La rosa p¨²rpura de Extremadura

¡°En alg¨²n lugar de Extremadura¡­¡±. En principio, la cita inicial de La bola dorada promete: trasladar a nuestra m¨¢s estricta cotidianidad un producto destinado al p¨²blico infantil con el que los chicos puedan identificarse de verdad. Calles y colegios, casas y parques, quiz¨¢ poco atractivos cinematogr¨¢ficos, incluso feos, pero indudablemente nuestros.

El problema es que hacer una pel¨ªcula no es nada f¨¢cil. O al menos una pel¨ªcula de aspecto profesional. Y Aitor Aspe, desde la direcci¨®n, y sus compa?eros en el guion Juan Velarde y Maite Ruiz de Austri, ya veterana en esta l¨ªnea de producciones infantiles de guerrilla, aunque asociadas a la animaci¨®n ¡ªLa leyenda del viento del Norte, El extraordinario viaje de Lucius Dumb¡ª, no logran consumar un relato ni una imagen que se desprendan de la sensaci¨®n de producto amateur realizado por un grupo de amigos que est¨¢ empezando a practicar esto del cine.

De hecho, lo ¨²nico que confiere cierto sabor a competencia profesional es el p¨®ster de la pel¨ªcula, aunque con dise?o casi calcado de Super 8 y de las producciones Amblin de los 80, y una protagonista con una varita m¨¢gica en la mano, al estilo Harry Potter. Sin embargo, no se hace una pel¨ªcula con un p¨®ster; ni siquiera con el gui?o ¡ª?a qui¨¦n, a los ni?os, a los padres?¡ª de colocar a un famoso al frente del reparto: Soraya Arnelas, de Operaci¨®n Triunfo. De modo que a pesar de la historia con reminiscencias de La rosa p¨²rpura de El Cairo, con ni?a entrando y saliendo de su programa favorito de la televisi¨®n e interactuando con sus personajes, La bola dorada, con casi sonrojantes mensajes de autoayuda e int¨¦rpretes alzando las cejas como en una obra de instituto, solo es un vano intento ¡ªuno m¨¢s esta semana¡ª de aprovechamiento de los cr¨ªos como principal consumidor de cine en nuestro pa¨ªs.

Y al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar: lo mejor de la pel¨ªcula, con diferencia, es la ni?a protagonista: Lola ?lvarez, con acento extreme?o y notable dicci¨®n.