Celsius 232 2018 - ?Pastilla roja o pastilla azul?
Wittgenstein, Lovecraft y la mitolog¨ªa universal protagonizaron la secci¨®n 'Letras y bits' del festival avilesino dedicado al fant¨¢stico
"De lo que no se puede hablar, es mejor callarse". Y, sin embargo, dio tanto de que hablar esa bella, sarc¨¢stica y demoledora frase. As¨ª termin¨®, con fin¨ªsima y devastadora iron¨ªa, su Tractatus el fil¨®sofo Ludwig Wittgenstein. Y as¨ª la record¨® Tom Jubert, dise?ador de videojuegos de profesi¨®n y fil¨®sofo de formaci¨®n, durante la jornada de ayer en el festival Celsius 232 de Avil¨¦s. Jubert fue la estrella de la primera jornada de la secci¨®n Letras y Bits, con la que colabora 1UP en la moderaci¨®n de las mesas junto con Keith Stuart de The Guardian, y que funde videojuegos y literatura desde una perspectiva cultural.
Jubert enfrent¨® a su auditorio con una ardua y fascinante reflexi¨®n sobre la filosof¨ªa tras los videojuegos. El joven dise?ador, de 33 a?os aunque se define ya como "hombre de mediana edad", habl¨® de su trabajo tras t¨ªtulos independientes de gran ¨¦xito como The swapper, Faster than light, The Thalos principle o Subnautica. Juegos tras los que subyac¨ªa un amor personal por la filosof¨ªa y un deseo por difundir tal amor. "La raz¨®n por la que hago videojuegos y no otra cosa tiene dos respuestas. La verdadera y emocional: ?porque me encantan los videojuegos! Pero puedo dar una m¨¢s racional. Que la filosof¨ªa a m¨ª me cambi¨® la vida y que quiero compartir por qu¨¦ a trav¨¦s de mi obra. Creo que los videojuegos son el medio perfecto para poner en juego la filosof¨ªa y los dilemas ¨¦ticos. Adem¨¢s, hasta hace muy poco, nadie se preocupaba en mirar mucho lo que escrib¨ªas. Mis jefes, desde luego, no lo hac¨ªan".
Hubert reflexion¨® sobre su condici¨®n de rara avis de la industria. Quit¨® importancia a su ¨¦xito, afirmando que tampoco cree que sea "tan buen escritor" y que el hallazgo de sus juegos tal vez provenga de su "inusual perspectiva" sobre el mundo. Manifest¨® su viraje de la filosof¨ªa occidental a la oriental y dio un emotivo discurso ante una pregunta de este peri¨®dico. "?Qu¨¦ dice de los occidentales el hecho de que nuestra filosof¨ªa lleve habitualmente a angustiosas preguntas y la oriental serene?".
Jubert sonri¨® y, con cierto temblor en la voz, habl¨® de Wittggenstein y los colores con un recuerdo a esa decisi¨®n nihilista que tan gr¨¢ficamente plante¨® Matrix. "En la vida puedes tomar la pastilla roja o la pastilla azul. La pastilla roja es la filosof¨ªa occidental, que parte la realidad en parcelas cada vez m¨¢s peque?as y luego intentar reconstruirla. Es una aproximaci¨®n muy buena para controlar el mundo y a las personas, para hacer que vuelen aviones, por ejemplo. Pero es muy mala como cimientos para vivir. La azul, sin embargo, acepta que no podemos comprender lo real. Y por eso nos serena".
Hubo m¨¢s reflexiones de calado durante la jornada. Por ejemplo, en la presentaci¨®n del libro El so?ador de Providence (H¨¦roes de papel, 2018) con su autor Carlos Gurpegui. El autor inform¨® del "prop¨®sito divulgador" de su obra, que pretende "actualizar el conocimiento acad¨¦mico" del escritor del fant¨¢stico probablemente m¨¢s influyente del siglo XX. Ese conocimiento, en Espa?a, sigue anquilosado en unas ideas respecto a la figura de Lovecraft y m¨¢s gravemente de su obra que las ¨²ltimas investigaciones acad¨¦micas, especialmente las de la escena anglosajona, han dejado atr¨¢s. La visi¨®n de Lovecraft como un extra?o mis¨¢ntropo asexuado, por ejemplo. Pero tambi¨¦n la confusi¨®n respecto a la esencia de sus textos, que no es una lucha del bien contra el mal sino muy al contrario la insignificancia de lo humano ante la enormidad del cosmos.
Dicha confusi¨®n viene dada por el papel que jug¨® August Derleth en la difusi¨®n de la obra de Lovecraft, figura a la que Gurpegui dio una de cal y una de arena. "Al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar. Es verdad que sin ¨¦l probablemente no se hubiera conservado la obra de Lovecraft. Pero es verdad tambi¨¦n que continu¨® su obra aduciendo que ten¨ªa cartas, que nunca revel¨®, que demostraban c¨®mo Lovecraft quer¨ªa inculcar a su obra de una visi¨®n maniquea que realmente nada ten¨ªa que ver con ¨¦l, un ateo convencido". Los motivos de Derleth para retorcer la visi¨®n del autor original obedec¨ªan a su ferviente cristianismo y tambi¨¦n a su gran ego, ego que lo distanci¨® y hasta enemist¨® con los integrantes del C¨ªrculo de Lovecraft ¡ªentre los que se encontraban autores como Robert Bloch (Psicosis), Robert E. Howard (Conan) o Clark Ashton Smith (Zothique)¡ª, un grupo de amigos escritores que entendieron la gestaci¨®n de una mitolog¨ªa cruzada y com¨²n con el autor de Providence como el abuelo de todos ellos.
Esta primera jornada de videojuegos y literatura, a la que seguir¨¢n otras dos, tambi¨¦n tuvo un vistazo a uno de los grandes fen¨®menos del videojuego: la saga Final fantasy, que ha vendido m¨¢s de 135 millones de juegos y ha recaudado m¨¢s de 8.000 millones de euros. Los autores Carlota Fern¨¢ndez y Miguel Mart¨ªnez, que junto a Marta Garc¨ªa firman Explorando final fantasy (Di¨¢bolo Ediciones, 2018), ahondaron en un car¨¢cter extraordinario de esta saga, c¨®mo consigue mezclar mitos, est¨¦ticas y sociedades en un t¨®tum revol¨²tum capaz de tamizar un sabor concreto.
"Hay de todo, mitos n¨®rdicos como Od¨ªn, hind¨²es como Shiva o est¨¦ticas modernas y nada te produce extra?eza. Todo tiene un sentido conjunto", declar¨® Fern¨¢ndez. Mart¨ªnez reflexion¨® sobre lo que m¨¢s le sorprende a ¨¦l: "Que si nos hablan de un Ifrit, un Od¨ªn o un Shiva pensamos autom¨¢ticamente en Final fantasy y no en los mitos de los que provienen. As¨ª de poderosos son estos juegos". Y la reflexi¨®n, divulgaci¨®n y difusi¨®n sobre ellos, como record¨® uno de los directores del festival Jorge Iv¨¢n Argiz, est¨¢ alcanzando al fin el vuelo de estas obras del d¨¦cimo arte.
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