¡°No creo que se pueda hacer una lista de los mejores escritores, esto no es una carrera de caballos¡±
Tras ser incluido por el Hay Festival en la selecci¨®n de los mejores autores j¨®venes latinoamericanos, el mexicano Daniel Salda?a publica su segunda novela
Dice Daniel Salda?a (Ciudad de M¨¦xico, 1984) que comparte pocas obsesiones con el protagonista de su segunda novela, El nervio principal (Sexto Piso), un tipo que, postrado en su cama, ap¨¢tico y deprimido, lanza la mirada 23 a?os atr¨¢s a la caza de recuerdos que, ¡°confiado en las virtudes redentoras de la escritura¡±, le expliquen por qu¨¦ termin¨® as¨ª. Pero s¨ª pas¨® Daniel Salda?a tres a?os escribiendo desde la cama, como su antih¨¦roe, empujado por las circunstancias, en un ¡°departamento min¨²sculo de Montreal¡± donde, ¡°en un invierno cruel¡±, sac¨® adelante esta novela que le ha acomodado entre los escritores m¨¢s sobresalientes de su generaci¨®n en espa?ol, pertenencia la lista Bogot¨¢ 39 incluida ¡ªuna selecci¨®n de los 39 mejores autores latinoamericanos menores de 40 a?os realizada por el Hay Festival¡ª.
¡°Tengo una relaci¨®n ambigua con estos reconocimientos. Por un lado me alegra estar con escritores que admiro y leo desde hace mucho tiempo. Por otro, desde el descreimiento, pienso que es una estrategia como hay otras en el mundo editorial. No creo que se pueda hacer una lista de los mejores escritores, esto no es una carrera de caballos¡±, confiesa a EL PA?S en una soleada tarde de octubre.
El nervio principal es la historia de un hombre que lo ha ido dejando todo hasta estar recluido en una cama que fue de sus padres, en un peque?o piso en Ciudad de M¨¦xico desde el que recuerda su infancia de paria en el colegio y ni?o solitario, una existencia rota en 1994 cuando su madre marcha al sur para unirse a los zapatistas. El libro es una exploraci¨®n de la soledad y, sobre todo, una indagaci¨®n del valor de las memorias como una construcci¨®n inexacta y aut¨®noma de la verdad. ¡°La idea era pensar el recuerdo como el primer grado de la ficci¨®n, casi como su nacimiento. Tengo una p¨¦sima memoria y una tendencia a la exageraci¨®n importante que he contrastado con todos los miembros de mi familia que siempre recuerdan historias mucho m¨¢s tamizadas que las m¨ªas. El personaje cuenta la historia y hay una cierta fe en lo que se dice pero oscila entre cre¨¦rselo y no. Hay un af¨¢n por fijar ese recuerdo y que deje de distorsionarse¡±, reflexiona.
La obra est¨¢ atravesada por referencias generacionales (los libros de Elige tu propia aventura, el mito de las calcoman¨ªas con droga) y alusiones a los hechos pol¨ªticos que marcaron la historia de M¨¦xico en los noventa en esa tradici¨®n de las novelas que narran grandes momentos a trav¨¦s de la vista de un ni?o. ¡°Ten¨ªamos la sensaci¨®n de que algo pasaba y no ten¨ªamos las herramientas para descifrarlo¡±, cuenta Salda?a, como si el libro hubiera llenado ese hueco.
Muy marcado por la poes¨ªa con la que se inici¨® en la escritura y que sigue siendo parte esencial de la vida de un lector compulsivo, omn¨ªvoro y desordenado, el lenguaje de Salda?a es sobrio, contenido, una suerte de espa?ol neutro cuyo origen es dif¨ªcil de rastrear y que se hunde en las conversaciones con su abuelo ¡ªespa?ol emigrado a M¨¦xico¡ª las ense?anzas de su madre ¡ªeducada en Suiza y con un espa?ol atrapado en el tiempo¡ª y las lecturas de las traducciones que llegaban desde Espa?a.
Escritor que se define como muy inseguro, Salda?a ha dado un giro a la prosa que marcaba En medio de v¨ªctimas extra?as, su primera novela, protagonizada tambi¨¦n por un ap¨¢tico hombre de mediana edad y clase media, pero mucho m¨¢s desbocada y con un humor que ahora desaparece. ¡°Estaba cansado de la iron¨ªa como forma de acercarse al mundo. Buscaba otro tono, aunque suene cursi. Necesitaba algo distinto, menos disperso, m¨¢s espec¨ªfico¡±, cuenta. De las andanzas de un ni?o recluido en su mundo de imaginaci¨®n y con el alma rota al intento desesperado de un hombre que no ha llegado a los 30 por encontrar un sentido a todo, El nervio principal tiene algo de libro desolador. ¡°S¨ª, es cierto. El personaje tuvo su mejor momento con 10 a?os. Tremendo. Ahora conf¨ªa en las virtudes redentoras de la escritura y no sabemos si eso ocurre o no. Es triste¡±, reconoce.
Cuando se miran al espejo, los personajes de Salda?a ven a otro. ?Qu¨¦ ve el autor? ¡°No s¨¦, es raro. Tengo cierta obsesi¨®n por la simetr¨ªa que se ve en esta novela. Siempre me he visto como alguien chueco, deforme, de perfil cubista¡±, comenta entre risas, aunque serio a la vez. La b¨²squeda de ¡°un jard¨ªn cultivable¡± es otra de sus obsesiones. Salda?a lo encuentra en rincones como el Jard¨ªn del Pr¨ªncipe Anglona, en Madrid, donde vivi¨® mientras estudiaba Filosof¨ªa y Letras y, sobre todo, en la lectura y en la traducci¨®n, a las que se entrega sin denuedo y que no le producen la angustia de la escritura.
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