Halloween bajo el mar
Una pel¨ªcula autoconsciente de su intrascendencia, pero constantemente llamativa en sus movimientos, texturas y dise?os de personajes
HOTEL TRANSILVANIA 3: UNAS VACACIONES MONSTRUOSAS
Direcci¨®n: Genndy Tartakovsky.
Animaci¨®n.
G¨¦nero: comedia. Estados Unidos, 2018.
Duraci¨®n: 97 minutos.
Transformar un gui?o gastado por el uso en un momento din¨¢mico e imaginativo es algo tan meritorio como inhabitual en las ligas menores de la animaci¨®n 3D. En Hotel Transilvania 3: unas vacaciones monstruosas aparece el en¨¦simo eco del celebrado pr¨®logo de En busca del arca perdida (1981) ¨Ca su vez, reciclaje de t¨®picos extra¨ªdos de montones de viejos seriales cinematogr¨¢ficos-, pero el director Genndy Tartakovsky consigue trascender la redundancia mediante una idea c¨®mica de primera: transformarlo en una secuencia de musical, donde los pelda?os de un templo sumergido, sembrado de trampas, cumplen la funci¨®n de una escalera de revista para una improbable pareja de baile.
Tartakovsky, que en sus trabajos televisivos ¨CEl laboratorio de Dexter, Samurai Jack, Star Wars: Clone Wars- practicaba una animaci¨®n de trazo estilizado y sint¨¦tico que recordaba a la revoluci¨®n est¨¦tica de los cincuenta ¨Cla UPA, la escuela de Zagreb y la animaci¨®n publicitaria-, lleva ya tres largometrajes logrando algo encomiable: resistirse a las inercias de homogeneizaci¨®n de la animaci¨®n digital no solo para que su trazo siga siendo reconocible, sino tambi¨¦n para experimentar con nuevas modalidades de movimiento que entroncan con otros referentes hist¨®ricos. El cineasta, que estuvo a punto de resucitar a Popeye para la animaci¨®n digital, recurre claramente a la po¨¦tica del movimiento de los hermanos Fleischer, que, lejos de la vocaci¨®n de realismo y la verosimilitud dram¨¢tica y emocional de la animaci¨®n disneyana, pon¨ªa la gestualidad de sus personajes al puro servicio del gag. La apuesta puede resultar algo agotadora, pues Tartakovsky no escatima gags visuales, aunque sean a fondo de plano, pero la capacidad de invenci¨®n expresiva es constante.
Una descendiente de Van Helsing situada entre Betty Boop y una joven Angela Lansbury, junto a una grimosa resurrecci¨®n steam-punk de Abraham Van Helsing, son las grandes incorporaciones al elenco de esta pel¨ªcula autoconsciente de su intrascendencia, pero constantemente llamativa en sus movimientos, texturas y dise?os de personajes. Una Atl¨¢ntida reconvertida en Las Vegas contrasta con el perezoso impulso de seguir bromeando sobre la Macarena de Los del R¨ªo, pero este trabajo sabe muy bien c¨®mo hacerse disculpar sus puntuales debilidades.
Babelia
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