La vida secreta de Johnny Cash
Para el gran p¨²blico, era ¡°el cantante que actuaba en las c¨¢rceles¡±. Dos nuevos libros recuerdan que su obsesi¨®n personal consist¨ªa en difundir el cristianismo

Hoy 12 de septiembre se conmemoran los 15 a?os de la muerte de Johnny Cash (1932-2003). Resulta revelador que, por lo que sabemos, no haya ning¨²n lanzamiento previsto por parte de las discogr¨¢ficas que aqu¨ª gestionan su legado; por el contrario, nos llegan dos bonitos libros con su nombre en portada.
Signo de los tiempos: confirmaci¨®n de que la crisis no afecta por igual a todas las ramas de la industria cultural. Igualmente un indicador de que Johnny Cash ya no funciona tanto como cantante y s¨ª como s¨ªmbolo: la encarnaci¨®n de virtudes como la resiliencia, la honestidad o la compasi¨®n. O tambi¨¦n, ya que estamos, la representaci¨®n del ego¨ªsmo del artista, de una ol¨ªmpica capacidad para mentir, del poder de las drogas. Una gama de bondades y vicios que se desarrollan minuciosamente en la biograf¨ªa de Robert Hilburn.
Una grata sorpresa, por cierto. Hilburn fue el responsable de m¨²sica pop en Los Angeles Times, donde tend¨ªa a mostrarse, eh, extremadamente afable con las grandes figuras. Dado que Johnny Cash hizo persistentes esfuerzos para establecerse como actor en cine y televisi¨®n, Hilburn disfrut¨® de abundantes ocasiones para entrevistarle; incluso fue el ¨²nico periodista musical presente en la grabaci¨®n del memorable At Folsom Prison.
De origen sure?o, como Johnny, Hilburn se ha beneficiado de la verdadera avalancha de tomos dedicados al cantante, algunos escritos desde la mayor proximidad (hijos, m¨²sicos, la primera esposa). Sin olvidar las dos autobiograf¨ªas publicadas por Cash, que contribuyeron a esculpir en piedra no pocos mitos.
Muchas de las ¡®an¨¦cdotas simp¨¢ticas¡¯ que Cash se deleitaba en compartir bordearon la tragedia
Met¨®dicamente, Hilburn desmonta esas leyendas del Pecador Redimido. Johnny no dej¨® las drogas (de farmacia) tras tal o cual experiencia traum¨¢tica: el uso de estimulantes se prolong¨® durante d¨¦cadas, contagiando su adicci¨®n a miembros de su familia. Muchas de las ¡°an¨¦cdotas simp¨¢ticas¡± que Cash se deleitaba en compartir bordearon la tragedia, como el devastador incendio que provoc¨® en el californiano Los Padres National Forest.
Uno de los pilares del Hombre de Negro era su s¨®lida relaci¨®n con June Carter. Seg¨²n los confidentes de Hilburn, Cash ced¨ªa demasiadas veces a las tentaciones carnales: una aventura con Anita Carter, su cu?ada, estuvo a punto de dinamitar su matrimonio. June tampoco sale indemne de la biograf¨ªa, con su insistencia en un alto nivel de vida. Un problema constante de Johnny fue la discrepancia entre sus ingresos y el lastre de mantener a una familia extensa y pagar (generosamente) a demasiados empleados. ?Consecuencia? Giraba sin cesar.
Tendemos a olvidar que, aparte de dos o tres picos de popularidad en el mainstream, Cash se desempe?¨® como artista country, entonces una m¨²sica de econom¨ªa modesta, en t¨¦rminos de cach¨¦s y presupuestos: los discos eran breves y se confeccionaban a toda prisa. Aqu¨ª reside la fuente de los conflictos de Johnny con la industria de Nashville: cuando se sent¨ªa motivado, tend¨ªa a crear ¨¢lbumes ambiciosos, con canciones que frecuentemente ignoraban las convenciones de las emisoras vaqueras.
Con excepci¨®n de los discos navide?os, Hilburn repasa y valora todos los lanzamientos de Cash. Detecta los ¡°pr¨¦stamos¡± a la hora de componer determinados temas: Folsom Prison Blues deriva del Crescent City Blues, del arreglador Gordon Jenkins. Demonios, Hilburn hasta localiza a un compa?ero de cuartel de Johnny, que testifica sobre el impacto del disco de Jenkins en Johnny.
Eso ocurr¨ªa a principios de los a?os cincuenta, en la Rep¨²blica Federal de Alemania, cuando ejerc¨ªa como soldado de la Fuerza A¨¦rea especializado en interceptar mensajes en morse enviados por el Ej¨¦rcito Rojo. Punto a destacar: Cash pod¨ªa parecer, hablando brutalmente, un paleto de Arkansas, pero viaj¨® mucho a Europa, grabando discos en Alemania, Checoslovaquia, Suecia¡ En compensaci¨®n, el sello germano Bear Family ha rescatado asombrosas rarezas, incluyendo filmaciones de conciertos donde se evidencian los efectos del speed.
?Hemos avisado que este libro no es apto para lectores espor¨¢dicos? Requiere dedicaci¨®n y, por supuesto, tolerancia por las peculiaridades del country. Como su flexibilidad ideol¨®gica: la familia Cash se benefici¨® directamente del new deal de Roosevelt, pero eso no le impidi¨® hacer apariciones p¨²blicas que supon¨ªan apoyar a Richard Nixon, el racista Lester Maddox o aquel predecesor de Trump llamado H. Ross Perot.
En realidad, fueron encuentros propios del circuito de las celebrities. Johnny se identificaba m¨¢s con los desfavorecidos: gente del campo, trabajadores industriales, indios nativos, prisioneros. Actu¨® con frecuencia en reformatorios y penitenciar¨ªas. Se interes¨® por un compositor encarcelado, Glen Sherley; logr¨® su libertad, pero el hombre result¨® incontrolable. M¨¢s duro fue lo ocurrido en Navidad de 1981, cuando ¡ªen su residencia de Jamaica¡ª fueron asaltados por tres j¨®venes atracadores. La experiencia fue aterradora, pero salieron indemnes; sin embargo, la brutal polic¨ªa jamaicana fue localizando y ejecutando a los ladrones. Cash escribi¨® luego que ¡°comprend¨ªa su desesperaci¨®n¡±, pero nada hizo por evitar aquellos asesinatos extrajudiciales.
Un problema moral para un artista que demostr¨® constancia en su labor de evangelista. Cuando abandon¨® Sun Records por la poderosa Columbia, exigi¨® garant¨ªas de que podr¨ªa grabar ¨¢lbumes de g¨®spel. Y lo hizo con regularidad, aparte de financiar pel¨ªculas religiosas rodadas en Israel. Dedic¨® varios a?os a una novela sobre la conversi¨®n de san Pablo, ahora traducida como El hombre de blanco. Aspiraba a escribir algo similar a Ben Hur, reconoce; seamos ben¨¦volos y digamos que fue un esfuerzo bald¨ªo, solo apto para creyentes.
Johnny Cash.?Robert Hilburn. Traducci¨®n de ?scar Palmer Y¨¢?ez. Es Pop Ediciones, 2018. 688 p¨¢ginas. 30 euros. A la venta el 31 de octubre.
El hombre de blanco.?Johnny Cash. Traducci¨®n de Luis Murillo Fort. Reservoir Books, 2018. 267 p¨¢ginas. 20,90 euros.
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