Rineke Dijkstra: ¡°Un ¡®selfie¡¯ es una imagen idealizada, un clich¨¦¡±
Una exposici¨®n recorre la obra de la fot¨®grafa holandesa galardonada con el premio Hasselblad de este a?o. Una revisi¨®n contempor¨¢nea del g¨¦nero del retrato
Lleva casi 30 a?os haciendo retratos. Para ello se sirve tanto del v¨ªdeo como de la fotograf¨ªa. Sus obras exploran la vulnerabilidad, as¨ª como la naturaleza transitoria del ser en un intercambio que se establece entre el fot¨®grafo, el retratado y el espectador. Rineke Dijkstra (Sittard, Paises Bajos, 1959) indaga en lo que supone ser humano. Desde que hace 20 a?os irrumpi¨® con fuerza en el panorama internacional, cuando expuso en la Bienal de Venecia, la artista no ha dejado de provocar alabanzas. Galardonada este a?o con el premio Hasselblad, uno de los m¨¢s prestigiosos de la escena fotogr¨¢fica, su obra subraya y actualiza el potencial del g¨¦nero del retrato en tiempos del impostado selfie, buscando en cada una de sus im¨¢genes las grietas que la compostura no consigue tapar.
¡°Un selfie es una imagen ¡®controlada¡¯, normalmente son im¨¢genes idealizadas de c¨®mo le gustar¨ªa verse a su autor/sujeto. Es como un clich¨¦¡±, apunta la fot¨®grafa holandesa. ¡°Un buen retrato siempre muestra distintos aspectos de la personalidad y nunca es inequ¨ªvoco¡±. Reconoce que la actitud del retratado ha cambiado en los ¨²ltimos tiempos y que la gente hoy en d¨ªa es m¨¢s consciente de la autorrepresentaci¨®n, pero aun as¨ª, ¡°uno nunca puede realmente tener control de su propia imagen, cuando es otro el que toma la fotograf¨ªa¡±.
La obra de Dijkstra es una ventana al individuo, a su dignidad y a sus flaquezas, pero cuando cuelga en las paredes de una sala o se yuxtapone en un libro, tambi¨¦n habla del colectivo. As¨ª lo hace en el Museo Louisiana, donde se exhiben 80 de sus obras bajo el t¨ªtulo Rineke Dikstra. The one and the many. ¡°He intentado capturar algo de la personalidad de estas personas¡±, explica la autora, ¡°pero al mismo tiempo extraer algo universal que se relacione con la humanidad en general. Tiene que quedar suficiente espacio para que uno pueda componer su propia historia; interpretar una fotograf¨ªa de la forma que uno quiera¡±. ¡°Sus obras activan nuestras propias experiencias de observar a la gente y ser observados¡±, escribe Poul Erik T?jner en el cat¨¢logo que acompa?a a la muestra. ¡°Se basan en dos verdades fundamentales: que no estamos solos en el mundo, y que como seres humanos somos tan similares como totalmente distintos, de ah¨ª el t¨ªtulo¡±.
Sus retratos frontales y de cuerpo entero, tan naturales como posados, se convirtieron en su sello de identidad con la serie Beach Portraits (1992- 2002), con la que alcanz¨® la fama. Adolescentes de imperfecta belleza y de distintos lugares del mundo posaron para ella derrochando la misma intensidad psicol¨®gica que los retratos holandeses del siglo XVII. Los cr¨ªticos han destacado la influencia de August Sander y de Thomas Ruff, en su fr¨ªa ejecuci¨®n casi cient¨ªfica, as¨ª como su similitud con Diane Arbus, en la capacidad de empat¨ªa y penetraci¨®n psicol¨®gica.
En la sobrecogedora serie Mother, sobre las madres reci¨¦n salidas del parto, la artista se pregunta sobre las distintas y contradictorias emociones que experimenta una persona al mismo tiempo. A esta le sigui¨® una serie de toreros a los que los retrata exhaustos, justo despu¨¦s del ruedo, dejando poco espacio a la estereotipada imagen del hombre arrojado y sin temores. ¡°Lo inesperado y lo accidental desempe?a un lugar importante en mi trabajo¡±, se?ala la fot¨®grafa. ¡°Debe ocurrir algo extra, podr¨ªa ser un gesto o una postura inesperada que se salga de alguna forma de mi control. Esto hace que la imagen sea m¨¢s veraz y le d¨¦ otro tipo de tensi¨®n. Cuando hago un retrato, este siempre trata de la din¨¢mica que se establece entre el modelo y el fot¨®grafo, es como un encuentro. No necesito saber cosas de antemano sobre el modelo para conseguir un buen retrato y capturar la esencia de su personalidad. Se trata de interactuar y observar¡±.
Le gusta trabajar en series, y en proyectos de larga duraci¨®n. El tiempo est¨¢ presente en la obra de la artista holandesa como una dimensi¨®n que nos afecta. As¨ª, la serie Almerisa comienza con una ¨²nica foto de una ni?a bosnia refugiada y continua con los retratos posados a lo largo de m¨¢s de una d¨¦cada, donde aparece convertida en madre y reflejan su gradual integraci¨®n en la sociedad holandesa. Llama la atenci¨®n que la mayor¨ªa de los retratos de Dijkstra est¨¢n enmarcados en fondos que no aportan nada a la psicolog¨ªa del personaje. Solo en Park Portraits (2003-2006) opta por dar m¨¢s importancia al entorno, y por trabajar en formatos horizontales. ¡°Aislando a los sujetos del medio en que se encuentran, adquieren un car¨¢cter m¨¢s simb¨®lico, y por tanto se hacen m¨¢s abstractos¡±, apunta la artista. ¡°Me gusta dar pistas sobre el fondo, pero no pretendo revelar nada. Es importante dejar las cosas abiertas a la imaginaci¨®n y a las posibles interpretaciones¡±.
En 1995, al fotografiar a los adolescentes asiduos al The Buzz Club de Liverpool, sinti¨® que all¨ª ocurr¨ªan tantas cosas que no era posible captarlas en una imagen est¨¢tica. Desde entonces compagina la fotograf¨ªa con el v¨ªdeo. ¡°Me percat¨¦ de que en las im¨¢genes en movimiento podr¨ªa descubrir otros elementos; el movimiento y el tiempo, y tambi¨¦n que el sonido ofrec¨ªa nuevas posibilidades¡±, recuerda Dijkstra. ¡°M¨¢s adelante la edici¨®n cobr¨® mucho significado: c¨®mo contar una historia y c¨®mo ordenar el material filmado¡±. As¨ª lo demuestra The Krazyhouse (Megan, Simon, Nicky, Philip, Dee) (2009), donde observamos a cinco j¨®venes bailando solos y aislados sobre un fondo blanco, filmados en un estudio improvisado dentro del club, ajenos a cualquier tipo de intercambio social. Sus videoinstalaciones adquieren el car¨¢cter de una fotograf¨ªa en movimiento, y diluyen las barreras entre la imagen est¨¢tica y el v¨ªdeo.
La econom¨ªa visual es otra de las caracter¨ªsticas de la artista, quien nunca se recrea en aparatosas escenas. Aun as¨ª, consigue ofrecer todo un mundo visual al forzarnos a navegar entre la imaginaci¨®n y la observaci¨®n.
Rineke Dijkstra, The one and the many. Louisiana Museum. Humlebaek. Dinamarca. Hasta el 12 de diciembre.
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