El arte del d¨²o

Tal vez tocar en d¨²o sea el formato m¨¢s arriesgado para un m¨²sico de jazz, con la improvisaci¨®n de por medio y una necesidad capital de que los dos instrumentistas implicados tengan algo m¨¢s que sinton¨ªa. La noche de este jueves, el Festival Internacional de Jazz de Madrid ofreci¨® ejemplos de lo que puede hacer un d¨²o cuando est¨¢ perfectamente engrasado y de que, aunque lo est¨¦, la m¨²sica que produce debe tener sentido, no s¨®lo voluntad.

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De esto ¨²ltimo adoleci¨® en algunos momentos el concierto del pianista Baptiste Trotignon y el percusionista Minino Garay, que se entregaron a una interacci¨®n amistosa y bienintencionada que agrad¨® al p¨²blico. Trotignon y Garay llevan siete a?os tocando a d¨²o espor¨¢dicamente y es evidente que ambos disfrutan de la compa?¨ªa del otro en escena, pero hay una frustrante sombra de desigualdad entre ambos que acaba afectando a su propuesta en algunos momentos.

Trotignon es sin duda uno de los grandes pianistas franceses de las ¨²ltimas d¨¦cadas, un m¨²sico de enorme talento, muy expresivo y gran improvisador. Garay, por su parte, es un percusionista competente, a veces ingenioso, a veces pedestre. En su concierto en Madrid esta desigualdad lastr¨® algunos pasajes en los que las aportaciones del pianista no encontraban un acompa?amiento a la altura, con un Garay que actuaba como si tuviese que hacer algo en todo momento, cuando en ocasiones ¡ªm¨¢s a¨²n en el d¨²o¡ª el silencio es la mejor decisi¨®n. Hubo mayor¨ªa de piezas brillantes en el recital, como el original de Trotignon Awake o el tango de Carlos Gardel Sus ojos se cerraron, por ejemplo, pero tambi¨¦n alguna debacle como la del tambi¨¦n original del pianista Fly, tristemente malograda por un err¨¢tico Garay.

Poco despu¨¦s, en ese templo del jazz en Madrid que es el club Bogui Jazz, el pianista de origen rumano Lucian Ban y el viola norteamericano Mat Maneri presentaron su excelente ¨¢lbum Transylvanian Concert, publicado hace ya cinco a?os en el sello ECM, y que fue el punto de partida discogr¨¢fico de una colaboraci¨®n entre ambos m¨²sicos que se remonta al a?o 2009 y que, desde entonces, no deja de crecer. La qu¨ªmica que muestran en directo es fascinante, y a medida que transcurri¨® el concierto fue cada vez m¨¢s patente que la suya no es una confluencia que deje elementos musicales al azar.

Interpretando una m¨²sica reflexiva, con mucho aire, muchos espacios e interacci¨®n cabal, Ban y Maneri repartieron a lo largo de dos pases una aut¨¦ntica master class de c¨®mo tocar a d¨²o haciendo que la personalidad del contrario amplifique la propia. Ambos sonaron a s¨ª mismos, pero especialmente a s¨ª mismos cuando tocan uno junto al otro, que es una cosa que solo pasa cuando se alcanza cierta categor¨ªa de simbiosis musical.

Tanto en piezas originales de ambos m¨²sicos como en inspiradas reinterpretaciones de Sun Ra (Call For All Demons), Paul Motian (Fantasm) o incluso una canci¨®n popular transilvana v¨ªa B¨¦la Bart¨®k, la personalidad del d¨²o se impuso sobre cualquier giro del repertorio de forma natural y sugerente. Como dos viejos amigos contando sus historias con el instrumento, sin divagar ni dejar de generar inter¨¦s en el oyente en todo momento.