Juan Jos¨¦ Campanella , el cineasta rendido al teatro
El director argentino estrenar¨¢ en Madrid su primera obra ¡®Parque Lezama¡¯ y abrir¨¢ un nuevo espacio en Buenos Aires
Fue tal el impacto que le provoc¨® la representaci¨®n teatral de Parque Lezama cuando era un estudiante en Nueva York, con 24 a?os, que aquella obra de Herb Gardner ha marcado su vida como cineasta. El director argentino?Juan Jos¨¦ Campanella (Buenos Aires, 1959), ganador de un Oscar en 2010 con El secreto de sus ojos, no par¨® hasta conseguir llevar a escena aquel texto al que no duda en referirse como ¡°el sue?o de su vida¡±. Fue finalmente en 2013, tras casi 30 a?os de insistencia y peleas, cuando pudo por fin dirigir la adaptaci¨®n de esa funci¨®n que vio una tarde en un teatro de Broadway. Ahora, tras tres a?os y medio de ¨¦xito rotundo en Argentina, con m¨¢s de 800 representaciones, 300.000 espectadores y numerosos premios, Parque Lezama, con Eduardo Blanco y Luis Brandoni como protagonistas, aterrizar¨¢ en Madrid el pr¨®ximo verano en el Teatro F¨ªgaro. Los cinco actores que acompa?ar¨¢n a Blanco y Brandoni saldr¨¢n de un casting que se realizar¨¢ en Espa?a.
Campanella no ha conseguido llegar a o¨ªr la ¨²ltima frase de la obra en ninguna representaci¨®n ¡ª¡°es una historia larga, muy larga y complicada¡±¡ª y eso que ha asistido como director-espectador a multitud de funciones. Tales son las carcajadas del p¨²blico, que incluso interrumpe con sus aplausos la funci¨®n en varias ocasiones. El director de El hijo de la novia o Futbol¨ªn, que est¨¢ terminando estos d¨ªas en Madrid la posproducci¨®n de su ¨²ltima pel¨ªcula, El cuento de las comadrejas, que estrenar¨¢ en Argentina el en mayo, confiesa que desde que vio la obra por primera vez le apremia el deseo de adaptarla y dirigirla. ¡°Hab¨ªa una resistencia muy grande por parte del autor a ceder los derechos para su adaptaci¨®n. As¨ª que aprovech¨¦ mi Oscar por El secreto de sus ojos en Hollywood para volver a insistir. Entonces, el autor ya hab¨ªa fallecido y fue su viuda, de la que ahora ya me he hecho muy amigo, la que me autoriz¨® por fin a llevarla al teatro en espa?ol¡±, confiesa Campanella, para quien el tono que encontr¨® en aquel texto, una comedia dram¨¢tica de personajes con sabidur¨ªa de calle y mucho humor, se convirti¨® en la principal influencia de su cine posterior y que ¨¦l ve reflejado con claridad en El hijo de la novia, La luna de Avellaneda e, incluso, en El secreto de sus ojos.
¡°A mi el humor me baja todas las defensas para dejar lugar a la emoci¨®n. A mi el cine y el teatro jam¨¢s me han arrancado una l¨¢grima de tristeza. Los personajes de Parque Lezama tienen mucho que ver con don Quijote y Sancho Panza. Representan el idealismo, el so?ador, aquel que cree que el mundo se puede cambiar frente al conformista, al que acepta el mundo tal cual es. Lo mejor de esa obra, que no trata de la vejez aunque est¨¦ protagonizada por dos viejos, es que al mismo tiempo que emociona, provoca una gran carcajada¡±, dice un entusiasmado Campanella, que tras seis pel¨ªculas y cuatro a?os rodeado de ordenadores para la realizaci¨®n de Futbol¨ªn, su ¨²ltimo filme para el que ha optado por la animaci¨®n, vivi¨® como una gran liberaci¨®n su encuentro teatral con actores de carne y hueso en vivo y en directo.
¡°Para m¨ª el teatro es como estar escondido en una habitaci¨®n y mirar lo que est¨¢ pasando. Es algo muy ¨ªntimo que tiene tambi¨¦n algo como de esp¨ªa¡±, agrega el cineasta, que no solo ha estrenado en Buenos Aires su segunda obra teatral ?Qu¨¦ hacemos con Walter?, sino tambi¨¦n se ha metido de lleno en la gran aventura de levantar un teatro, en pleno centro de la capital argentina. Gracias a una ley, vigente en Argentina desde 1959, no se puede construir nada en un solar que haya albergado antes un teatro. As¨ª, Campanella ha aprovechado esta circunstancia para poner en marcha un nuevo espacio teatral, que se inaugurar¨¢ en a?o y medio. ¡°Aunque la foto en este momento en Argentina es la de la crisis, yo siempre pienso en una pel¨ªcula completa y no solo en un fotograma. Espero vivir al menos 25 a?os m¨¢s y estoy convencido de que habr¨¢ ¨¦pocas de bonanza y de crisis, una detr¨¢s de la otra, as¨ª que nunca puedes estar pensando en eso¡±. concluye.
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