Entre cincuenta y cien
'A cincuenta a?os de Cien a?os de soledad' celebra el instante en que Gabo tuvo a bien murmurar la primera l¨ªnea de una novela que cambiar¨ªa para siempre la cara del mundo
Entre cincuenta y cien a?os se cifra el delicado instante de una vida o la celebraci¨®n emocionante del primero cincuentenario de una novela titulada Cien a?os de soledad, cuyo autor vive ya una merecida eternidad entre legiones de millones de lectores que hoy mismo lo leen por primera vez o lo evocan por en¨¦sima instancia. El libro A cincuenta a?os de Cien a?os de soledad re¨²ne un ramillete de ensayos, evocaciones, cartas y fotograf¨ªas que celebran el instante en que Gabo tuvo a bien murmurar al volante de un auto la primera l¨ªnea de una novela que habr¨ªa de cambiar para siempre la cara del mundo y la piel de la literatura universal; el momento en que ¨Cllegado el p¨¢rrafo final¡ªdecidi¨® cambiarle el t¨ªtulo de La casa por el del siglo al que quedan condenada una estirpe so?adora sobre la faz de la Tierra y el momento exacto en el que recibi¨® de manos del rey de Suecia el Premio Nobel de Literatura o el momento en que colg¨® una sabana en la sala de su casa y en una mesa (que a¨²n conserva la entra?able Chaneca) empez¨® a pegarle a la m¨¢quina de escribir las s¨ªlabas hiladas que conformaron el primer p¨¢rrafo donde meti¨® el hallazgo de una armadura oxidada para darle la bienvenida a Am¨¦rica nada menos que a Don Alonso Quijano que sue?a que es escrito por un tal Cervantes o el prodigioso momento en que llega Melquiades a Macondo cada vez que todos nos acercamos a tocar el hiel o el hilo de sangre que sigue fluyendo por las calles de tierra de Aracataca para que una mujer se entere que ha muerto su hombre o el milagroso momento en que Remedios la Bella vol¨® por los aires con alas de sabana blanca.
Todos los instantes de un siglo partido a la mitad desde que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez envi¨® a Paco Porr¨²a en Buenos Aires la mitad del novel¨®n (porque ni ¨¦l ni Mercedes ten¨ªan el dinero suficiente para enviar el manuscrito completo) y el momento preciso en que Jom¨ª Garc¨ªa Ascot y Mar¨ªa Luisa El¨ªo pactan con Gabo y Mercedes la manutenci¨®n de una familia entra?able durante los dieciocho meses que tard¨® en escribir la novela que habr¨ªa de cambiarles la vida a tantos y sembrar de e?es el paisaje de Europa con un estruendo donde se escuchaba el eco de la tarde en que el autor confes¨® que escrib¨ªa lo que escrib¨ªa para que lo quisieran m¨¢s sus amigos o el amanecer en que los vecinos le llenaron de flores la puerta de su casa en la Ciudad de M¨¦xico para celebrarle el anuncio del Premio Nobel o despedirlo con una alfombra de flores amarillas que se extendi¨® hasta el Palacio de Bellas Artes como millones de mariposas en vuelo de vallenato libre para agradecerle con agua salada bajo los p¨¢rpados el bendito instante en que decidi¨® el autor dejar de estudiar Derecho, embarcarse con su madre Luisa Santiaga a vender una casona en medio de la selva y volver en sue?os para recrear todo un silgo que cabe en el momento de una l¨¢grima feliz¡ y s¨ª, celebrar hoy como siempre que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez nos regala a todos sus lectores la confirmaci¨®n de que un instante entra?able dura ¨Cen realidad¡ªun siglo.
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