¡°La Biblia ha sido el libro de fantas¨ªa m¨¢s influyente de todos los tiempos¡±
Brian Catling, el nuevo rey del g¨¦nero fant¨¢stico de culto, se estren¨® como novelista a los 61 a?os con la tit¨¢nica y devorable 'Vorrh'
El nuevo rey del fant¨¢stico de culto cumplir¨¢ este a?o 71 a?os y hasta hace una d¨¦cada no hab¨ªa escrito una palabra. Brian Catling (Londres, 1948) era, sin embargo, harto conocido en ambientes art¨ªsticos. Escultor, pintor y performer, hab¨ªa probado suerte con la poes¨ªa, pero jam¨¢s pens¨® que a los 61 sentir¨ªa la imperiosa necesidad de poner en marcha una carrera literaria que no se parece a nada de lo que ha existido antes. Alan Moore, uno de sus m¨¢s ilustres fans, ha dicho de Vorrh (Siruela) que ¡°incluso para quienes se hayan aventurado antes en otros mundos fant¨¢sticos, es como sumergirse en el mar por primera vez¡±. Le secundan cl¨¢sicos como Michael Moorcock y Terry Gilliam, Iain Sinclair y Tom Waits, que consideran la trilog¨ªa (en Espa?a, en marcha; en el mundo anglosaj¨®n, reci¨¦n cerrada: el ¨²ltimo volumen se public¨® en 2018) lo mejor que le ha pasado a la fantas¨ªa en lo que va de siglo. Y no es una fantas¨ªa cualquiera. Es una fantas¨ªa mutante que ignora las fronteras entre los distintos subg¨¦neros y a ratos se vuelve steampunk y a ratos terror g¨®tico y, en todo momento, dibuja un perverso surrealismo multicrom¨¢tico y sintetizado.
La historia es la siguiente. M¨¢s all¨¢ de la ciudad colonial de Essenwald se extiende un inmenso bosque, qui¨¦n sabe si infinito, en el que habitan ¨¢ngeles y demonios, guerreros y sacerdotes, c¨ªclopes y robots, y tal vez incluso unos fieros Ad¨¢n y Eva. Un bosque que retuerce el tiempo, absorbe las almas y borra la memoria, y del que se dice que, en su coraz¨®n, conserva intacto el jard¨ªn del Ed¨¦n. Todo aquel que se interna en ¨¦l acaba loco. Pero el protagonista de la historia, un soldado rebelde ingl¨¦s ¡ªcuando arranca la novela ya ha estallado la Primera Guerra Mundial¡ª se propone cruzarlo armado ¨²nicamente con un arco fabricado con la espina dorsal de su amante. Temeroso de lo que puede ocurrir si culmina su peregrinaci¨®n con ¨¦xito, alguien env¨ªa a un experto tirador nativo para que acabe con su vida antes de que sea demasiado tarde. Pero ?acaso puede ser demasiado tarde en un lugar en el que el tiempo ha dejado de existir, y en el que nada importa, y todo es posible? Un coro de visiones, una fantas¨ªa tot¨¦mica, un artefacto esplendorosamente raro, que cuenta con, entre otros, el inclasificable escritor (m¨²sico y ajedrecista) Raymond Roussel como estrella invitada.
Admirador de Edgar Allan Poe (¡°y Edgar Allan Poe y Edgar Allan Poe¡±, responde, desde alg¨²n lugar de la isla de Gozo, en Malta, una soleada ma?ana de invierno, bajo un cielo, dice, exuberantemente azul) y Cormac McCarthy, de Emily Dickinson y Ray Bradbury, de Dylan Thomas y J. K. Huysmans, de Shakespeare y Beckett, Catling no ha dejado de escribir desde que en 2009 empez¨® a trabajar en Vorrh. En este tiempo, apenas una d¨¦cada, ha acabado una trilog¨ªa, un cuarteto a¨²n por publicar ¡ªy otras cuatro novelas¡ª todas pendientes de publicaci¨®n ¡ªy, justo antes de ponerse a teclear las respuestas a esta entrevista, ha completado una p¨¢gina de sus dos libros en marcha ¡ªllamados Surreyside y Transi¡ª. As¨ª que puede que haya empezado tarde, pero su envidiable ritmo va camino de convertirle en el autor m¨¢s prol¨ªfico del momento. Vive en Oxford y le aburren los d¨ªas grises y lluviosos. Dice que hay m¨¢s de la cuenta. Lo que no tenemos, y no le importar¨ªa tener, son m¨¢s vidas. Porque, a veces, se dice, escribe porque no puede vivir lo suficiente.
Pregunta. ?C¨®mo decide alguien, a los 61 a?os, embarcarse en algo tan bizarramente tit¨¢nico como Vorrh? ?Era algo que no pod¨ªa no hacer? ?Ha estado conteniendo su pasi¨®n por la escritura desde que era un ni?o?
Respuesta. S¨ª y no. Lo cierto es que fui y sigo siendo disl¨¦xico. Las clases de gram¨¢tica en el colegio eran una pesadilla, pero la literatura era una bendici¨®n. Adem¨¢s, para acabarlo de arreglar, era tartamudo, as¨ª que contar historias no se me daba nada bien. ?Pero ten¨ªa tanto que contar! Gracias a Dios pude apa?¨¢rmelas para contarlo todo a nivel visual. No pod¨ªa no hacerlo. Estudi¨¦ arte, y me conform¨¦ con escribir poes¨ªa durante mucho tiempo. La idea de escribir una novela me parec¨ªa algo que hac¨ªan los dem¨¢s, que para m¨ª estaba por completo vetado. Antes de que Vorrh diera conmigo y me mostrase el camino, escrib¨ª sin embargo algunos textos de prosa que siempre eran prosa po¨¦tica. Eso s¨ª, cuando le digo a la gente que tuve la idea para la primera escena de Vorrh en la cabeza durante m¨¢s de una d¨¦cada, pero que tard¨¦ todo ese tiempo en pasar de la p¨¢gina tres, no se lo creen. Ocurri¨® durante una residencia art¨ªstica en Australia, y no he dejado de escribir desde entonces. Cuando me preguntan si fue una especie de catarsis, les respondo que no, que en realidad, toda la culpa la tuvo mi port¨¢til.
P.- ?El hecho de tener un port¨¢til a mano?
R.- Exactamente eso.
P.- ?Y esa primera escena de d¨®nde sali¨®?
R.- No lo s¨¦. Solo ten¨ªa en la cabeza las palabras. Al protagonista haci¨¦ndole una reverencia a los restos de su esposa muerta. Y el bosque de Vorrh. Hab¨ªa le¨ªdo sobre ¨¦l en la obra maestra de Raymond Roussel, Impresiones de ?frica. ?l no lo describe, solo lo uso como tel¨®n de fondo. Yo lo hice m¨¢s viejo, m¨¢s grande, poderoso. Nunca pens¨¦ que pod¨ªa estar escribiendo una obra de fantas¨ªa, siempre pens¨¦ que era m¨¢s bien una epopeya surrealista, lo que de por s¨ª ya resulta bastante contradictorio. En cualquier caso, ?sabes qu¨¦? Creo que Roussel tom¨® prestado el nombre de Vorrh a Edgar Allan Poe. Hay una isla llamada Vurrgh en el relato Un descenso al Maelstr?m.
P.- Hay mucho de la Biblia en Vorrh, de hecho, buena parte de la cr¨ªtica la ha considerado una fantas¨ªa b¨ªblica. ?Dir¨ªa que la Biblia ha condicionado nuestra idea de lo fant¨¢stico? ?Ha sido el libro de fantas¨ªa m¨¢s influyente de todos los tiempos?
R.- ?S?! Sin duda. En mi caso, la influencia es clar¨ªsima en el lenguaje. El lenguaje con el que crec¨ª era gris y aburrido, repetitivo. La clase de lenguaje que se utiliza en los barrios pobres de Londres. El lenguaje b¨ªblico tiene un color alucinante, y me indic¨® el camino en todo momento.
P.- Hay fantas¨ªa en Vorrh pero tambi¨¦n Historia, con may¨²sculas. Las dos grandes guerras del siglo XX aparecen como trasfondo. ?Por qu¨¦ decidi¨® relacionar el fantasmag¨®rico jard¨ªn del Ed¨¦n con episodios tan negros de la Historia?
R.- Porque creo que est¨¢n relacionados. Si el Ed¨¦n fue un experimento controlado para probar todo tipo de especies, qued¨® claro que el homo sapiens hab¨ªa salido mal. En Ad¨¢n est¨¢ la semilla de todas las guerras. Desde el principio quiso dominar, imponer su tiran¨ªa.
P.- Todo en la historia, los personajes ¡ªrobots, c¨ªclopes, el propio Raymond Roussel, la heredera del imperio del rifle Sarah Winchester, Ad¨¢n y Eva, chicas que se convierten en arcos¡ª y las situaciones, parece crecer como crecer¨ªa una hiedra encantadoramente venenosa. ?Trabaja sin mapa? ?Estamos echando un vistazo a un pedazo de cada uno de los mundos imaginarios que pueblan su cabeza?
Si el Ed¨¦n fue un experimento controlado para probar todo tipo de especies, qued¨® claro que el homo sapiens hab¨ªa salido mal Brian Catling
R.- Exacto. No hay mapa, ni plan. Mi cabeza contiene el libro mientras se escribe, o mientras ¨¦l me escribe a m¨ª. No tomo notas. El libro est¨¢ vivo y crece desde la primera palabra, como si esa palabra fuese una semilla. Los personajes van, simplemente, apareciendo, y sus historias se van cruzando de una forma totalmente org¨¢nica. Algunos vienen de muy lejos. Los robots de baquelita que cr¨ªan a Ismael vienen de cuando era ni?o. Recuerdo c¨®mo ol¨ªa la baquelita de las radios antiguas cuando se calentaba. Y que era de un marr¨®n chocolate. De repente un d¨ªa pensando en eso se me ocurri¨® que pod¨ªa haber una peque?a familia de robots hechos con ese mismo material. Los considero poes¨ªa escult¨®rico narrativa.
P.- Por encima de todo, Vorrh es una incre¨ªblemente extra?a novela sobre el poder de la imaginaci¨®n. La sensaci¨®n es la de que ese jard¨ªn, el bosque infinito, el lugar en el que nada importa y todo es posible, es tan peligroso como la imaginaci¨®n. Porque la imaginaci¨®n puede llegar a ser peligrosa. ?Dir¨ªa que, en ese sentido, la novela es una carta de amor a la idea misma de la imaginaci¨®n?
R.- Oh, es una idea estupenda y casi con toda seguridad lo es. Para m¨ª no existe nada m¨¢s importante que la imaginaci¨®n. Siempre animo a mis estudiantes a que la dejen volar tanto como puedan, y que la mantengan al margen del resto, porque la imaginaci¨®n de cada uno de nosotros es ¨²nica. Pero uno debe ejercitarla. El artista Peter Blegvad dijo en una ocasi¨®n que la imaginaci¨®n es un m¨²sculo que mejora con el ejercicio. Y as¨ª es.
P.- ?Y qu¨¦ le debe el ni?o Brian a su imaginaci¨®n?
R.- Todo. Era hu¨¦rfano, un ni?o adoptado por una familia muy cari?osa que no ten¨ªa dinero ni educaci¨®n, pero que siempre me anim¨® en todo lo que me propuse. Nunca intent¨¦ descubrir qui¨¦n era, prefer¨ª inventarme un yo. Siempre me he visto a m¨ª mismo como una especie de cuco rar¨ªsimo que sobrevive lejos del nido con invenciones, mentiras, dibujos y relatos.
P.- Se ha dedicado usted al arte, pero se ha negado por completo a formar parte del circuito comercial. Crea al margen del mercado, lo que creemos debe resultar, en un mundo como el que vivimos, de lo m¨¢s complicado. As¨ª que la pregunta del mill¨®n de d¨®lares es: ?por qu¨¦? ?Qu¨¦ es el arte para usted?
R.- No es un principio moral ni nada por el estilo. Es solo que quiero que la libertad para experimentar sea constante y que quiero estar dentro de mis obras, no convertirme en una especie de marca. De vez en cuando vendo alguna cosa. Pero prefiero que el p¨²blico simplemente disfrute de mis instalaciones. Solo quiero que formen parte de su experiencia y su memoria. Que se conviertan en recuerdos. La imaginaci¨®n evoluciona a trav¨¦s del arte. El arte abre puertas y caminos que a veces nada tienen que ver con las palabras. Lo visual y lo auditivo pueden hacer que el mundo se detenga, silenciando la l¨®gica durante el tiempo suficiente para dar pie a la irrupci¨®n de lo terrible y lo sagrado. El arte abre grietas en otros mundos. Respecto a los artistas, en una ocasi¨®n, Robert Graves dijo que exist¨ªan de dos tipos: el animador de la corte, el buf¨®n que solo piensa en entretener, y el que hab¨ªa elegido el camino oscuro y sombr¨ªo, e iba hacia una manipulaci¨®n cham¨¢nica de lo real. A menudo me pregunto en cu¨¢l de los dos grupos estoy.
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