Lo enmascarado y lo contundente
Bel¨¦n Gopegui publica ¡®Rompiendo algo¡¯, un compendio de art¨ªculos, conferencias, debates y pr¨®logos en los que aborda las mismas inquietudes que permean sus novelas
Las novelas de Bel¨¦n Gopegui bordean a menudo el ensayo. Las tramas sirven sobre todo para hilar reflexiones y di¨¢logos profundos en torno a temas que dejan clara la apuesta ideol¨®gico-narrativa (valga la redundancia) de la escritora. Gopegui, en sus propias palabras, no se pregunta por qu¨¦ escribe, sino ¡°desde d¨®nde¡± escribe. Pero no hace metaliteratura. Por eso resulta tan interesante Rompiendo algo (Debolsillo), un compendio de cerca de 30 art¨ªculos, conferencias, debates y pr¨®logos de la autora que hab¨ªan sido publicados en Chile en 2014, con escasa repercusi¨®n en Espa?a, m¨¢s ocho a?adidos. No es que Gopegui ponga las cartas boca abajo en sus novelas y las voltee en sus intervenciones p¨²blicas (m¨¢s bien unas y otras van de la mano), sino que ¡ªsin el colch¨®n de la ficci¨®n¡ª se escucha a¨²n m¨¢s claro el ¡°pistoletazo en medio de un concierto¡±, el famoso s¨ªmil de Stendhal con la pol¨ªtica en una obra literaria que usa como t¨ªtulo de una de sus conferencias.
A lo largo del cuarto de siglo que cubre la compilaci¨®n, y en espacios que van de universidades a columnas de prensa o eventos de activismo, Gopegui adopta distintos recursos (una voz ajena, un tono m¨¢s l¨ªrico o la cr¨ªtica ¡ªcon nombres y apellidos¡ª a otros autores) para abordar las mismas inquietudes que permean sus novelas: la relaci¨®n entre las letras y el poder (¡°toda literatura es, se sabe, pol¨ªtica; preguntarse sobre literatura y pol¨ªtica en las actuales condiciones significa preguntarse si la literatura, como la pol¨ªtica, puede hacer hoy algo distinto de traducir, acatar o reflejar el sistema hegem¨®nico¡±), la concepci¨®n de una escritura que no sea capitalista (¡°leemos en busca de instrucciones de lo posible¡±), la simbiosis entre forma y fondo (¡°quiero las historias de presos y quiero los jardines¡±) o c¨®mo construir comunidad (¡°un novelista es tambi¨¦n un cat¨¢logo de voces¡±) por medio de un acto eminentemente solitario como es sentarse ante un ordenador y teclear. En resumen, c¨®mo parir ¡°una buena novela que no sirva al enemigo¡±.
Aunque sus libros distan de ser un fen¨®meno editorial, Gopegui publica en un gigante (Penguin Random House) y cuenta con el relativo aplauso de cr¨ªtica y lectores. Es decir, no es una outsider sin nada que perder. Por eso, algunas de sus argumentaciones suenan temerarias,?en el buen sentido de la palabra, parafraseando a Antonio Machado. Como que ¡°la novela del siglo XX es casi toda de una gran inverosimilitud¡±, a causa de ¡°la prohibici¨®n de la pol¨ªtica¡±; o su defensa de una literatura de encargo que ¡°incorporar¨ªa la experiencia de la revoluci¨®n sovi¨¦tica¡±, en contraposici¨®n al encargo impl¨ªcito capitalista que suponen mecanismos como el ¨¦xito o la acusaci¨®n de trazo grueso. ¡°Salimos a la plaza del mercado como antes hac¨ªan los jornaleros. Salimos a vendernos, salimos a comprobar si hemos acertado con un encargo que no se formula expl¨ªcitamente, pero que est¨¢ ah¨ª¡±.
En algunos de los textos, por los que asoman su admirada Carmen Mart¨ªn Gaite, Juan Blanco, Rafael S¨¢nchez Ferlosio, Rosal¨ªa de Castro, Karl Marx o Bertolt Brecht, Gopegui alude de pasada ¡ªcomo si no quisiera dar pistas al enemigo¡ª al sabotaje y la infiltraci¨®n contra el sistema. Una idea muy presente en varias de sus ¨²ltimas novelas, como Acceso no autorizado (2011), El comit¨¦ de la noche (2014) o Qu¨¦date este d¨ªa y esta noche conmigo (2017). La autora de dos guiones cinematogr¨¢ficos (La suerte dormida y El principio de Arqu¨ªmedes) lo ilustra con una imagen del cine b¨¦lico: el soldado coreano que se acerca en la noche a la trinchera enemiga y dice en ingl¨¦s: "?John!, ?est¨¢s ah¨ª?". ¡°No renuncia a su lengua, adopta una que le permite asestar el golpe necesario¡±, explicaba en 2007 en la Universidad de California, en una argumentaci¨®n con ecos del ensayo de Trotski Su moral y la nuestra. En Rompiendo algo, las piedras que lanza Gopegui est¨¢n a¨²n m¨¢s desnudas: ¡°Abogo por casi todo. Lo enmascarado y lo sutil, el abordaje directo y contundente, lo enmascarado y contundente, cualquier otra combinaci¨®n¡±.
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