Hemingway burla el embargo a Cuba
Frente a la pol¨ªtica de Trump, la colaboraci¨®n entre entidades de Estados Unidos y la isla permite inaugurar un moderno archivo en el museo de Finca Vig¨ªa, donde el escritor residi¨® durante 21 a?os
Ahora que Estados Unidos recrudece el embargo contra Cuba y amenaza con activar la ley Helms-Burton, de nuevo la figura de Ernest Hemingway y su legado sirven para tender puentes entre ambos pa¨ªses y unir lo que Donald Trump separa. El punto de encuentro otra vez es Finca Vig¨ªa, la vieja casona que el escritor estadounidense habit¨® a las afueras de La Habana desde 1940 hasta su muerte, en 1961, cuando su viuda, Mary Welsh, la don¨® al gobierno cubano, que la convirti¨® en el Museo Hemingway.
Desde entonces, Finca Vig¨ªa ha sido lugar de peregrinaci¨®n para decenas de miles de estadounidenses llegados a la isla de diversos modos, muchos violando las leyes del embargo. La casa donde el novelista escribi¨® en 1952 El viejo y el mar y donde recibi¨® la noticia del Premio Nobel dos a?os despu¨¦s, ya fue en momentos de m¨¢xima tensi¨®n entre Washington y La Habana un territorio neutral donde instituciones de ambos pa¨ªses pudieron cooperar. En 2002, cuando el expresidente George W. Bush bombardeaba Afganist¨¢n y endurec¨ªa las sanciones a Cuba, se firm¨® el primer acuerdo de colaboraci¨®n entre las autoridades cubanas y la Fundaci¨®n Finca Vig¨ªa, de EE?UU, para preservar el mundo de Hemingway en Cuba.
Primero se restaur¨® la casa y tambi¨¦n el yate Pilar, en el que el escritor sal¨ªa a pescar a la corriente del Golfo. La colaboraci¨®n se ampli¨® despu¨¦s, se firmaron convenios con el Consejo de las Ciencias Sociales de EE?UU para digitalizar miles de documentos y que estos pudieran consultarse en la biblioteca Kennedy de Boston, y se trab¨® una tupida red de donantes en EE?UU, todo esto mientras ca¨ªan chuzos en las relaciones bilaterales. As¨ª hasta el pasado fin de semana, cuando despu¨¦s de dos a?os y medio de trabajo se inaugur¨® en Finca Vig¨ªa un moderno centro con un laboratorio de restauraci¨®n y una b¨®veda para almacenar la valiosa documentaci¨®n en las mejores condiciones.
Para enviar los cinco contenedores que transportaron los equipos y suministros desde EE?UU, la Fundaci¨®n Finca Vig¨ªa tuvo que sortear numerosas restricciones impuestas por el embargo y la administraci¨®n Trump. ¡°Este edificio es s¨ªmbolo de lo que se puede lograr cuando personas buenas trabajan juntas. Esperamos que sea un modelo de lo que se puede esperar en el futuro del esfuerzo com¨²n entre cubanos y estadounidenses¡±, dijo la directora de la Fundaci¨®n, Mary Jo Adams. El proyecto se realiz¨® gracias a donaciones de compa?¨ªas como American Express, AT&T o Caterpillar, adem¨¢s de la Fundaci¨®n Ford y los nietos de Max Perkins, editor de Hemingway.
¡°Cuando Hemingway muri¨®, en 1961, hab¨ªan pasado solo tres meses del desastre de Bah¨ªa de Cochinos; las relaciones entre Cuba y EE?UU estaban en su punto m¨¢s bajo. La ¨²nica hebra de civilidad en ese momento entre ambos pa¨ªses la aport¨® su legado¡±, se?al¨® el congresista estadounidense James McGovern, presente en la ceremonia de apertura. ¡°Esperaba que la situaci¨®n entre Cuba y EE?UU a estas alturas estuviese en un mejor momento¡±, coment¨®. ¡°Lamentablemente, tenemos una nueva administraci¨®n que est¨¢ dando marcha atr¨¢s en la pol¨ªtica de acercamiento, prefiriendo la confrontaci¨®n en lugar del compromiso. Aparentemente existe nostalgia por el periodo de Guerra Fr¨ªa¡±, a?adi¨®.
En Finca Vig¨ªa se guardan miles de documentos y cartas, incluidos manuscritos de algunas de las obras del Premio Nobel ¡ªcomo un ep¨ªlogo de Por qui¨¦n doblan las campanas distinto al que se public¨®¡ª, el guion de la pel¨ªcula El viejo y el mar, interpretada por Spencer Tracy, sobre el que Hemingway hizo cr¨ªticas a algunas secuencias y corrigi¨® o ampli¨® di¨¢logos. Tambi¨¦n m¨¢s de 3.000 fotograf¨ªas, 9.000 libros y revistas ¡ªcerca de 2.000 subrayados o con notas al margen¡ª, el pasaporte que emple¨® durante la Guerra Civil espa?ola o los c¨®digos para descifrar los mensajes en clave que Hemingway enviaba desde el Pilar durante la rocambolesca operaci¨®n de persecuci¨®n de submarinos nazis que protagoniz¨® en los cayos de la isla en la II Guerra Mundial.
Glenn Miller y ¡®whisky¡¯
En Finca Vig¨ªa se conserva la vieja m¨¢quina de escribir Underwood del escritor, sus trofeos de caza, la botella de whisky medio llena y el disco de Glenn Miller que dej¨® en el gram¨®fono antes de partir. En el ba?o, pegado al inodoro, en un peque?o librero se puede encontrar todo tipo de literatura ¡ªincluida una biograf¨ªa del ilusionista Houdini¡ª y tambi¨¦n queda una vieja pesa. En la pared est¨¢n las anotaciones de su peso, que controlaba a diario. Las marcas de 1955 muestran al Hemingway m¨¢s conocido, modelo oso: "14 de abril. 240 libras [109 kilos]". La ¨²ltima anotaci¨®n es de un d¨ªa antes de partir para no regresar m¨¢s: "24 de julio de 1960. 190 libras [86 kilos]". Ya padec¨ªa la enfermedad que un a?o despu¨¦s provoc¨® su suicidio. Con la apertura impulsada por el presidente Obama, miles de compatriotas viajaron a Cuba y peregrinaron a Finca Vig¨ªa para sumergirse en el mundo de Hemingway. Con Trump las visitas han ca¨ªdo en picado.
La copiosa correspondencia que se almacena incluye cartas, telegramas y postales. No tiene desperdicio. En mayo de 1956, le escribe un admirador desde Calella, en Catalu?a, lament¨¢ndose por ¡°no poder leer Por qui¨¦n doblan las campanas por no estar autorizada su venta en Espa?a¡±, si bien le advierte de que est¨¢ ¡°muy lejos de compartir su incomprensible pasi¨®n por la bebida¡±. Hay solicitudes de todo tipo: en 1943, la Uni¨®n de Escritores Sovi¨¦ticos le pide que env¨ªe copia de sus discursos antifascistas para colaborar con la lucha contra el ¡°vandalismo nazi¡±, y un amigo le ruega desde M¨¦xico que interceda para que un jugador espa?ol de jai alai pueda entrar a EE?UU, vetado por supuestos v¨ªnculos con la Falange.
Entre las fotos tambi¨¦n hay maravillas, muchas con sus amigos de Hollywood, como Spencer Tracy o Ava Gardner, a quien sol¨ªa invitar al bar Floridita a beber daiquiris preparados por el barman catal¨¢n Constante. Tambi¨¦n se guardan entrevistas, como en la que Hemingway confiesa: ¡°Uno vive en esta isla porque para ir a la ciudad no hace falta m¨¢s que ponerse los zapatos, porque se puede tapar con papel el timbre del tel¨¦fono para evitar cualquier llamada, y porque en el fresco de la ma?ana se trabaja mejor y con m¨¢s comodidad que en cualquier otro sitio. Pero esto es un secreto profesional¡±.
Mientras este jueves Trump amenazaba con activar en 15 d¨ªas el t¨ªtulo III de la ley Helms Burton, que permitir¨ªa a ciudadanos cubanoamericanos reclamar ante tribunales de EE?UU propiedades expropiadas por la revoluci¨®n y sancionar a empresas que ¡°trafiquen¡± con ellas, en Finca Vig¨ªa comenzaba una nueva etapa de trabajo. Con los esc¨¢ner y equipos de alta tecnolog¨ªa del nuevo laboratorio, documentos de alto valor, como el cuaderno de bit¨¢cora del Pilar, en el que Hemingway registr¨® el peso y tama?o del ¨²ltimo pez espada que captur¨® y describi¨® el ¨²ltimo temporal al que se enfrent¨® en el mar, cobrar¨¢n nueva vida.
Babelia
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