Cuarteto Arditti, un viaje entre Espa?a y Hungr¨ªa

Una nueva visita del brit¨¢nico Cuarteto Arditti al Auditorio 400 del Mueso Reina Sof¨ªa es siempre un encuentro importante. El 17 de octubre de 2005, ellos inauguraron este espacio emblem¨¢tico para la m¨²sica contempor¨¢nea. Y un a?o antes, dedicaban un monogr¨¢fico al compositor madrile?o Jes¨²s Rueda en el Festival de Alicante, con el estreno de su Cuarteto n? 3. Solo un mes despu¨¦s, Rueda recib¨ªa el Premio Nacional de M¨²sica en composici¨®n. Una feliz constelaci¨®n que a¨²n resuena.

En esta nueva visita a Madrid, los Arditti retoman dos de los cuartetos de cuerda de Rueda, el 2? y el 3?, enmarcados por dos creadores h¨²ngaros, los m¨¢s importantes tras la Guerra y la desaparici¨®n de Bart¨®k. Gy?rgy Kurt¨¢g y Gy?rgy Ligeti.

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Arditti y Casablancas, camino de perfecci¨®n

Los miembros del Cuarteto Arditti entraron algo fr¨ªos al Cuarteto de cuerda n? 1 de Kurt¨¢g. Es una obra fr¨¢gil, suenan en ella ecos de las influencias m¨¢s amadas por el joven h¨²ngaro en su deslumbramiento parisino, Webern, Messiaen¡­, pero es obra con valores propios y un atisbo de sonoridad que avanza al futuro compositor, as¨ª que hay que tocar esta obra con retrovisor, pero con la suave modulaci¨®n del Kurt¨¢g posterior. Esa misma modulaci¨®n que s¨ª encontraron en los 12 microludios de un Kurt¨¢g pleno. Obra en la que la miniatura kurtagiana ya es una realidad expresiva de poderosa firma.

Ya asentados en el concierto, el Cuarteto brit¨¢nico acometi¨® las dos obras de Jes¨²s Rueda, que es residente en la temporada del Centro Nacional de Difusi¨®n Musical (CNDM). Comenzaron con la m¨¢s reciente, el Cuarteto n? 3, Islas, y siguieron con el anterior, el n? 2, subtitulado Desde las sombras. Esta inversi¨®n del orden les permiti¨® a los int¨¦rpretes brindar una lectura que concluye en un mar tranquilo, un tiempo lento de arco l¨ªrico muy acentuado. Quiz¨¢ sea una fijaci¨®n m¨ªa, pero los tiempos lentos de ambos cuartetos de Rueda poseen una rara intensidad y belleza que cuenta entre los mejores valores expresivos del autor madrile?o. El Cuarteto Arditti, en cualquier caso, conoce bien estas obras, como queda dicho antes, y pueden fijar un canon interpretativo de referencia en estos cuartetos.

Se cerraba el concierto con el Cuarteto n? 2 de Ligeti, una obra faro de la segunda mitad del siglo XX. Se despliegan aqu¨ª muchos de los procedimientos que han elevado a su autor a la cima de la literatura cuartet¨ªstica de ese periodo tan cercano y lejano a la vez: virtuosismo en los registros y las sonoridades a¨¦reas, control casi man¨ªaco de los aspectos cin¨¦ticos, casi al modo de los repetitivos, pero con mayor riqueza especulativa y, por encima de todo, una expresividad que atrapa a casi cualquier oyente por m¨¢s que abomine de las vanguardias. Arditti se regode¨® aqu¨ª, sabedores de que esta obra, tan tocada, es la referencia de su prestaci¨®n. Y a tenor de la acogida, sala llena, sonoros aplausos, el objetivo se ha conseguido. Su reputaci¨®n sigue intacta pese a sus m¨¢s de cuarenta a?os activos. Solo las toses parecen ensuciar este idilio e Irving Arditti lo hace saber siempre que puede.?