Joseph Knox: ¡°Veo en el g¨¦nero una desesperaci¨®n total de muchos escritores por ser amados¡±
A los 31 a?os, el autor brit¨¢nico se consolida como uno de los grandes valores del g¨¦nero con su segunda novela, 'Sonrisa mortal'
Antes de publicar su primer libro, Joseph Knox no hab¨ªa ido a ninguna parte fuera del eje entre la localidad de Stoke y su Manchester natal, donde se hab¨ªa dedicado a sobrevivir, a salir del pozo de drogas, violencia y podredumbre moral en el que ¨¦l mismo se hab¨ªa metido; a aceptar la mano salvadora de la literatura; a cambiar una adicci¨®n por otra. ¡°Escribir mi primera novela me llev¨® ocho a?os. Antes de Sirenas hab¨ªa fracasado en todo lo que hab¨ªa hecho. Fui un estudiante p¨¦simo. Beb¨ªa mucho, me drogaba, trataba con traficantes. Vi gente destruy¨¦ndose, tuve problemas serios. Si no hubiera sido por los libros habr¨ªa acabado debajo de un puente¡±, confiesa a EL PA?S en un c¨¦ntrico restaurante de Madrid, donde ha venido a presentar su segunda novela, Sonrisa mortal (Roja y Negra, como la primera).
A los 31 a?os Knox ha pasado un tercio de su existencia acompa?ado por el protagonista de sus novelas, el polic¨ªa Aidan Waits. Por eso, cuando se le pregunta cu¨¢nto hay de ¨¦l en este agente a menudo fuera de la ley, drogadicto, enigm¨¢tico, de pasado turbulento violento y, sin embargo, honesto dentro de su particular c¨®digo moral, ¨¦l responde que no est¨¢ muy seguro y suena a verdad. ¡°Es como un perro y su due?o. ?Qui¨¦n se parece a qui¨¦n?¡±, bromea.
Como lector no quiero escritores que me cuiden, que me lleven de la mano, que me den cinco piezas de fruta al d¨ªa
En Sonrisa mortal el inspector Waits vuelve al turno de noche para investigar una enigm¨¢tica muerte en un hotel abandonado y un caso de abuso sexual con porno-venganza incluida. Con estas dos l¨ªneas argumentales que se cruzan hasta que no se sabe cu¨¢l es la principal, Knox habla de inmigraci¨®n, de mafias, de los perdedores de la globalizaci¨®n, de la corrupci¨®n policial o de la influencia creciente de la extrema derecha, pero no cree que la novela negra tenga que ser social. ¡°Un libro no tiene que ser nada m¨¢s que un libro. Lo bueno de la corrupci¨®n, el asesinato o el acoso es que tienen una gran carga dram¨¢tica y son elementos que me sirven para mantener la historia en la tierra¡±, explica.
Knox tiene una relaci¨®n vital con la literatura. De ni?o padec¨ªa insomnio cr¨®nico y su madre le daba libros para leer; cuando se le acababan, se pon¨ªa a escribir. Despu¨¦s lleg¨® un brutal desenga?o amoroso, una fascinaci¨®n por Humphrey Bogart y de ah¨ª a El sue?o eterno, a Raymond Chandler y todo lo dem¨¢s, incluida la mala vida. Tras alg¨²n trabajo en pubs de mala muerte se encontr¨® gan¨¢ndose la vida en una librer¨ªa, su salvaci¨®n, una huella que perdura en su visi¨®n de la literatura. ¡°Busco que mis personajes no sean normales, que mis libros tengan estilo. Estoy obsesionado con transmitir una atm¨®sfera y para ello es esencial, por ejemplo, usar la primera persona¡±, comenta antes de pararse un buen rato a pensar qu¨¦ libro le sac¨® de la dejadez an¨ªmica y la deriva vital. ¡°No s¨¦. Quiz¨¢s Brian Easton Ellis y American Phsyco y Menos que cero. Los le¨ªa y no sab¨ªa si me estaban gustando. Estaba en una zona inc¨®moda, en el fr¨ªo. No quiero escritores que me cuiden, que me lleven de la mano, que me den cinco piezas de fruta al d¨ªa y procuren que no me deshidrate¡±, confiesa con un gesto amable, exorcizando monstruos.
Y para estar a la altura de esa obsesi¨®n, para amarrarse a la adicci¨®n que le salv¨® la vida, Knox puede pagar cualquier precio, puede trabajar 18 horas diarias durante meses, puede leer ¡°m¨¢s de 100 veces¡± el primer tercio de un libro si eso sirve para que el resto funcione y la historia se quede en la cabeza del lector. ¡°Eso es la ficci¨®n para m¨ª¡±, confiesa un escritor de br¨²jula y no de mapa, que se gu¨ªa por las sensaciones porque no soporta la idea de ce?irse a un plan. ¡°Para m¨ª ser¨ªa una locura. Trabajo mejor as¨ª. Acabo exhausto, pero espero que sea honesto¡±.
En su b¨²squeda de una literatura propia Knox no hace rehenes. Waits es un personaje oscuro, que hace sentir muy inc¨®modo al lector quien, adem¨¢s, sabe poco de ¨¦l y de su vida. Su compa?ero Sutty (un soci¨®pata obsesionado con la limpieza y que aprovecha el turno de noche para ver de cerca la miseria humana) es directamente execrable. ¡°Era la ¨²nica manera de que Waits no pareciera tan malo¡±, comenta divertido. Hay en sus libros una violencia nada contenida, tampoco espectacular. El tipo de violencia sucia y brutal que se da en las calles de Manchester que tanto ha frecuentado. ¡°A veces es divertido y no hay nada de malo en ello. No hay que racionalizarlo todo¡±, asegura.
Admirador confeso del ¡°maestro¡± James Ellroy, Knox frecuenta algunos senderos abiertos por el autor de Seis de los grandes: di¨¢logos potentes en lo literario, respuestas sin tab¨²es en lo promocional. Sirvan algunos ejemplos de dos horas de entrevista. Habla el escritor y el lector compulsivo, un autor que no conoce el off the record:?
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¡°Veo en el g¨¦nero una desesperaci¨®n total de muchos escritores por ser amados¡±
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¡°Algunos se quejan de que los cr¨ªticos no les tratan como autores serios. Yo les digo: ¡®id y escribid el libro que os haga merecedores de ello¡±
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¡°No quiero escribir el mismo libro dos veces. Solo el dinero puede llevarte a algo as¨ª y ya hay demasiada gente haci¨¦ndolo¡±
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¡°No quiero que los lectores sientan que han tirado el tiempo y el dinero con un libro m¨ªo, como a m¨ª me ha pasado tantas veces con otros¡±
En unos d¨ªas se publica en Reino Unido la tercer parte con la que, en principio, cierra la serie de Waits. Ahora est¨¢ escribiendo algo completamente distinto, buscando salirse de lo conocido, huyendo de la repetici¨®n. Antes de abordar este libro se dedic¨® a viajar por Asia durante tres meses. Tras la entrevista parti¨® para Gij¨®n, a la Semana Negra, a ver el mundo que la vida le hab¨ªa negado y literatura le ha regalado.
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