Tom¨¢s Rufo corta una oreja y gusta en su presentaci¨®n en Las Ventas
Emilio Silvera y Alfonso Ortiz, de vac¨ªo ante una inv¨¢lida novillada de Jos¨¦ Cruz
De haber matado a la primera al novillo que cerr¨® el festejo, Tom¨¢s Rufo, un joven de 20 a?os nacido en Talavera de la Reina (Toledo), se habr¨ªa marchado a hombros el d¨ªa de su presentaci¨®n en la plaza de Las Ventas. Una oreja cort¨® en su primero y otra m¨¢s habr¨ªa sumado, seguro, en el sexto. Y, todo, sin pr¨¢cticamente dar dos muletazos limpios. As¨ª est¨¢ Madrid.
Es verdad que, pese a su juventud y escasa experiencia, Rufo dej¨® detalles e intent¨® hacer el toreo con verticalidad, pero su actuaci¨®n, carente sobre todo de limpieza y ligaz¨®n, no mereci¨®, ni de lejos, el honor de la puerta grande.
Es lo que tiene el calor. Por un lado, el calor de los muchos paisanos que viajaron para verlo y apoyarlo desde tierras toledanas. Hab¨ªa que ver con qu¨¦ estruendosos ol¨¦s jaleaban todo cuanto hac¨ªa su torero. Y, por otro, el intens¨ªsimo calor que hac¨ªa en la plaza (treinta y tantos grados y eso que ya era de noche). Con tal temperatura, los refrigerios y el alcohol corrieron de lo lindo y, claro, hicieron estragos.
CRUZ/SILVERA, ORTIZ, RUFO
Novillos de Jos¨¦ Cruz, bien presentados -salvo el abecerrado 3?-, nobles, blandos y justos de casta; y dos sobreros de Casa de los Toreros (el 1? tris y el 4?), desiguales de presentaci¨®n, nobles, mansos y descastados.
Emilio Silvera: bajonazo y estocada (saludos por su cuenta con protestas); dos pinchazos, dos descabellos _aviso_ y otro descabello (silencio).
Alfonso Ortiz: estocada ca¨ªda (saludos con protestas); cuatro pinchazos en los blandos y estocada baja (silencio).
Tom¨¢s Rufo: estocada ligeramente trasera (oreja); pinchazo, estocada trasera y ca¨ªda _aviso_ y tres descabellos (saludos).
Plaza de toros de Las Ventas. Tercer festejo del ciclo de novilladas nocturnas de promoci¨®n del mes de julio. Algo menos de un tercio de entrada (8.490 espectadores, seg¨²n la empresa).
Para aliviarles la calurosa espera en chiqueros, no es descartable que a los novillos de Jos¨¦ Cruz tambi¨¦n les dieran de beber alg¨²n que otro cubata bien cargadito de hielo. De ser as¨ª, no ser¨ªa tan extra?o el comportamiento que demostraron varios de ellos. Como borrachos, tras el encuentro con el picador, tanto el que abri¨® plaza, como el que le sustituy¨® al correrse turno (enchiquerado como cuarto), se derrumbaron estrepitosamente, y apenas se los pudo levantar y mandarlos de vuelta a los corrales. La resaca.
El resto, incluidos los dos sobreros que se lidiaron con el hierro de Casa de los Toreros, tampoco anduvieron sobrados de fuerza ni casta, aunque desarrollaron nobleza y, alguno que otro, cierta movilidad.
Fue el caso del tercero, un impresentable bichejo con pinta de becerro -y de cabra- que, tras un tercio de varas simulado, se movi¨® a media altura y sin clase. Aunque tard¨® en cogerle el aire, al final, Tom¨¢s Rufo logr¨® meter a sus partidarios en la faena gracias a un par de tandas de naturales ligados. Eso, sumado a las infalibles bernadinas y a una estocada cobrada a la primera, le vali¨® la oreja.
Tambi¨¦n irregular su trasteo ante el bonito y noble sexto, -por trap¨ªo, un toro de Sevilla-, cont¨® en todo momento con la expectaci¨®n y el apoyo de unos tendidos que vibraron indistintamente con algunos muletazos sueltos de buen trazo y con innumerables enganchones que deslucieron la labor.
Menos calado tuvo la actuaci¨®n de sus dos compa?eros. Alfonso Ortiz demostr¨® oficio, pero no dijo nada, y Emilio Silvera, que tambi¨¦n hac¨ªa su primer pase¨ªllo en Las Ventas, meti¨® pico a destajo y se limit¨® a componer la figura sin bajar nunca la mano. En este caso, falt¨® alcohol, don Sim¨®n.
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