvo un importante protagonismo en la representaci¨®n de Schumann con la orquesta en el foso, pero fue m¨¢s evidente el mi¨¦rcoles, 4 de octubre, en la inauguraci¨®n de la temporada de conciertos sinf¨®nicos de la Staatskapelle, con Daniel Barenboim en el podio. El programa era un verdadero test dise?ado para lucir las nuevas capacidades ac¨²sticas de la Staatsoper como sala de conciertos. Se abri¨® con el Second Laberynth para cinco grupos orquestales, de J?rg Widmann; un impresionante estudio de las posibilidades t¨ªmbricas y f¨ªsicas de una orquesta. Sigui¨® el Concierto para piano, de Schumann, con Maurizio Pollini de m¨¢s a menos, aunque especialmente inspirado en el Intermezzo central. Y termin¨® con las Im¨¢genes para orquesta, de Debussy, donde Barenboim puso al l¨ªmite a sus m¨²sicos en una verdadera org¨ªa de colores y texturas.
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