El cine ind¨ªgena ecuatoriano quiere sacudirse los estigmas
Las pel¨ªculas de los pueblos originarios retratan su realidad pol¨ªtica y reivindican su derecho a narrar su propia visi¨®n de las cosas
La etiqueta de cine ind¨ªgena a veces incomoda a los realizadores ecuatorianos que se han animado a mostrar la realidad de los pueblos ancestrales. Muchos prefieren que se hable de cinematograf¨ªa de pueblos y nacionalidades o, simplemente, de cine. ¡°El cine como arte no tiene que estar limitado. Las clasificaciones como antropol¨®gicas o etnogr¨¢ficas son apelativos que desconocen todo el proceso. Tenemos que descolonizar esto¡±, dice Alberto Muenala, cineasta de origen kichwa, formado en M¨¦xico y padre de Killa (Luna), el primer largometraje de ficci¨®n con el quechua como idioma principal, estrenado en salas comerciales en 2017.?
El cine hecho por ind¨ªgenas o sobre ind¨ªgenas suele quedarse en sus comunidades, pero hay una gran producci¨®n que crece a espaldas de los circuitos convencionales. Este a?o tres producciones ecuatorianas han llegado al Festival Internacional de Cine y Comunicaci¨®n de los Pueblos Ind¨ªgenas, que se celebra hasta el 16 de octubre en Guatemala. Una usa la animaci¨®n para mostrar las tradiciones orales del pueblo kichwa. Samia Maldonado, directora del cortometraje La leyenda de la nuera Tortolita, explica que uno de sus motores es fortalecer su cultura. Todo comenz¨® como una necesidad urgente de autorepresentaci¨®n. ¡°Nos dimos cuenta de que la forma como nos representan o como hablan sobre nosotros no era la apropiada¡±, cuenta Maldonado. ¡°Ten¨ªamos que hablar nosotros que estamos dentro¡±.?
Los primeros intentos de contar el mundo ind¨ªgena tienen 10 a?os. Esas producciones fueron ensayos para muchos realizadores que no ten¨ªan demasiadas nociones de hacer c¨¢mara o editar, pero s¨ª ten¨ªan claro que quer¨ªan sustituir las im¨¢genes del levantamiento ind¨ªgena que lleg¨® a la capital de Ecuador en los a?os noventa y que era casi lo ¨²nico que se ve¨ªa de los pueblos originarios. Ellos quer¨ªan mostrar otro rostro. ¡°Lo audiovisual fue una herramienta de lucha para contar lo que no hab¨ªa sido contado desde los pueblos. Nuestro trabajo fue distinto, no era llegar y poner la c¨¢mara. Nosotros llegamos, consensuamos, hacemos un guion de forma conjunta¡±, explica Saywa Escola, una de las directoras de Tierra de cuentos, que tambi¨¦n est¨¢ en la muestra cinematogr¨¢fica de Guatemala.?
Las producciones hechas por los ind¨ªgenas se esmeran en posicionar pol¨ªticamente su realidad. ¡°Los pueblos han sacado productos en base a la defensa de su territorio¡±, explica Olmedo Carrasquilla, un periodista paname?o que lleva al festival de Guatemala la historia de un grupo de ind¨ªgenas ecuatorianas que cuidan la selva. ¡°La idea es mostrar su forma de vida, que es distinta a la urbana e incentivar el sentimiento ancestral¡±.?
El trabajo colectivo y el empe?o por capacitarse y entusiasmar a otras comunidades motivan a los realizadores ind¨ªgenas. ¡°Hemos ido conformando nuevos colectivos de comunicaci¨®n para que tambi¨¦n ellos contagien a sus c¨ªrculos y esto se vuelva m¨¢s amplio¡±, dice Maldonado, quien form¨® la Asociaci¨®n de Productores Audiovisuales Kichwa-Otavalo (APAK).?
La formaci¨®n profesional que muchos han alcanzado no les evita la etiqueta de amateur. ¡°Otros cineastas nos dicen que el cine es otra cosa, pero nosotros hemos aprendido a colocar la c¨¢mara, hemos roto algunos esquemas¡±, defiende Escola. ¡°Para nosotros es cine y es una herramienta de lucha¡±.?
Desde el sector p¨²blico, tambi¨¦n se percibe cierta discriminaci¨®n al repartir fondos de financiamiento para el cine comunitario. ¡°Conseguimos apoyo, pero es un presupuesto m¨¢s bajo¡±, explica Muenala. El cineasta recibi¨® 60.000 d¨®lares para producir y distribuir en dos concursos en diferentes a?os. Sin embargo, Killa rond¨® los 170.000 d¨®lares. ¡°Cuando haces cine m¨¢s profesional, no pueden enmarcarnos en el cine comunitario. Nosotros queremos un cine con los mismos derechos¡±.?
Babelia
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