La distop¨ªa, subg¨¦nero de nuestros d¨ªas
'Parestesia' es una producci¨®n modesta pero que engancha y una rareza estimable en una cartelera donde la ciencia-ficci¨®n brilla por su ausencia
Una distop¨ªa ingeniosa, copiosa y ub¨¦rrima, cincelada para hablar indirectamente del control de flujos migratorios en la Uni¨®n Europea. Tras un ataque terrorista devastador, el Continente somete a un examen ling¨¹?stico exahustivo a los migrantes para determinar su origen: Quienes no provengan de la casa, ser¨¢n aniquilados, como lo son los indolentes en Ak y la humanidad, comedia donde Halma Ang¨¦lico satiriz¨® en los a?os treinta las pol¨ªticas eugen¨¦sicas tan en boga por aquel entonces.
Parestesia, de Rafael Negrete-Portillo (autor embozado discretamente bajo el seud¨®nimo Knight R. Crow), es un veh¨ªculo h¨ªbrido con dos motores: uno se alimenta de una poderosa intriga sobre la identidad de los personajes y sobre la lucha subterr¨¢nea entre partidarios y detractores del exterminio de for¨¢neos; el otro utiliza como combustible un debate sobre el lenguaje tan bien informado como nutrido de an¨¦cdotas y de observaciones curiosas.
Parestesia
Autor: Knight R. Crow. Direcci¨®n: Rafael Negrete-Portillo. Int¨¦rpretes: Paloma Ligero, Enrique Mel¨¦ndez, Amaranta Munana, Eloy Noguera Atienza, Irene Zulaica Iglesias. Asesor¨ªa ling¨¹¨ªstica: Patricia Fern¨¢ndez mart¨ªn. Mauillaje y peluquer¨ªa: Milvic Style. Sastrer¨ªa: Mariv¨ª Bonaplata, Bert¨ªn Ju¨¢rez. Sonido: Manuel Viciana. Dise?o de vestuario: Graetel Efran. Iluminaci¨®n: Javier Bachiller. Direcci¨®n T¨¦cnica: Jos¨¦ Miguel Hueso. Madrid. Teatro Nueve Norte. Domingo 17 de marzo y todos los jueves de abril.
Negrete-Portillo coloca a sus actores en una din¨¢mica vertiginosa, que tiene al p¨²blico embebido, hasta el punto de que este tarda en darse cuenta de que tanto despliegue es obra de solo cuatro int¨¦rpretes bien barajados. A trav¨¦s de una narrativa cinematogr¨¢fica, caracterizada por retrospecciones raudas como saltos de caballo, el autor y director madrile?o traslada al p¨²blico desde lo que parecen ser clases clandestinas de prosodia y sintaxis (ofrecidas a los migrantes por organizaciones opositoras al r¨¦gimen) hasta lo que a todas luces es su examen decisivo.
En Parestesia caben un pasaje musical con bonitas armonizaciones, a lo Jan Lauwers; una cita u homenaje velado pero reiterativo de la moda de la autolesi¨®n, que data del accionismo vien¨¦s y que a trav¨¦s de youtube se ha extendido cual cotorra argentina o mejill¨®n tigre, y un tramo final sorpresivo de todo punto.
La puesta en escena se caracteriza por ofrecer una visi¨®n polif¨®nica de los acontecimientos: se muestran simult¨¢neamente, por ejemplo, las tres entrevistas sucesivas que una funcionaria hace a otros tantos migrantes. Esto, que al principio parece elecci¨®n puramente estil¨ªstica, al cabo se revela como parte sustantiva del propio relato.
Tales solapamientos de escenas ganar¨ªan de ejecutarse con mayor limpieza. Sobran ciertas repeticiones, utilizadas para subrayar que la escena que ahora se reinicia proviene de otra anterior, y se echan en falta momentos de distensi¨®n y alivio. Llegado un punto en el cual el argumento se enreda y parece estancarse, el autor le da un volantazo que lo conduce a toda pastilla por una trocha de ciencia-ficci¨®n pura recorrida antes por pel¨ªculas como La mosca y El cuento de la criada.
Entre los int¨¦rpretes, destacan inicialmente la expresiva sobriedad y el magnetismo de Amaranta Munana y la resoluci¨®n de Enrique Mel¨¦ndez, aunque al final, a la luz de la nueva lectura de lo sucedido en la ficci¨®n, tambi¨¦n los trabajos de Eloy Noguera Atienza e Irene Zulaica Iglesias cobran cuerpo y peso. Igualmente eficaces, las intervenciones de Paloma Ligero en el pr¨®logo y el ep¨ªlogo. La funci¨®n sube cada vez que los int¨¦rpretes utilizan al p¨²blico como interlocutor.
Tras el mencionado giro argumental repentino, lo acontecido cobra otro sentido y la historia se redondea de un solo golpe. El final es doble (o triple): todo este tramo resulta de lo m¨¢s loco que haya visto yo en teatro desde hace tiempo. A pesar de lo imaginativo del asunto, en Parestesia (nombre que se refiere a la p¨¦rdida de sensibilidad en cualquier parte del cuerpo) hay no poco de teatro documento, pero no debo contarles el qu¨¦. Quien tenga curiosidad, puede probar a pregunt¨¢rselo al autor a la salida, pues est¨¢ al pie del ca?¨®n cada noche en esta sala madrile?a Nueve Norte, peque?a, di¨¢fana y de proporci¨®n armoniosa.
En suma, una producci¨®n modesta pero que se las arregla para mantener al espectador enganchado y una rareza estimable en una cartelera donde la ciencia ficci¨®n brilla por su ausencia.
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