Dignidad de la terna ante una muy seria corrida de Jos¨¦ Luis Pereda
Francisco J. Espada corta una oreja protestada y Cristian Escribano da una vuelta al ruedo
Mientras a 500 kil¨®metros de distancia, tres supuestas figuras del toreo -Morante, El Juli y Perera- lidiaban un bonito y agradable encierro de Garcigrande, en la plaza de Las Ventas, tres j¨®venes matadores sin apenas bagaje se enfrentaban a una se?ora y nada f¨¢cil corrida de toros de Jos¨¦ Luis Pereda, seria, fuerte y astifina como ella sola. Para los ilustres del escalaf¨®n, el toro chico y el billete grande; para los modestos, lo contrario.
Cristian Escribano, Francisco Jos¨¦ Espada y ?ngel S¨¢nchez fueron los tres valientes que la lidiaron y estoquearon. Y, aunque no triunfaron, dieron la cara con dignidad y se marcharon de la plaza con el respeto de la afici¨®n.
Una protestada oreja cort¨® Espada, que se meti¨® a la gente en el bolsillo r¨¢pidamente en el inicio de su primera faena. Tras un par de estatuarios, colocado entre las dos rayas de picar, por sorpresa, el madrile?o ejecut¨® un pase cambiado por la espalda arriesgad¨ªsimo. Tanto que las dos guada?as que luc¨ªa el animal le pasaron rozando la taleguilla.
PEREDA/ESCRIBANO, ESPADA, S?NCHEZ
Toros de Jos¨¦ Luis Pereda, muy serios y de gran cuajo, de desigual juego, aunque faltos de casta y clase en conjunto. Notable el cuarto, de gran nobleza y calidad.
Cristian Escribano: bajonazo (silencio); estocada ligeramente trasera perdiendo la muleta _aviso_, descabello y se echa el toro (vuelta al ruedo).
Francisco Jos¨¦ Espada: estocada tendida y desprendida (oreja protestada); estocada baja _aviso_ (saludos con protestas).
?ngel S¨¢nchez: pinchazo y estocada trasera y desprendida (saludos); medio metisaca en los blandos, siete pinchazos, estocada corta ca¨ªda y atravesada y seis descabellos (silencio).
Plaza de toros de Las Ventas. Segundo y ¨²ltimo festejo de la Feria de la Comunidad de Madrid. Corrida Goyesca del 2 de mayo. Menos de un tercio de entrada (8.395 espectadores, seg¨²n la empresa).
Firme y valeroso, a Espada no le import¨® la falta de casta y clase de su oponente y destac¨® en una tanda templada y limpia al natural. Las manoletinas -de perfil- finales y una estocada de r¨¢pido efecto animaron al p¨²blico a sacar los pa?uelos y el presidente no tuvo m¨¢s remedio que conceder el trofeo. ?C¨®mo est¨¢ Madrid!
El quinto, un pavoroso y bien armado ejemplar de casi 600 kilos, cant¨® la gallina en el caballo y se par¨® en el ¨²ltimo tercio. Demasiado lineal y encimista, Espada puso voluntad, pero no dijo nada y lo mat¨® mal.
Aunque perdi¨® la muleta y la espada cay¨® unos cent¨ªmetros trasera, la estocada que ejecut¨® Cristian Escribano en el cuarto fue de premio. Espectacular. Esa fue la cima de una actuaci¨®n desigual.
Tras un sobresaliente par de banderillas de Ra¨²l Cervantes -?con que exposici¨®n y torer¨ªa se asom¨® al balc¨®n!-, Escribano comenz¨® su primer trasteo mediante largos y templados doblones que precedieron a un ramillete de detalles tambi¨¦n por bajo de gran sabor. Y poco m¨¢s pudo hacer. A media altura, intent¨® las tandas en redondo, pero la soser¨ªa y falta de casta del astado, que derrotaba al final de los muletazos, le impidieron el lucimiento.
Mucho mejor fue el cuarto, de preciosa estampa. Tras salir suelto del caballo, ¡®Carnerosa¡¯ se desplaz¨® con alegr¨ªa en banderillas y tuvo prontitud, calidad y nobleza en la muleta. Generoso e inteligente, Cristian Escribano comenz¨® d¨¢ndole distancia, pero, luego, salvo alg¨²n derechazo de buen trazo, no lo cuaj¨®. El volapi¨¦ que recet¨®, eso s¨ª, le vali¨® la vuelta al ruedo.
Un quinario pas¨® ?ngel S¨¢nchez para matar al deslucido sexto, que no vali¨® nada. Desmoralizado, y tras abreviar con la muleta, protagoniz¨® un mitin con estoque y descabello. Algo m¨¢s pudo hacer frente al tercero, noble y con cierta calidad por el pit¨®n izquierdo, pero justito de fondo y al que lidi¨® primorosamente Iv¨¢n Garc¨ªa. Aunque falt¨® emoci¨®n, S¨¢nchez pudo al menos dejar constancia del buen concepto que atesora en un pu?ado de naturales largos, templados y de mano baja.
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