Muere Mac, el cartelista de ¡®El verdugo¡¯, ¡®Doctor Zhivago¡¯ y ¡®Los 10 mandamientos¡¯
Macario G¨®mez realiz¨® m¨¢s de 4.000 p¨®sters para todas las grandes productoras de cine
A¨²n hoy, la imagen de una pel¨ªcula es su cartel. Y as¨ª est¨¢n en el imaginario colectivo, un Charlton Heston abrazado a las tablas de la ley con el fara¨®n Yul Brynner contempl¨¢ndolo rabioso (Los 10 mandamientos); la mano ante el rostro de Anthony Perkins (Psicosis), el rostro tan bello como altivo por su cuello alzado de Greta Garbo (Ninotchka), los rostros juntos de Omar Sharif y Julie Christie, entre la caballer¨ªa roja y un palacio invernal, para Doctor Zhivago... Todos ellos fueron realizados por uno de los mejores cartelistas de todos los tiempos que han ilustrado el s¨¦ptimo arte, el catal¨¢n Macario G¨®mez Quibus, Mac como firma profesional, que ha fallecido a los 92 a?os este s¨¢bado.
Unos 4.000 carteles avalan una labor de renombre internacional, pero que fue inversamente proporcional a los beneficios y reconocimientos que tuvo G¨®mez en una vida que nunca le fue f¨¢cil. Hijo de humild¨ªsimos campesinos de Huesca emigrados, naci¨® en Reus en 1926 y a los dos a?os se quedaba hu¨¦rfano de padre y a merced de los vaivenes econ¨®micos que apenas mitigaron cuando su madre pudo colocarse como portera. La pasi¨®n por dibujar, a pesar de que la Guerra Civil trunc¨® en un primer momento sus estudios de Bellas Artes, fue lo ¨²nico estable en su vida, de lo que ya daba muestras con siete a?os, cuando en el recreo espiaba a los alumnos mayores durante las clases de dibujo y los repet¨ªa.
Llegado a Barcelona, trabaj¨® para el Estudio Dom¨ªnguez, dedicado a la decoraci¨®n de fachadas de cine, labor que ¨¦l compaginaba con anuncios a pluma para la prensa. Con una habilidad pasmosa para reproducir los rostros de las grandes estrellas, una imaginaci¨®n inusual y rompiendo los tradicionales encuadres, la trayectoria le cambi¨® cuando, estando ya en la empresa Esquema, realiz¨® el cartel de Ivanhoe, con un imponente Robert Taylor, que acab¨® llamando la atenci¨®n de los responsables europeos de la Metro Goldwyn Mayer, que se desplazaron desde Par¨ªs para conocerle. ¡°Recuerdo que les dijo a mis jefes que deb¨ªan pagarme m¨¢s; esper¨¦ a final de mes y me subieron 100 pesetas; me pareci¨® miserable y entonces decid¨ª dejarles¡±, recordaba el propio dibujante. Era en 1955: nac¨ªa MAC.
Ser¨ªan, desde entonces, 33 a?os de trabajo independiente, pero siempre bajo las mismas coordenadas: ¡°Trabajaba con guasch y no al aceite porque se secaba en 10 minutos y eso me permit¨ªa entregar a tiempo, ya que los encargos sol¨ªan ser siempre de un d¨ªa para otro¡±. En un vertiginoso plazo as¨ª sali¨® el de El verdugo, de Berlanga, con una reconocible caricatura de Pepe Isbert, cuya sombra negra cobijaba el t¨ªtulo de la pel¨ªcula en informales letras de colores, ¡°que siempre eran lo que costaba m¨¢s de hacer¡±.
A pesar de las premuras de tiempo, ¡°yo ten¨ªa que ver las pel¨ªculas para hacerlo bien¡±, record¨® hace apenas cuatro a?os, en el marco de una gran exposici¨®n-homenaje que organiz¨® la Filmoteca de Catalu?a. Si la producci¨®n era de alguna de las grandes (Paramount, Universal, Fox¡) las visionaba ¡°sentado en una butaca con un bot¨®n que yo apretaba cuando ve¨ªa un fotograma que me interesaba y, no s¨¦ c¨®mo, as¨ª quedaba marcado¡±; si no hab¨ªa ni ese tiempo o la producci¨®n era m¨¢s modesta, le pasaban una sinopsis del guion y fotos en blanco y negro ¡°y yo ya me hacia la composici¨®n y coloreaba¡±.
As¨ª llegar¨ªa en 1956, para una reposici¨®n en Espa?a, el cartel de Los diez mandamientos; tanto le gust¨® a Heston, que quiso conocerle. Lo hizo tres a?os despu¨¦s, en 1959, aprovechando que estaba en Espa?a rodando El Cid, regal¨¢ndole Mac entonces un retrato a partir de su imagen del cartel, que el actor colg¨® durante a?os en su despacho. Incansable, la producci¨®n de G¨®mez ser¨ªa ingente y muy popular: corr¨ªa por todo el mundo, pero eso no lo supo hasta mucho m¨¢s tarde. ¡°Yo entregaba los carteles, pero no me retornaban ninguno nunca; tampoco cobraba derechos de autor: se me pagaban una vez y basta; nunca supe que medio mundo los contemplaba¡±.
Michael Caine, trajeado y circunspecto, apuntando con un rifle desde arriba para Asesino implacable; la actitud protectora de Clark Gable con Marilyn Monroe para Vidas rebeldes o el vaquero de riguroso negro que, bajo el ardiente sol, pisa la mu?eca de un muerto para arrebatarle el rev¨®lver en La muerte ten¨ªa un precio son algunos de sus m¨¢s celebrados trabajos, si bien estaba especialmente satisfecho de los tres o cuatro James Bond que hizo, en particular del de Agente 007 contra el Doctor No, con tres bellos rostros femeninos enmarcando al gran Bond de Sean Connery, a cuya silueta se acomodaba el t¨ªtulo, donde el doble cero acog¨ªa sendas calaveras. La lista pod¨ªa haberse ampliado con el de La guerra de las galaxias, pero el encargo de esbozo que le pidi¨® el propio George Lucas no lleg¨® a tiempo para ser producido. Eso s¨ª, le fue pagado¡
Como no ten¨ªa los originales, G¨®mez repiti¨® con los a?os algunos de sus carteles m¨¢s queridos, ejercicio que en parte le ayud¨®, ya en los a?os 80, a adaptarlos para las car¨¢tulas de los v¨ªdeos. Con el tiempo, empezar¨ªan a llegar unos reconocimientos (en 2012, el festival de Sitges estren¨® el cortometraje biogr¨¢fico Un chico de portada, de David Mu?oz; fue nombrado miembro de honor de la Academia del Cine Catal¨¢n en 2013; Creu de Sant Jordi de la Generalitat en 2014¡) que hasta entonces solo hab¨ªa tenido de algunos actores, como Sara Montiel, si bien tambi¨¦n rechaz¨® alguna suculenta oferta para trasladarse a trabajar a Francia y EE UU: no quer¨ªa abandonar su entorno familiar. Su ¨²ltimo cartel fue para El placer de matar, de 1988.
¡°Nunca pens¨¦ en el dinero, por eso me explotaron tanto¡±, admit¨ªa hace poco quien entend¨ªa que ¡°la pintura es una fotograf¨ªa hecha a mano¡±. Lo demostr¨® unas 4.000 veces.
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