Textos para hacer justicia a Lou Reed
Tres nuevos libros arrojan luz sobre la figura del creador del rock neoyorquino, siempre rodeada de un aura de morbo y malditismo
Lou Reed (Nueva York, 1942-2013) nunca fue objeto de un gran trabajo biogr¨¢fico y ensay¨ªstico. Ese privilegio ¡ªo maldici¨®n, nunca est¨¢ muy claro¡ª qued¨® reservado para The Velvet Underground, el grupo que en 1966 le hizo entrar en el olimpo del rock por la puerta trasera. Una historia breve y at¨ªpica como lo fueron la banda y su propuesta, pero que con Warhol y el underground neoyorquino en el reparto era inevitable que se transformara en mito. Lou Reed, en cambio, da menos r¨¦ditos a ese nivel. Su trayectoria de cinco d¨¦cadas no es musicalmente heterog¨¦nea; adem¨¢s, el morbo y el malditismo le persiguieron incluso despu¨¦s de que renunciara a ambos. En 1994, Transformer. The Complete Lou Reed Story, de Victor Bockris (Las transformaciones de Lou Reed en castellano), se erigi¨® como la mejor biograf¨ªa sobre este complejo creador para el rock. Tras su fallecimiento en 2013, el oportunismo alumbr¨® dos nuevos libros que poco contribu¨ªan al entendimiento de quien carg¨® con la ¨¢spera imagen ¡ªdrogas, bisexualidad¡ª que parte de su obra proyecta en el imaginario colectivo. Su muerte evidenci¨® la necesidad de un texto a su altura. Reeditada y actualizada en 2014, la obra de Bockris segu¨ªa contando con un importante lastre, una visi¨®n sesgada de ciertos hechos que sabe a ajuste de cuentas.
Lewis Allan Reed pod¨ªa ser un tipo maravilloso, hasta que el personaje de Lou Reed le pose¨ªa. Era el Hyde de este Doctor Jekyll del rock and roll. Y aunque es dif¨ªcil creer que a menudo Lewis no disfrutara siendo Lou, es ese axioma el que vertebra la imagen p¨²blica del escritor que conect¨® la poes¨ªa y el realismo sucio con el rock and roll, del tipo curtido por las calles neoyorquinas que pod¨ªa arruinarte el d¨ªa con una sola frase. Este es uno de los puntos que explora el periodista y profesor de literatura Anthony DeCurtis en Lou Reed. A Life, libro que utiliza los ¨¢lbumes como hilo conductor para huir de la simple acumulaci¨®n de hechos y crear un relato. El autor intenta alumbrar ciertos cap¨ªtulos, deformados por la acumulaci¨®n de clich¨¦s: la relaci¨®n de Reed con su familia, o su romance con la transexual Rachel Humphries, habitualmente presentada como una especie de monstruo de feria. Y profundiza en la relaci¨®n con Laurie Anderson, su tercera esposa, la que le ayud¨® a sofocar algunos de sus fuegos interiores. DeCurtis recurre a fuentes importantes, hasta ahora ausentes en libros similares, quiz¨¢ por prudencia. El locuaz Danny Fields, amigo de Reed desde los sesenta hasta el final; el fot¨®grafo Mick Rock ¡ªautor de las im¨¢genes de las portadas de Transformer y Coney Island Baby¡ª, con el cual compart¨ªa un hedonismo voraz, lo mismo que el periodista Ed McCormack, otro c¨®mplice en las correr¨ªas nocturnas.
Uno de los episodios que obvia DeCurtis es el breve periodo en el que ?Reed antepuso la poes¨ªa a la m¨²sica. La literatura fue su primera gran pasi¨®n y se volc¨® de nuevo en ella tras abandonar a los Velvet en 1970; su retiro musical no durar¨ªa mucho, pero durante aquellos meses public¨® poemas y prosa en revistas como Fusion y Harvard¡¯s Advocate. Varios de esos poemas ¡ªalgunos in¨¦ditos hasta hoy¡ª son recogidos en Do Angels Need Haircuts?, que publicar¨¢ el sello Anthology. Este peque?o poemario inaugura una serie de libros cuya fuente ser¨¢n los archivos personales de Reed, adquiridos por la New York Public Library en 2017. Anderson, que est¨¢ ultimando la edici¨®n de una serie de textos sobre taich¨ª escritos por Reed, oficia en ¨¦l como epiloguista. El pr¨®logo lo firma Anne Waldman, poetisa que anim¨® a Reed a dar su primer recital. Este tuvo lugar en marzo de 1971, en el marco del Poetry Project que a¨²n hoy se celebra en la St. Mark¡¯s Church in the Bowery. All¨ª mismo debutar¨ªa tan s¨®lo unas semanas despu¨¦s Patti Smith. Esa noche, Reed present¨® letras como Sister Ray para recitarlas despu¨¦s junto a versos como We Are the People o Spirited Leaves of Autumn, dedicada al escritor Delmore Schwartz, su mentor literario. Schwartz, que detestaba el rock and roll, amenaz¨® a su alumno con perseguirle desde la tumba si prostitu¨ªa su talento. Al contar esta an¨¦cdota, Reed la remat¨® diciendo: ¡°Puede que la gente se canse de mis canciones, pero nunca dejar¨¦ de escribir poemas¡±.
Anthony DeCurtis profundiza en la relaci¨®n del artista con Laurie Anderson, su tercera esposa, que le ayud¨® a sofocar algunos fuegos interiores
As¨ª fue. Nunca dej¨® de escribir, pero gracias al ¨¦xito que en 1972 le proporcion¨® Transformer la m¨²sica se hizo prioritaria. Al hablar abiertamente de homosexualidad en el pop, Transformer hizo historia, colocando en las radiof¨®rmulas una canci¨®n como ¡®Walk on the Wild Side¡¯, con varias transexuales como protagonistas. Cuarenta y seis a?os despu¨¦s, Ezra Furman, abanderado de la fluidez entre g¨¦neros en la m¨²sica alternativa, firma un ensayo sobre el ¨¢lbum para la colecci¨®n 33 1/3. ¡°Con Transformer¡±, declar¨® Furman a la revista Mojo, ¡°Reed intentaba borrar su inteligencia para convertirse en estrella pop porque es lo que le conectar¨¢ con la gente. Hab¨ªa aprendido que conformarse con ser un genio no funciona¡±.
En Fallen Knights and Fallen Ladies, un ensayo fechado en 1971, que versaba sobre los difuntos del rock, Reed escribi¨®: ¡°El cantante posee un alma, pero tiene la sensaci¨®n de que, cuando baja del escenario, nadie le ama. O peor a¨²n, tiene la sensaci¨®n de que no resplandece m¨¢s que en el escenario, y que fuera de ¨¦l se marchita, un caparaz¨®n tan com¨²n como una gardenia. Pero ?no somos todos tan comunes como copos de nieve?¡±. Sin saberlo, nos estaba dando algunas claves para entenderle el d¨ªa que ya no estuviera aqu¨ª.
Lou Reed. A Life. Anthony DeCurtis, Little, Brown & Company (2017).
Do Angels Need Haircuts?. Anthology. 24 de abril.
Transformer. Ezra Furman. 33 1/3. 18 de abril.
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