La ciudad de las palabras
El Musac saca a la luz la obra de Jos¨¦ Luis Castillejo, escritor experimental vinculado al grupo Zaj, con Juan Hidalgo y Walter Marchetti
La mejor forma de alumbrar la obra de un autor oculto es por inundaci¨®n. Jos¨¦ Luis Castillejo (1930-2014) nunca ejerci¨® como poeta ni como artista, quiso ser s¨®lo un escritor moderno, un jugador solitario en el campo de un lenguaje abierto a todas las posibilidades creativas. Diplom¨¢tico, coleccionista, mecenas y cr¨ªtico de arte, su obra fue, por contra, marginal, como la de tant¨ªsimas mujeres, pero¡ ay, los hombres son como corchos, no absorben el agua ni se pudren, y por m¨ªnima que sea su densidad salen a flote con la rapidez de un destructor. As¨ª nos llega hoy el reconocimiento de este autor de dif¨ªcil encaje. El director del Musac, Manuel Olveira, se atreve con una antol¨®gica ¨¢rida pero necesaria, que servir¨¢ para recomponer el puzle semienterrado de la historia del arte. La muestra tendr¨¢ una segunda etapa en el CAAC de Sevilla, ciudad de nacimiento de este inventor de libros para quien las preguntas que deb¨ªan identificar una escritura diferencial y aut¨®noma eran: ?Qu¨¦ se escribe? ?D¨®nde?
Gertrude Stein ¡ªy no Joyce ni Eliot¡ª fue el runr¨²n constante en la cabeza de Jos¨¦ Luis Castillejo. La llamaba ¡°la madre f¨¢lica de la escritura moderna¡±. Pero Stein result¨® ser para ¨¦l m¨¢s nutricia que castradora. Escribi¨® aquel enigma de cinco palabras, There is no there there, tras regresar, ya adulta, a la granja en la que hab¨ªa crecido en Oakland (California). Entonces vio que su casa hab¨ªa desaparecido y que las tierras de cultivo hab¨ªan dado lugar a nuevas viviendas: ¡°Pero no hay, no hay all¨ª ah¨ª¡±. El cr¨ªtico Sherwood Anderson defini¨® la escritura de Stein como ¡°una refundaci¨®n de la vida, una ciudad de palabras¡±: ¡°He aqu¨ª una escritora capaz de aceptar el rid¨ªculo, de usar bah¨ªas de grandes poetas para vivir entre peque?as palabras¡±. Castillejo vio en Stein su Manderley, el mejor tren el¨¦ctrico con el que jam¨¢s hab¨ªa jugado. Y decidi¨® abrir su escritura a nuevos destinos en el cuarto trastero de las embajadas por las que ir¨ªa pasando: Washington, Bonn, Argel, Nigeria, Ben¨ªn y Houston, donde muri¨® a los 84 a?os.
Castillejo perteneci¨® a una familia de la aristocracia sevillana de pensamiento republicano. El golpe de Estado de 1936 los llev¨® al exilio, primero en Par¨ªs, y despu¨¦s en Buenos Aires, donde recibi¨® una educaci¨®n de ¨¦lite. De vuelta a Espa?a, ingres¨® en la carrera diplom¨¢tica como alumno de Tierno Galv¨¢n. Admirador del american type painting, en sus constantes viajes a Nueva York frecuent¨® los c¨ªrculos formalistas de su amigo Clement Greenberg, a quien quiso emular como te¨®rico siempre esquivando la m¨¢xima de que ¡°nada crece bien a la sombra de un gran ¨¢rbol¡±. En La pintura moderna (1991) se atreve con Picasso: ¡°¡ha terminado por crear un buen o mal gusto a su medida como precursor del posmodernismo vanguardista y de la trash cultura que detestaba. Las fuerzas sociales que mediatizan la visi¨®n de su pintura son tan poderosas que ante ellas se estrella no s¨®lo el an¨¢lisis formal cr¨ªtico, sino el propio gusto. De nada sirve decir que el Guernica es un mal cuadro por ser excesivamente ambicioso, que se cae a pedazos pict¨®ricamente, ya que el cubismo no da para una pintura de la escala de Los fusilamientos del dos de mayo, que s¨ª es un buen cuadro. Las gentes visitan el Guernica como antes iban de peregrinaci¨®n, ven en ella ¨²nicamente dinero¡±.
El artista emprende la b¨²squeda de una progresi¨®n espacial de la escritura hacia un arte aut¨®nomo, desde el signo, la letra y?la tinta
Castillejo cre¨ªa que s¨®lo la pintura americana hab¨ªa conseguido esa pureza y autonom¨ªa modernas. ?Pod¨ªa tambi¨¦n la escritura? Responde con la que ser¨¢ su obra fundacional, The Book of i¡¯s (1969): la letra como forma org¨¢nica (un palo y un punto) enlaza con su dimensi¨®n psicol¨®gica, la i en ingl¨¦s (yo) y el t¨ªtulo, que es a la vez numeraci¨®n de p¨¢ginas. Dos a?os antes hab¨ªa entrado en contacto con la m¨²sica de acci¨®n y el teatro de zaj, ocupando el v¨¦rtice del tri¨¢ngulo dejado por Ram¨®n Barce. ¡°Hidalgo me liber¨® dos veces. La primera fue cuando me invit¨® a entrar en el grupo, la segunda cuando me expuls¨®¡±, sol¨ªa decir. En 1967 escribe su primer libro zaj, La ca¨ªda del avi¨®n en el terreno bald¨ªo, una autobiograf¨ªa ficticia compuesta por textos y signos escritos en hojas sueltas. Castillejo agradeci¨® a Hidalgo la idea de no dar al libro una narrativa tradicional; se public¨® a la duchampienne, en una caja con notas que el lector pod¨ªa ordenar a su gusto.
En su segundo y ¨²ltimo libro zaj, La pol¨ªtica (1968), cuestiona el poder pol¨ªtico mediante jerigonzas, ¡°el s¨ªntoma de la realidad neur¨®tica franquista¡±. Sus ¨²ltimas colaboraciones con Hidalgo y Marchetti fueron la Exposici¨®n por correspondencia y las tarjetas, donde ofreci¨® su propia versi¨®n del arte postal. Tambi¨¦n financi¨® los conciertos del grupo en su primera gira internacional. A partir de entonces, emprende por su cuenta la b¨²squeda de una progresi¨®n espacial de la escritura hacia un arte aut¨®nomo, desde el signo, la letra y la tinta al libro, con sus m¨²ltiples versiones: libros des-letrados, libros orales, escrituras no alfab¨¦ticas y consonantes que se desparraman en filas y tr¨ªos, en un grado de abstracci¨®n que pod¨ªa llegar incluso hasta la desaparici¨®n (A Book of a Book, 1977).
En 1973, la Biblioteca Nacional de Gran Breta?a adquiri¨® su Book of i¡¯s, hecho que le incit¨® a producir endiabladamente. Buena parte de su obra la deposit¨® en la Staatsgalerie de Stuttgart, harto de la desatenci¨®n en Espa?a. Otros t¨ªtulos son TLALAATALA (2001), La caligraf¨ªa del mal (2011), The Fall of Constantinopla (2009), El libro de los tr¨ªos (1972) y Pepito empieza a hablar (1974), donde los balbuceos de un ni?o recuerdan los tartamudeos en p¨²blico de Gertrude Stein. El libro de la letra, El libro de la N y El libro de la J llevan la escritura hasta el borde de las hojas o son un juego visual con el adentro/fuera (Ventanas, 2012). Para Castillejo, la escritura, como la mujer, deb¨ªa tener siempre su habitaci¨®n propia.
TLALAATALA. Jos¨¦ Luis Castillejo y la escritura moderna. Musac. Le¨®n. Hasta el 27 de mayo.
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