Carlos Reygadas desdobla su realidad en ¡®Nuestro tiempo¡¯
El cineasta mexicano presenta en el certamen una pel¨ªcula protagonizada por ¨¦l y su familia
Antes de aterrizar en el Lido de Venecia, Carlos Reygadas (Ciudad de M¨¦xico, 1971) visit¨® en R¨¢vena el mausoleo de Gala Placidia, la hermana del emperador Honorio. En ese recinto del siglo V patrimonio de la humanidad, el director mexicano reafirm¨® sus creencias sobre lo que debe ser el arte. ¡°All¨ª ves la abstracci¨®n m¨ªstica¡±, dijo Reygadas, quien se considera amante de lo bizantino. ¡°Ves a un divino pastor sentado entres sus ovejas, hecho solo con mosaicos, y te das cuenta de que la realidad se desdobla y hay una abstracci¨®n. No es una copia pura de la realidad, pero al mismo tiempo es perfectamente reconocible para que cualquiera pueda conectar con lo oculto, con lo misterioso¡±.
Los juegos entre ficci¨®n y realidad en el arte son retomados en Nuestro tiempo, la sexta pel¨ªcula de Reygadas, que se ha estrenado este mi¨¦rcoles en la competici¨®n oficial del festival italiano. El cineasta present¨® la historia de una familia que administra una ganader¨ªa de toros de lidia en el Estado de Tlaxcala, en el campo mexicano. El matrimonio de Juan, un poeta, y su esposa Ester, la administradora del rancho, entra en crisis despu¨¦s de 15 a?os de relaci¨®n cuando ¨¦l descubre que ella tuvo una aventura que trat¨® de ocultar con Phil (Phil Burgess), un entrenador estadounidense de caballos. Nuestro tiempo?profundiza en uno de los temas recurrentes del cineasta, los problemas de comunicaci¨®n y empat¨ªa en la condici¨®n humana. Pero esta vez lo lleva al entorno m¨¢s ¨ªntimo.
Reygadas a?ade provocaci¨®n al argumento, y una comprensible dosis de morbo, al interpretar a Juan en su primer papel protag¨®nico. El rol de Ester es para Natalia L¨®pez, su mujer en la vida real y quien tambi¨¦n debuta por primera vez frente a la c¨¢mara. Los ni?os del matrimonio son interpretados por sus hijos, como sucedi¨® en su anterior cinta, Post Tenebras Lux, que adem¨¢s fue filmada en la casa de la familia en Tepoztl¨¢n, al sur de la Ciudad de M¨¦xico.
A pesar de esto, Reygadas niega que la pel¨ªcula se trate de un ¡°happening o una reinterpretaci¨®n¡± de su vida. ¡°Eso podr¨ªa pensar el espectador poco avezado¡±, asegura en la entrevista. Para ¨¦l, la decisi¨®n de colocarse frente a la c¨¢mara para tratar de la insatisfacci¨®n marital fue una ¡°banalidad¡± porque pudo haber sido ¡°cualquier otro¡±. ¡°El ser que se mete a encarnar un papel lo que tiene que aportar es su presencia f¨ªsica. Su tono de voz, su piel, sus gestos, su aura, si quieres hablar de una presencia m¨¢s trascendente. Pero ¨¦l no lleva el peso de la pel¨ªcula, es un elemento m¨¢s¡±.
Es obvio que Reygadas buscaba algo m¨¢s personal en Nuestro tiempo. Se convirti¨® en protagonista cuando la pel¨ªcula llevaba dos semanas de rodaje. Algo similar pas¨® con Natalia, que se convirti¨® en actriz principal despu¨¦s de un largo proceso en el que se entrevist¨® a 300 personas entre profesionales y aficionadas. Tambi¨¦n hab¨ªa mucho que decir. El guion inicial ten¨ªa 150 p¨¢ginas, tres veces m¨¢s de lo que el director acostumbra a escribir. El primer corte fue de cuatro horas y media. El resultado es de casi tres horas.
Nuestro tiempo exige otra lectura dentro del cine vivencial de Reygadas, quien compite por primera vez por el Le¨®n de oro. ¡°A pesar de que en esta pel¨ªcula est¨¢n mis hijos, de que estoy yo y mi mujer, es probablemente menos autobiogr¨¢fica que Luz silenciosa, hablada en alem¨¢n y sobre una religi¨®n que no es la m¨ªa¡±, consider¨®.
Este debate aporta a Reygadas armas para cargar en contra del cine convencional. ¡°La ficci¨®n de hoy en d¨ªa me tiene deprimido. Parece que el cine se trata ahora de contar una historia cada vez m¨¢s rara que la anterior. Cuando nos centramos m¨¢s en la originalidad que en la mirada y la manera de sentir y presentar, el cine es cada vez m¨¢s rid¨ªculo y pierde fuerza¡±.
Esto le recuerda a cuando se cre¨ªa que el objetivo m¨¢ximo de la pintura era capturar a la perfecci¨®n una gota de vino en una copa de cristal en un bodeg¨®n. ¡°Para m¨ª solo puede surgir el misterio¡ª el objetivo ¨²ltimo de la creaci¨®n humana¡ªcuando uno desdobla la realidad. Si no hay desdoblamiento solo hay copia de la realidad, que es para m¨ª una de las carencias m¨¢s graves del cine contempor¨¢neo¡±. Con ponerse frente a la c¨¢mara, Reygadas espera haber creado la misma magia y misterio que observa 16 siglos despu¨¦s frente a los mosaicos del sepulto de Gala Placidia.
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