Sana envidia taurina (pero envidia, al fin) de la Gala de los Premios Goya
Es una quimera la unidad del mundo del toro para defender lo que legalmente le pertenece
Apagadas ya las luces, que no los ecos, de la gala de los Premios Goya, alg¨²n aficionado a los toros a¨²n no se ha recuperado de la envidia que le produjo aquel may¨²sculo apoyo al cine espa?ol por parte de la televisi¨®n p¨²blica, el Ayuntamiento de Sevilla, empresas patrocinadoras y numerosos medios de comunicaci¨®n audiovisuales y escritos.
Analizas someramente el montaje de los Goya y te quedas con la boca abierta, absorto ante el exorbitante despliegue de medios t¨¦cnicos y humanos para dar a conocer los premios que la Academia de Cine otorga.
TVE ech¨® la casa por la ventana y todav¨ªa, una semana despu¨¦s, est¨¢ recogiendo muebles. Los telediarios del d¨ªa del excepcional evento se trasladaron al Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital hispalense, donde varios cientos de personas del ente p¨²blico trabajaban desde hac¨ªa varias jornadas para que todo saliera seg¨²n lo previsto.
La promoci¨®n de la gala hab¨ªa comenzado anticipadamente con publicidad interna y la ayuda informativa del Centro Territorial de la RTVE en Andaluc¨ªa. Y el s¨¢bado 2 de febrero, una hora y cuarto antes del inicio de la gala se emiti¨® un programa especial en La 1, m¨¢s cinco horas de retransmisi¨®n 360 grados en RTVE.es y Youtube. La multise?al de la RTVE emiti¨® hasta ocho se?ales diferentes: 360 grados, La 1, La 1 HD, alfombra roja, photocall, patio de butacas, Radio Nacional y lengua de signos. ?nase a ello la cobertura multiplataforma en la web como Twiter, Facebook e Instagram, el canal digital Playz para la retrasmisi¨®n en Youtube y la c¨¢mara glamour Glambot, que permite combinar im¨¢genes superlentas con golpes de aceleraci¨®n, ¡°una tecnolog¨ªa para disfrutar con m¨¢s intensidad de las emociones de las estrellas de cine¡±, seg¨²n una nota de la propia RTVE. Y d¨ªas despu¨¦s de la gala, los informativos televisivos han seguido ofreciendo im¨¢genes de los mejores momentos de la entrega de premios.
Parece un sue?o que los monumentos sevillanos se iluminen con motivos taurinos
Sevilla, la ciudad anfitriona se engalan¨® por todo lo alto para recibir a los cineastas. Distintos monumentos de la ciudad se iluminaron con carteles alusivos a las pel¨ªculas nominadas, ocho hoteles colgaron el cartel de ¡®completo¡¯, la estaci¨®n del AVE parec¨ªa la del metro madrile?o en hora punta, y el alcalde, Juan Espadas, se mostraba encantado de ¡°tener a la ciudad de largo, vestida de cine¡±.
M¨¢s de trescientos medios informativos de toda ¨ªndole se acreditaron para cubrir la gala. ?M¨¢s de trescientos¡, que se dice pronto¡!
Y todos los peri¨®dicos desplegaron una cobertura extraordinaria, solo reservada para las grandes ocasiones. A la informaci¨®n previa habitual se a?adieron secciones para atraer la atenci¨®n del lector: Gu¨ªa para seguir la gala; Todos los vestidos de la alfombra roja; Qui¨¦n quieres que gane; Las parejas de la gala¡
M¨¢s de 3.000 personas estuvieron presentes en el palacio sevillano, entre acad¨¦micos, nominados y profesionales del cine, directores, productores, guionistas, actores, t¨¦cnicos de fotograf¨ªa, sonido, vestuario, maquillaje, peluquer¨ªa, efectos especiales, documentalistas, m¨²sicos¡ Lo que no hab¨ªa eran espectadores, o, al menos, no se hicieron notar.
Sin duda alguna, la gala de los Premios Goya del cine espa?ol es una apuesta extraordinaria del sector con la ayuda imprescindible de las instituciones, patrocinadores privados y los medios de comunicaci¨®n.
Y con la presencia, inestimable, sin duda, de pol¨ªticos de primera fila: dos ministros, el jefe de la oposici¨®n y representantes de otros grupos.
En los toros solo los aficionados lloran y defienden la fiesta
Si no se ven m¨¢s pel¨ªculas espa?olas ser¨¢ por el dominio aplastante de la industria americana y la calidad de los trabajos nacionales, pero no por falta de ayudas y promoci¨®n.
Se debe tener en cuenta, no obstante, como dec¨ªa el pasado lunes el editorial de este peri¨®dico, que ¡°el cine no es una actividad econ¨®mica m¨¢s; es un pilar b¨¢sico de la identidad cultural de un pa¨ªs, un sector estrat¨¦gico de las manifestaciones art¨ªsticas y creativas. Y, como tal, debe ser protegido por el Estado¡±.
Algo habr¨¢ hecho, adem¨¢s, la gente del cine, que ofrece cada a?o una imagen de f¨¦rrea unidad y de esfuerzo colectivo para dar a conocer su trabajo y convencer al Estado y a los medios de su importancia cultural.
No valen a estas alturas las comparaciones econ¨®micas, ni las descalificaciones, ni siquiera los lamentos; la realidad es la que es y lo m¨¢s inteligente es aprender de quienes lo hacen bien.
El mundo del toro est¨¢ mangas por hombros; cada cual -toreros, empresarios, ganaderos y hasta los periodistas- defiende su inter¨¦s particular, y parece imposible que se pueda establecer con seriedad una mesa de trabajo que analice los problemas reales, ofrezca soluciones, presione al estado, exija a TVE y lidere la fiesta de los toros entre los muchos y graves problemas que la acucian y pueden acabar con ella.
A fin de cuentas, la tauromaquia sigue siendo una actividad cultural protegida por ley, y no merece, mientras as¨ª sea, el llamativo silencio de TVE.
El Ayuntamiento de Sevilla declar¨® en 2006 los toros como ¡°fiesta mayor de la ciudad¡±, y solo un pacto municipal la ha relegado al ostracismo m¨¢s injusto.
Digan lo que digan los pol¨ªticos municipales, Sevilla es madre y maestra de la tauromaquia por su papel trascendental en su origen y desarrollo, y su plaza, la Maestranza, es testigo de algunas de las m¨¢s grandes gestas de la historia de la fiesta.
Qu¨¦ bonito y que justo ser¨ªa que los monumentos sevillanos se iluminaran una vez al a?o con motivos taurinos, y que el Palacio de Congresos y Exposiciones abriera sus puertas para dar cabida a unos premios que reconocieran la bravura del toro y la heroicidad y el arte de los toreros; la emoci¨®n, en una palabra.
Pero esa es una quimera. Y no solo porque el tema de los toros no sea pol¨ªticamente correcto, sino porque el sector no tiene m¨¢s que gran parte de lo que merece.
En fin, que ante una gala como la de los Goya, con tanto derroche de medios, con TVE volcada antes, durante y despu¨¦s, -esa televisi¨®n p¨²blica que no da ¡®un pit¨®n¡¯ a los toros desde hace a?os-, solo queda derramar unas l¨¢grimas de pena o tener envidia sana -pero envidia- del cari?o, el apoyo y el dinero que recibe el cine.
Pero, ya se sabe, que el que no llora no mama¡ Y en los toros solo lloran los aficionados, que son los que de verdad defienden la pureza de la fiesta, mientras los profesionales huyen de la quema.
(?Alguien presta un pa?uelo, por favor?).
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