B¨²squeda de un estilo entre sombras
El programa monogr¨¢fico propuesto en el Real result¨® un dec¨¢logo de intenciones
Dresden-Frankfurt Dance Company
'Metamorphers': m¨²sica: B¨¦la Bart¨®k. Con el Cuarteto Ensemble Modern. 'Echoes from a restless soul': m¨²sica: Manurice Ravel. Piano: Sviatoslav Korolev. 'Postgenoma': m¨²sica: 48nord (Ulrich M¨¹ller y Siegfried R?ssert). 'Moto perpetuo': m¨²sica 48nord. Coreograf¨ªas de Jacopo Godani.
Teatro Real. Hasta el 21 de abril.
El exbailar¨ªn y core¨®grafo Jacopo Godani (La Spezia, Luguria, 1967) fue nombrado director art¨ªstico de la Dresden-Frankfurt Dance Company en el oto?o de 2015 (a¨²n no se llamaba as¨ª y tom¨® la silla rectora en septiembre). Poco m¨¢s de un a?o antes, en marzo de 2014, William Forsythe (Nueva York, 1949) hab¨ªa anunciado que dejaba la direcci¨®n de la Forsythe Company (su ¨²ltimo laboratorio particular, desinencia directa del Frankfurt Ballett), dejando en shock al mundo de la danza y proponiendo a Godani como su sucesor, siguiendo el estilo adoptado por John Neumeier en Hamburgo, que a su vez hab¨ªa nombrado al estadounidense Lloyd Riggins (Nueva York, 1969) su heredero, m¨¦todo protodin¨¢stico directo, inconcebible en otros sitios que no sea el ballet alem¨¢n. Y en ese momento comenz¨® el trabajo duro: mantener el prestigio y las ayudas, ampliar el mercado y crear un nuevo repertorio. Desprenderse del nexo umbilical con su predecesor era el faro direccional y seguir en la b¨²squeda de un lenguaje cor¨¦utico propio, un resultado estil¨ªstico original en la medida de lo posible.
Jacopo hab¨ªa entrado en las filas del Frankfurt Ballett en 1991, con lo que hab¨ªa trabajado casi una d¨¦cada con Forsythe, bajo su ¨¦gida est¨¦tica, lo que hab¨ªa, l¨®gicamente, creado todas las dependencias art¨ªsticas posibles. A¨²n hoy, ya con logros evidentes, en el trabajo del italiano vemos sutilmente las trazas din¨¢micas que relacionan ambos creadores. Forsythe no se equivoc¨® en la elecci¨®n. La compa?¨ªa actualmente vuelve a tener en repertorio algunas piezas del? norteamericano.
Tiene en proceso Godani su propia arte po¨¦tica (¨¦l naci¨® junto al llamado golfo de los poetas) y el programa monogr¨¢fico propuesto en el Teatro Real resulta un dec¨¢logo de intenciones y b¨²squedas, siempre con altas miras est¨¦ticas, con elegancia y un ¨®ptimo nivel de baile que roza la excelencia. La plantilla, cosmopolita como no pod¨ªa ser de otra manera, se entrega a una fren¨¦tica secuencia de exhibici¨®n corporal que los exprime y pone a prueba obra tras obra. Hay en el core¨®grafo un gusto por la precisi¨®n muy evidente. En cierto sentido, huye de la relajaci¨®n que intermediaba en el fraseo de Forsythe y apeg¨¢ndose f¨¦rreamente al acento musical. El uso apasionado y libertario de la t¨¦cnica ballet¨ªstica y de las zapatillas de punta de las mujeres en particular es un argumento que puede ser jugosa materia de an¨¢lisis, lo mismo que el uso de la torsi¨®n axial como un recurso de lenguaje primario, que no por yuxtapuesto al canon de Blasis (su contrario complemento, su ox¨ªmoron) pierde sentido.
El uso de m¨²sicos de gran capacidad interpretativa, la originalidad comprometida en la propia selecci¨®n musical y la s¨ªntesis pl¨¢stica con que est¨¢n dise?adas las escenas confluyen en definir una velada de ballet contempor¨¢neo refinada y exitosa. Godani parte esencialmente de la c¨¦lula matriz del ballet, el pas de deux, y lo expande o contrae a voluntad. Varios elementos citan a Forsythe a manera de exergo u homenaje: el panel de Echoes viene de Steptext; los oscuros repentinos y el tel¨®n que cae en guillotina cuando el ballet contin¨²a su curso viene Artifact, los desplazamientos y aforos civiles caminando con un distanciamiento liberado de toda impostaci¨®n, el uso limitado del salto y una din¨¢mica de pulsi¨®n-reacci¨®n que sugiere improvisaci¨®n donde no la hay. Tambi¨¦n en Godani perviven las huellas escol¨¢sticas de su formaci¨®n, el tiempo en la Escuela Mudra de Bruselas, donde se trabajaba sobre el ideario de Maurice B¨¦jart. Estos rasgos no est¨¢n en la superficie ni en la literalidad, sino en lo esencial y se verifica en las figuras de grupo y en la formaci¨®n cuerpo de baile, atomizando canon y ensemble en la transparencia y permeabilidad de las filas.
La amplificaci¨®n del sonido del cuarteto de cuerdas y la iluminaci¨®n con cierta penumbra casi omnipresente fueron dos elementos que jugaron en contra del espect¨¢culo. Las dimensiones del escenario y la lejan¨ªa de los focos en la parte alta de las bambalinas sum¨ªa la escena en una, a veces desesperante, oscuridad donde apenas pod¨ªan discernirse los bailarines. Por suerte, esto no ocurri¨® todo el tiempo. El p¨²blico que llenaba el Real aplaudi¨® larga y calurosamente a los artistas y al core¨®grafo.
Babelia
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