Entre Siruela y las Letras europeas

Desde hace siete a?os la FIL convoca un Festival de las Letras europeas, en lo que creo que fue una iniciativa del incansable Philippe Oll¨¦-Laprune, y este a?o se reunieron en Guadalajara la traductora y novelista checa Radka Denemarkov¨¢, el gigante holand¨¦s Tommy Wieringa, el inquieto y luminoso italiano Tiziano Scarpa y el enigm¨¢tico genio rumano llamado Mircea Cartarescu. Dejemos que la magia del Internet ofrezca en un instante de Google los t¨ªtulos de sus obras y la larga lista de sus premios, para aprovechar aqu¨ª el breve espacio y dejar constancia de que hablaron de sus filias y fobias, de sus impulsos por escribir y sus respectivas definiciones de eso que llaman lo po¨¦tico; los cuatro autores hablaron de c¨®mo empezaron cada uno de ellos a escribir y luego, a verse publicados; confiaron los beneficios de la traducci¨®n (raz¨®n principal por la que est¨¢n ahora en Guadalajara) y los recovecos y enredos de las diferentes interpretaciones que complementan al acto de escribir por medio del acto universal de leer.

Horas antes, se celebr¨® una mesa de redonda que sirvi¨® de agradecido homenaje al cat¨¢logo editorial de Siruela, un generoso sello que ha marcado a ya varias generaciones de lectores con elegante tipograf¨ªa, finos papeles y sustanciosos p¨¢rrafos que todos atesoramos en el estante entra?able: desde las prosas varias y sabias recomendaciones para este milenio que nos leg¨® Italo Calvino en Siruela, pasando por El mundo de Sof¨ªa y las actuales ediciones de Tanizaki o los ensayos que nos hacen pensar, y no pocas novelas que nos hacen so?ar. As¨ª lo expresaron la escritora Beatriz Rivas y la polifac¨¦tica Consuelo Saizar directamente a los ojos de Ofelia Grande, la que lleva el tim¨®n y conduce los rumbos de esta casa editorial ejemplar y entra?able en medio del ancho mar de tantos libros, tantos sellos y autores diversos que ¨Cuna vez m¨¢s¡ªinundaron los pasillos de la FIL con la simultaneidad de maravillosas ocasiones para escuchar el ruidero de 1.000 j¨®venes pensando a la sombra de Savater, el merecido homenaje al editor Juan Casamayor y todo el m¨¦rito editorial como oleaje que genera su editorial P¨¢ginas de espuma o el homenaje que se le rindi¨® a Juan Goytisolo, por no poder mencionar aqu¨ª las diversas presentaciones de libros, las otras muchas charlas y conferencias, las interminables actividades acad¨¦micas y como guinda: el concierto de Juan Perro.