Bocadillos de primavera

La primavera ha llegado y, junto a las consabidas subidas de histamina, ha tra¨ªdo al lector de c¨®mics una fecundidad publicadora que hace complicada la recomendaci¨®n de tebeos, con pocas opciones m¨¢s all¨¢ de dejarse llevar por la locura y lanzarse al delirio comprador con la excusa de compensar la astenia estacional. En estas mismas p¨¢ginas ya se ha hablado, mucho y bien, de esa joya del noveno arte que es Lo que m¨¢s me gusta son los monstruos, el tit¨¢nico ejercicio creativo de Emil Ferris que publica Reservoir Books y que dar¨¢ conversaci¨®n durante a?os, por lo que dedicaremos este espacio a otras obras que no deben ser eclipsadas por la excepcionalidad de aquella. Obras que comparten con la creaci¨®n de Ferris la fascinaci¨®n por un camino personal y una calidad que escapa al territorio de la simple rese?a y merece la experiencia lectora individual.

Empecemos por el belga Brecht Evens, autor que ya demostr¨® su particular¨ªsima concepci¨®n de la narraci¨®n gr¨¢fica basada en una paleta crom¨¢tica bulliciosa y deslumbrante, que en Pantera (Astiberri) act¨²a de est¨ªmulo hipn¨®tico para dejar al lector desorientado ante una f¨¢bula de apariencia infantil que va mostrando disimuladamente aristas cortantes, que abren peque?as grietas por las que atisbar una oscuridad que rodea todo el relato hasta hacerse asfixiante. Un juego de espejos deformante en el que tambi¨¦n participa, desde otra perspectiva, Belleza, de Kerasco?t y Hubert Boulard (Astiberri). Cuento cl¨¢sico can¨®nico en su planteamiento, pero que encuentra pronto un desarrollo que deja la moralidad maniquea a un lado para explorar una humanizaci¨®n de la f¨¢bula m¨¢s pr¨®xima a la realidad.

La realidad tambi¨¦n forma parte del cat¨¢logo primaveral con Nieve en los bolsillos, de Kim (Norma Editorial), necesario relato de la emigraci¨®n espa?ola a Alemania durante los sesenta que aporta testimonios desconocidos de un proceso que no fue tan ordenado como vendi¨® el oficialismo franquista, en un argumento aprovechado hoy como ejemplo. Tambi¨¦n forma parte de esa realidad la invasi¨®n de Praga en 1968, que Vittorio Giardino relata con apabullante minuciosidad y elegante trazo en Jonas Fink 4: El librero de Praga (Norma Editorial). Aunque esa realidad puede ser una simple excusa para reescribirla desde una nueva memoria, desde una nueva historia: como hace Daniel Torres, que toma la figura de Picasso para realizar una sorprendente ficci¨®n que imagina al pintor malague?o como h¨¦roe de guerra en Picasso en la Guerra Civil (Norma Editorial). La conocida pasi¨®n del autor del Guernica por el c¨®mic, que se plasm¨® en el Sue?o y mentira de Franco, sirve para que el dibujante valenciano plantee una compleja estructura narrativa donde las historias van escondi¨¦ndose unas dentro de otras para crear su propio discurso de realidad. Pero el creador de Roco Vargas est¨¢ en estado de gracia y consigue no solo salir victorioso del reto, sino dejar al lector ante la duda razonable de haber le¨ªdo un episodio aut¨¦ntico de la historia.

Aunque en este camino entre realidad y ficci¨®n quiz¨¢s lo m¨¢s razonable es dejar libre la imaginaci¨®n hacia nuevos mundos inexplorados. No siempre es f¨¢cil, sobre todo si tu bagaje previo te liga al realismo de una u otra manera, como les ha pasado a Albert Monteys y Gipi. Es dif¨ªcil separar la trayectoria del primero de la s¨¢tira de la actualidad, pero en?Universo! (Astiberri) demuestra no solo un s¨®lido conocimiento del canon de la ciencia-ficci¨®n, sino una habilidad consumada para explorar propuestas de alto riesgo narrativo con ¨¦xito, que no ahorra acertadas incursiones en el humor. El italiano no se queda atr¨¢s en La tierra de los hijos (Salamandra Graphic), atrevi¨¦ndose con el g¨¦nero posapocal¨ªptico para crear una historia tan personal y opresiva como atractiva. Reflexiones sobre un futuro sin futuro que dejan la definici¨®n de humanidad en el vertedero de lo in¨²til.

Belleza, de Kerasco?t y Hubert Boulard, es un cuento cl¨¢sico can¨®nico en su planteamiento

Aunque quiz¨¢s la primavera tenga tambi¨¦n su canon rom¨¢ntico y necesite historias de amor, de esas arrebatadoras que logran pronto el adjetivo de ¡°universales¡±. Quiz¨¢s Emmanuel Guibert no consiga ninguna de las dos cosas en Martha y Alan (Salamandra Graphic), porque su aproximaci¨®n es minimalista, pausada y tranquila, recorriendo una historia de amor que nunca llega a escribirse. Con esa parsimonia, claro, desaparece esa pasi¨®n de ambici¨®n universalista, pero logra sobrevivir al tiempo y, sobre todo, desbordar belleza hasta dejar al lector enamorado tambi¨¦n de unas planchas que obligan al detenimiento y a la remembranza personal.

Hay tambi¨¦n en esta estaci¨®n que ya casi termina espacio para el ensayo en c¨®mic, como el que plantean Sagar y Jordi Carri¨®n en G¨®tico (Norma Editorial), arriesgada propuesta que es capaz de explorar desde la historia acad¨¦mica los or¨ªgenes de la historieta para encontrar ra¨ªces comunes entre el g¨®tico catal¨¢n y el noveno arte. Un hilo del que tirar que lleva a dotar al c¨®mic de ilustres antepasados dentro de una narrativa dibujada m¨¢s antigua que la literaria.