John Surman, el brit¨¢nico cabal
El legendario saxofonista present¨® en JazzMadrid su ¨²ltimo disco, una sofisticada colecci¨®n de composiciones escritas para una formaci¨®n poco habitual
Resulta envidiable la madurez del saxofonista y clarinetista John Surman, toda una leyenda viva del jazz brit¨¢nico y, por extensi¨®n, europeo, que a sus 74 a?os sigue tocando a un gran nivel, componiendo y grabando, sin renunciar a ese sentido de riesgo y b¨²squeda que hace que un gran jazzista mantenga la forma.
El saxofonista llegaba al Festival Internacional de Jazz de Madrid para presentar su nuevo disco Invisible Threads, publicado, como es habitual en ¨¦l, con ECM. Su relaci¨®n con el sello alem¨¢n ha sido constante a lo largo de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, haciendo de Surman uno de los nombres m¨¢s emblem¨¢ticos de su cat¨¢logo y uno de los m¨²sicos que mejor ha sabido asimilar y representar las l¨ªneas est¨¦ticas y creativas de su fundador, Manfred Eicher.
Acompa?ado por los mismos m¨²sicos que participaron en la grabaci¨®n, el vibrafonista neoyorquino afincado en Noruega Rob Waring y el pianista brasile?o Nelson Ayres, Surman ofreci¨® anoche en Madrid un concierto que inevitablemente remiti¨®, casi en su totalidad, a este Invisible Threads, sin demasiado espacio para la retrospectiva sobre su carrera, salvo en alguna pieza como Going For a Burton, que el tr¨ªo llev¨® al terreno de su particular instrumentaci¨®n con toda naturalidad. Esta instrumentaci¨®n, con el saxo soprano o clarinete bajo de Surman arropado exclusivamente por el piano y el vibr¨¢fono, resulta tan sugerente como arriesgada, pero la pericia de los m¨²sicos implicados y el cuidado de las composiciones y los arreglos hace que no resulte tediosa o que las frecuencias ¡ªtan cercanas en el piano y el vibr¨¢fono¡ª no se embarullen, cosa nada f¨¢cil.
La m¨²sica del saxofonista con este tr¨ªo es una especie de jazz de c¨¢mara, muy apoyado sobre la composici¨®n y sobre la disposici¨®n organizada de lo que toca cada instrumento. Seg¨²n afirm¨® el propio Surman, Ayres hab¨ªa volado desde Brasil solo para este concierto, y esto puede ser un motivo l¨®gico ¡ªpor falta de ensayo, tal vez¡ª para explicar los contados momentos en los que el tr¨ªo se perdi¨® ligeramente o en los que las cosas sonaban en su sitio, pero sin llegar a despegar completamente, como s¨ª lo hicieron cuando tocaron el precioso Autumn Nocturne, por ejemplo.
En el concierto hubo espacio para la improvisaci¨®n cuando la pieza lo requer¨ªa, pero ante todo asistimos a una muestra de las virtudes de Surman como compositor. Este se mostr¨® m¨¢s cercano a la calidez y cercan¨ªa de un peque?o pueblecito ingl¨¦s ¡ªcomo el Tavistock del que es originario¡ª que a la cl¨¢sica flema brit¨¢nica, y no se priv¨® de lamentar lo que estaba ocurriendo con ¡°esta estupidez del Brexit¡± (sic) justo antes de interpretar On Still Waters, en el que fue otro de los mejores momentos de su recital en el auditorio del Centro Cultural Conde Duque.
Hace exactamente cincuenta a?os John Surman public¨® su primer disco como l¨ªder, inaugurando una carrera que le ha llevado por todo tipo de derroteros, desde el free jazz al jazz-rock, sin perder coherencia ni dejar de cultivar una personalidad propia. Hoy, el brit¨¢nico sigue siendo un creador cabal e inquieto que no muestra ninguna intenci¨®n de dejar de escribir y tocar m¨²sica.
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