Una cruel paradoja
La juvenil terna estuvo por debajo de la excelente nobleza de los novillos del Conde de Mayalde
Qu¨¦ mala suerte que te toque un buen novillo en Las Ventas; sobre todo, si es de tan exquisita calidad en su embestida que m¨¢s que novillo parece un cordero y m¨¢s que noble hace las veces de tonto.
Qu¨¦ cruel paradoja esta de so?ar noche tras noche con ese animal al que le puedas hacer la faena de tu vida, esa que te encumbre y te abra las puertas de una alternativa de lujo; y que llegues a la plaza de Madrid y salga ese novillo bonito, un juampedro artista, bien hecho, mansurr¨®n en el caballo, sos¨®n en banderillas y repetidor, fijo y humillado en la muleta, y que embista veinte o treinta veces con esa calidad que so?aste. Que surjan los muletazos unos tras otro, con la mano derecha ahora y la izquierda despu¨¦s, y que no se oiga un ol¨¦ en los tendidos.
Algo peor: que percibas que la gente se aburre, que bosteza y pide a gritos que acabes cuando antes con esa mortecina labor que a nadie interesa.
MAYALDE/GONZ?LEZ, MARCOS, PLAZA
Novillos del Conde de Mayalde, justos de presentaci¨®n, mansos y muy nobles.
Rafael Gonz¨¢lez: pinchazo y media tendida y atravesada (ovaci¨®n); estocada fulminante (oreja).
Marcos: estocada ca¨ªda (silencio); dos pinchazos y estocada -aviso-, -2? aviso- (silencio).
Fernando Plaza: pinchazo hondo, un descabello -aviso- y el novillo se echa (silencio); estocada -aviso- (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas. 20 de mayo. S¨¦ptima corrida de feria. Casi tres cuartos de entrada (16.810 espectadores, seg¨²n la empresa). Se guard¨® un minuto de silencio por el fallecimiento del ganadero Fernando Domecq
Qu¨¦ mala suerte que te toque un buen novillo en Las Ventas y no seas capaz de hacer realidad el sue?o de tu vida, pero as¨ª de dura es esta profesi¨®n.
La corrida de hoy
Toros de El Pilar, para Juan del ?lamo, Jos¨¦ Garrido y Gonzalo Caballero.
Rafael Gonz¨¢lez recibi¨® a su primero de rodillas en los medios y a duras penas consigui¨® darle una larga afarolada; despu¨¦s, se plant¨® en el tercio, junt¨® los pies, y ofreci¨® un recital de toreo de capa espectacular y torero en el que combin¨® aceptables ver¨®nicas, ce?idas gaoneras y una vistosa revolera final. El festejo no pod¨ªa comenzar de mejor modo.
Pero lleg¨® la prueba final e importante del examen cual es la faena de muleta. El novillo, que manse¨® con descaro en varas y acudi¨® sin ganas a los rehileteros, embisti¨® con sorprendente calidad, una y otra vez, al cite del joven torero. Sin chispa, con un toque de tontura animal, como un corderito fiel y amoroso, pero no se cans¨® de embestir. Y ah¨ª radic¨® el problema: esos novillos exigen un artista exquisito, de los que son capaces de erigir en cada muletazo un monumento al arte del toreo. Y esa es una cualidad reservada a unos pocos elegidos.
Total, que Rafael Gonz¨¢lez, primoroso con el capote, parec¨ªa el oficiante de un funeral de tercera muleta en mano. La gente se entreten¨ªa con las pipas, hablaba con el de los refrescos y se contaba sus cuitas mientras el novillo humillaba el hocico y no se cansaba de obedecer. Ni las bernardinas finales animaron al desalentado p¨²blico. Algo parecido le sucedi¨® en el cuarto, de menor calidad que el primero, pero igualmente bonancible, Una gran estocada final de efecto fulminante le permiti¨® pasear una oreja que fue un premio excesivo.
Lo mejor de la lidia del lote de Marcos fueron los pares de banderillas de Domingo Siro, Miguel Mart¨ªn y Fernando S¨¢nchez. Puede parecer duro, pero la realidad no tiene vuelta de hoja. Se le ve al novillero experimentado, pero, como a su compa?ero, se le vio con escasas ideas y superado por la calidad de sus novillos. Tambi¨¦n dio muchos pases, pero ya se sabe que torear no es cuesti¨®n de n¨²meros. Total, que tampoco Marcos demostr¨® calidad a la altura de la dulce nobleza de sus oponentes.
M¨¢s elegante y asentado, Fernando Plaza inici¨® su primera faena de muleta con estatuarios que hicieron albergar una esperanza bald¨ªa por la soser¨ªa del novillo y la aparente tristeza del torero. Mejor¨® ante el sexto, noble como sus hermanos aunque con menos movilidad, y Plaza dibuj¨® algunos naturales de trazo largo y bella ejecuci¨®n. Se oyeron entonces los primeros ol¨¦s. El asunto no pas¨® a mayores porque el torero alarg¨® la faena y cans¨® a la parroquia a pesar de sus buenas maneras.
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