Novelas que arden
'New Blazing World' fue una de las primeras novelas de ciencia ficci¨®n de su ¨¦poca y quiz¨¢s la primera utop¨ªa firmada por una mujer en toda Europa
El Gran Incendio de 1666 de Londres comenz¨® a perder fuerza aqu¨ª, donde ahora me encuentro, en Fetter Lane, que, a lo largo de casi toda su existencia, ha sido territorio fronterizo. Discurre esta calle desde Fleet Street hasta Holborn y la ruta antigua la ocupan actualmente una multitud de oficinas, en una de las cuales, por un equ¨ªvoco del que prefiero olvidarme, he pasado toda la ma?ana obstinado en averiguar en qu¨¦ casa del Londres de 1666 sorprendi¨® el Gran Incendio a Margaret Cavendish. Descubierta la imposibilidad de saberlo, he confirmado al menos que s¨®lo unas semanas antes de que la ciudad ardiera fue cuando Cavendish public¨® New Blazing World, audaz novela de car¨¢cter altamente prof¨¦tico y que s¨®lo hace dos a?os fue por fin traducida entre nosotros, titul¨¢ndola El mundo resplandeciente, aunque no habr¨ªa estado mal llamarla Ardiente mundo nuevo.
El caso es que New Blazing World fue una de las primeras novelas de ciencia ficci¨®n de su ¨¦poca (como m¨¢s inmediato precedente tiene El otro mundo, de Cyrano de Bergerac, 1657) y quiz¨¢s la primera utop¨ªa firmada por una mujer en toda Europa. Un libro que, al contar la historia de un viaje a un mundo oculto en el interior de la Tierra al que se acced¨ªa desde el Polo Norte, abri¨®, entre muchos otros, el camino al Verne de Viaje al centro de la Tierra (1864) y, ya muy recientemente, a Siri Hustvedt y su novela The Blazing World (2014).
Teniendo en cuenta que se reivindica a tantas escritoras ¡ªalgo bien pertinente, pero que conlleva excesos cuando no se distingue entre las de gran talento y las mediocres¡ª, resulta chocante ver que no se ha prestado la merecida atenci¨®n a Margaret Cavendish, genial arist¨®crata que busc¨® superar, con abrasante coraje para su ¨¦poca, las barreras sexistas en los restrictivos ambientes cient¨ªficos y culturales de aquel Londres que acab¨® ardiendo.
Se est¨¢ bien aqu¨ª en Fetter Lane, la oscura y angosta calle en la que el Gran Incendio comenz¨® a perder fuerza y en la que en este ins¨®lito mediod¨ªa tan soleado uno puede viajar sin freno hasta 2666, el enigm¨¢tico t¨ªtulo de la novela ¨²ltima de Roberto Bola?o, t¨ªtulo que contiene una obvia referencia a la cifra del Mal, al 666, pero que podr¨ªa tambi¨¦n estar indic¨¢ndonos que en un ardiente mundo nuevo podr¨ªa tener sitio ese ¡°libro que es un puente en llamas¡± ¡ªcitado por Bola?o en Putas asesinas¡ª entre Archimboldi y la ciudad de Santa Teresa. ?No ser¨¢ que acert¨® de pleno el ensayista parisino Emmanuel Bouju cuando dijo que, dado el contagio devastador e impune de los asesinatos de mujeres en el oasis del desierto mexicano, 2666 podr¨ªa haberse titulado El gran incendio del desierto de Sonora? Desde luego ese t¨ªtulo nos habr¨ªa devuelto al Gran Incendio de Londres que en cierta ocasi¨®n le permiti¨® a Jacques Roubaud hacer su autorretrato de escritor a partir de un modelo (hist¨®rico y est¨¦tico) preciso, ubicado, justamente, en 1666; un autorretrato, todo sea dicho, extraordinario y que, como la novela 2666, no deja nunca de recordarnos que s¨®lo el gran arte nos fortalece sin consolarnos.
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