Falla, Alb¨¦niz, Mompou, Turina: el influjo en Espa?a
Atra¨ªdo por la cultura espa?ola, Debussy elabora un arte de la evocaci¨®n que rechaza los t¨®picos y el color local superficial
El periodo en el que se enmarca la trayectoria vital de Claude Debussy fue uno de los m¨¢s fruct¨ªferos en lo que respecta a las relaciones musicales entre Espa?a y Francia: por una parte, Espa?a fue uno de los temas de inspiraci¨®n favoritos de los compositores franceses, influjo que se tradujo en obras maestras como la Symphonie espagnole (1873), de ?douard Lalo; Carmen (1875), de Georges Bizet, o Ib¨¦ria (1905-1908), del propio Debussy; y, por otra, Par¨ªs fue el principal polo de atracci¨®n y centro de formaci¨®n de los compositores e int¨¦rpretes espa?oles.
En este contexto musical hispano-franc¨¦s, la figura de Debussy tuvo especial relevancia. As¨ª, el 27 de abril de 1918, un mes y dos d¨ªas despu¨¦s de la muerte del compositor, la secci¨®n de M¨²sica del Ateneo de Madrid le rindi¨® homenaje organizando una velada memorable, en la que particip¨®, entre otros grandes artistas, Manuel de Falla, como pianista y conferenciante. En su discurso, titulado El arte profundo de Claude Debussy, resalt¨® la importancia hist¨®rica de Debussy: ¡°(¡) consigui¨® ver germinar en otros la semilla que hab¨ªa lanzado. (¡) encontraron en ella algo ¡ªmejor dicho, mucho¡ª que representaba para el arte un camino nuevo; y sigui¨¦ndolo sin abandonar su propia personalidad, descubrieron horizontes espl¨¦ndidos, y aun tierras de poderosa fertilidad, hasta entonces inexplotadas. Por eso he dicho antes que la obra de Claude Debussy ha originado una transformaci¨®n profunda y definitiva en el arte sonoro, puesto que, gracias a ¨¦l, la m¨²sica se sirve libremente de sus elementos esenciales, sin las trabas in¨²tiles ni los rutinarios prejuicios que la encadenaban¡±. Este homenaje rendido al arte y al magisterio de Debussy muestra la importancia de su influjo no solo en Falla, sino tambi¨¦n en otros muchos m¨²sicos, en particular compositores espa?oles como Alb¨¦niz, Turina o Mompou.
Por su parte, Debussy experiment¨® una fuerte atracci¨®n por Espa?a y su m¨²sica. Si bien solo estuvo unas pocas horas en Espa?a, se impregn¨® de la cultura y la m¨²sica hispanas en las Exposiciones Universales de 1889 y 1900, y mediante conciertos, lecturas, pinturas y fotograf¨ªas. En 1913, a ra¨ªz del Concierto de m¨²sica espa?ola ofrecido el 29 de octubre en el Th¨¦?tre des Champs-?lys¨¦es de Par¨ªs, por la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid y el maestro Enrique Fern¨¢ndez Arb¨®s, Debussy expres¨® as¨ª su admiraci¨®n: ¡°(¡) admirable m¨²sica popular, en la que tanto ensue?o va unido a tanto ritmo, convirti¨¦ndola en una de las m¨¢s ricas del mundo¡±. En el mismo art¨ªculo de la revista S.I.M., a?adi¨®: ¡°Fue m¨¢s o menos en esta ¨¦poca cuando se form¨® esa pl¨¦yade de compositores, resuelta a realzar el inestimable tesoro encerrado en los cantos de la vieja Espa?a. Uno de ellos fue Alb¨¦niz¡±.
A lo largo de su trayectoria compositiva, Debussy tradujo su pasi¨®n por Espa?a en nueve obras, desde la juvenil melod¨ªa Madrid (1879), sobre un poema de Alfred de Musset, hasta su ya citado poema sinf¨®nico Ib¨¦ria. Llama la atenci¨®n su fascinaci¨®n por la Alhambra: tres de sus obras se inspiran en el legendario conjunto monumental. La Soir¨¦e dans Grenade (1903), segunda de sus Estampes para piano, es de una belleza sobrecogedora, perfectamente captada por Turina, que la describe como ¡°la visi¨®n de un m¨²sico-poeta que, all¨¢ en Par¨ªs, imaginaba una fiesta, de tonos suaves y de danzas lentas, teniendo como fondo el patio de los Arrayanes o alguna de las maravillosas salas del palacio¡±.
Tradujo su pasi¨®n por Espa?a en nueve obras, tres de ellas dedicadas a la Alhambra
Visiones, estampas, atm¨®sferas¡, palabras ligadas al deseo no de describir, sino de transmitir sensaciones, sugerir ambientes. Debussy extrae recuerdos de su memoria y, mediante un profundo trabajo compositivo, concibe su correspondencia en el mundo de los sonidos. Elabora un arte de la evocaci¨®n que rechaza los t¨®picos y el color local superficial, y combina los ritmos y los giros folcl¨®ricos con una t¨¦cnica moderna plenamente ajustada a las exigencias org¨¢nicas de la m¨²sica culta.
El distanciamiento con relaci¨®n al tema de inspiraci¨®n, el arte de la evocaci¨®n, la b¨²squeda de la esencia y el extremo refinamiento de los timbres, matices y armon¨ªas son los aspectos m¨¢s importantes del legado de Debussy a los m¨²sicos espa?oles. Manuel de Falla lo expres¨® perfectamente: ¡°(¡) quiero ahora proclamar muy alto que si Claude Debussy se ha servido de Espa?a como base de una de las facetas m¨¢s bellas de su obra, ha pagado tan generosamente que Espa?a es ahora la deudora¡±.
Yvan Nommick es catedr¨¢tico de Musicolog¨ªa en la Universidad Paul-Val¨¦ry Montpellier 3.
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