¡®Sangre en el div¨¢n¡¯, la delirante historia del psiquiatra de Hugo Ch¨¢vez
El mon¨®logo que recrea el perfil de Edmundo Chirinos, condenado por asesinar a una paciente en su consultorio
Constituyente, excandidato presidencial, exrector de la Universidad Central de Venezuela, fundador del Colegio de Psic¨®logos, con especializaciones en neuropsiquiatr¨ªa en Cambridge, Oxford y Marsella, el m¨¦dico y psiquiatra Edmundo Chirinos era, hasta el a?o 2008, una personalidad muy respetada en Venezuela. Consultado con frecuencia para hablar de pol¨ªtica o diagnosticar problemas sociales cotidianos en la prensa y la televisi¨®n, fue terapeuta personal de tres expresidentes: Jaime Lusinchi (1984-1989), Rafael Caldera (1969-1974 y 1994-1999) y el propio Hugo Ch¨¢vez Fr¨ªas (1999-2013).
En julio de ese a?o, Chirinos ingres¨® sorpresivamente a las p¨¢ginas de sucesos policiales, una vez que fue encontrado responsable del asesinato de la joven Roxana Vargas, una de sus pacientes, en su propio consultorio. Ambos manten¨ªan una relaci¨®n sentimental. Aunque mucha gente no quiso creerlo, y el propio Chirinos rechaz¨® las acusaciones con vehemencia, las investigaciones posteriores arrojaron un escalofriante resultado. El caso fue uno de los esc¨¢ndalos judiciales m¨¢s comentados de la historia del pa¨ªs: al galeno le fueron encontradas y confiscadas en su casa 1.200 fotograf¨ªas y videos de mujeres desnudas, pacientes sedadas y abusadas por ¨¦l mismo que reposaron como una colecci¨®n personal en su casa durante a?os. En el juicio, al menos 14 mujeres atestiguaron haber sido abusadas en las consultas.
Tiempo despu¨¦s, el director y actor H¨¦ctor Manrique llev¨® a las tablas Sangre en el div¨¢n, un aclamado mon¨®logo que recrea el perfil psicop¨¢tico de Chirinos. La obra de Manrique esta basada en el libro del mismo nombre, que tambi¨¦n fue un r¨¦cord de ventas, escrito por la periodista Ib¨¦yise Pacheco.
Un infatigable activista cultural y pol¨ªtico, Manrique ha recorrido toda la geograf¨ªa venezolana, Miami y M¨¦xico, para escenificar en las tablas la historia de esta versi¨®n tropical de Hannibal Lecter, en la cual queda encerrada una de las paradojas m¨¢s espectaculares del panorama noticioso de Venezuela. Sangre en el div¨¢n desembarca en Madrid, con cuatro funciones en el Teatro F¨ªgaro, los d¨ªas 26 y 27 de noviembre y el 3 y 4 de diciembre, antes de partir a Santiago de Chile.
"No te f¨ªes de las reputaciones"
De acuerdo con el director, el mensaje central de la obra tiene una lectura universal: cuidado con qui¨¦n tienes al lado. No te f¨ªes de las reputaciones consagradas. ¡°Lo que hizo Chirinos no describe necesariamente a un pa¨ªs. Es un hecho muy frecuente entre los psiquiatras. Lo que s¨ª creo es que su caso es la consecuencia de una sociedad de c¨®mplices¡±, afirma. ¡° A m¨ª me indigna comprobar que en la Sociedad Venezolana de Psiquiatr¨ªa todav¨ªa nadie haya abierto la boca sobre este caso. Las historias de Chirinos haciendo de don Juan con sus pacientes eran un secreto muy mal guardado en Caracas. Somos muy permisivos, muy amigueros, en el Caribe en particular. Eso es tr¨¢gico. Necesitamos mayores muros de contenci¨®n, mayores convicciones ¨¦ticas¡±.
Chirinos fue un personaje cercano al propio Manrique, un hombre de cultura que es hijo de un hist¨®rico dirigente de la izquierda venezolana, H¨¦ctor Rodr¨ªguez Bauza. El psiquiatra y el padre de Manrique cursaron juntos la exigente militancia en el Partido Comunista de Venezuela en los a?os 60 y tuvieron una buena relaci¨®n personal durante d¨¦cadas.
Ni Manrique, ni su padre, ni much¨ªsimas otras personas, quisieron creer en principio que las acusaciones en contra de Chirinos eran ciertas. ¡°Estamos hablando de un personaje muy cercano en mi casa. Edmundo es el padrino de mi hermano menor¡±.
Preso en su casa durante el tiempo del juicio, Chirinos segu¨ªa atendiendo pacientes y concediendo entrevistas mientras se le permiti¨®. En todas continu¨® afirmando reiteradamente su inocencia, y al mismo tiempo evidenci¨® claros s¨ªntomas de su brusco deterioro mental. Chirinos fue encontrado culpable, sentenciado a 30 a?os de prisi¨®n y recluido en la C¨¢rcel de Yare, sitio en el cual oficiaba consultas terap¨¦uticas a algunos presos. Muri¨® de un accidente cerebrovascular en 2013, a los 78 a?os.
Definido por Manrique como ¡°un personaje impresentable¡±, el director cuenta que pas¨® todo un a?o prepar¨¢ndose para interpretarlo, estudiando su peinado, sus particulares mohines y su inconfundible y afectado tono de voz. Unas exigentes sesiones que le obligaron a perder unos cuantos kilos y a hacer continuas sesiones de Pilates. "Yo pensaba que esta obra iba a ser un fracaso. No he parado de presentarme con ella desde que la inauguramos".
¡°Tengo dos hijas, que me sirven de impulso a todo lo que hago", dice Manrique. "Esto lo hice un poco por ellas, pensando en ellas, present¨¢ndoles tambi¨¦n esta paradoja: abrirles los ojos ante este tipo de situaciones. Lo que pasa es que el juicio moral no puede ir al escenario. De otra forma no lo podr¨ªas interpretar¡±.
Y aunque no le gusta generalizar, y puede convenir en que siempre existir¨¢n ejemplos que permitan afirmar lo contrario, Manrique quiere compartir con su p¨²blico una ¨²ltima conclusi¨®n pol¨¦mica de car¨¢cter personal: ¡°yo jam¨¢s me dejar¨ªa atender por un psiquiatra¡±.
Babelia
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