Rafaelillo, un artista de la lidia y un gran h¨¦roe estrellado contra las tablas
El riesgo est¨¢ presente en todos los que se visten de luces, pero en unos m¨¢s que en otros
Lo verdaderamente sorprendente es que Rafaelillo est¨¦ vivo; roto por dentro, s¨ª, pero con los ojos abiertos, una prueba irrefutable de que los milagros existen. La imagen del fotoperiodista navarro Miguel Os¨¦s, publicada en Navarra.com, es tan impactante como conmovedora: Rafaelillo estrellado contra las tablas como un mu?eco.
El segundo informe m¨¦dico es estremecedor, (siete costillas rotas en el lado izquierdo, cinco en el derecho, varias v¨¦rtebras fracturadas, un enfisema subcut¨¢neo, lesiones focales hep¨¢ticas compatibles con hemangiomas, un neumot¨®rax izquierdo que ocupa aproximadamente el 50 % de la caja tor¨¢cica; otro derecho que ocupa un tercio de la caja tor¨¢cica, policontusiones, un grand¨ªsimo trauma¡), un aut¨¦ntico parte de guerra.
No se sabe muy bien qu¨¦ es lo que ha quedado intacto entre la cintura y el cuello del torero, y si tiene alg¨²n hueso en su sitio. Si algo queda claro para el profano, por encima del intrincado lenguaje m¨¦dico, es que el cuarto toro de Miura del domingo de San Ferm¨ªn, no mat¨® al torero murciano porque no era su d¨ªa, pero el animal lo atropell¨® con la cierta intenci¨®n de mandarlo a mejor vida. Y, con suerte, estar¨¢ recuperado para la feria de El Pilar de Zaragoza seg¨²n las previsiones del doctor ?ngel Hidalgo, jefe del equipo que lo oper¨® en la enfermer¨ªa de Pamplona y sigue su evoluci¨®n en el Complejo Hospitalario de Navarra.
Hoy se puede ser figura sin oler de lejos a un toro fiero
Tiene que haber otra vida mejor para Rafaelillo, sin duda, porque esta se lo est¨¢ poniendo muy complicado. El topetazo de Pamplona ha sido de los m¨¢s gordos que se puedan ver en una plaza de toros, y hay que tener mucha afici¨®n para seguir adelante, jug¨¢ndose el f¨ªsico cada tarde ante los toros m¨¢s grandes y complicados.
El riesgo y la posibilidad de la muerte est¨¢n presentes en todos los que se visten de luces, pero en unos m¨¢s que en otros. Y a Rafaelillo le ha tocado la peor parte; al menos, cuenta con las papeletas que nadie quiere, las que garantizan el sobresalto permanente, la voltereta cercana y la frecuencia cardiaca por las nubes. Rafaelillo es un torero que conoce mejor que ning¨²n otro a qu¨¦ sabe el coraz¨®n humano porque en cada corrida le sale por la boca, abrumado por el peligroso empuje de sus oponentes.
Tiene que haber toreros para todos los toros, se podr¨ªa argumentar. Claro que s¨ª, pero en la evoluci¨®n de la tauromaquia ha habido ganadores y perdedores.
Hoy se puede adquirir la condici¨®n de figura sin oler de lejos a un toro fiero; se puede gozar del favor del p¨²blico sin anunciarse jam¨¢s con toros de verdad; porque se valora m¨¢s el pellizco ante un becerrote noble y bobalic¨®n que la gesta heroica ante las extremas dificultades de la casta.
Por cierto, ?qu¨¦ es el arte del toreo? ?Manejar con prestancia las mu?ecas? ?Mostrar elegancia en los andares? ?Poseer pellizco? ?O tambi¨¦n capacidad sobresaliente para la lidia y un derroche de inteligencia, poder¨ªo, gallard¨ªa y mando en la cara de los toros?
?Acaso, pues, no es artista Rafaelillo?
Hay que ser algo m¨¢s que un ser humano valeroso para lidiar un toro como el miura Rabanero, de 640 kilos, que le sacaba dos cuartas al torero murciano, quien anduvo solvente y sobrado de t¨¦cnica ante un oponente dificultoso en extremo; hay que ser algo m¨¢s que un buen profesional para cortarle una oreja a Nevadito, otro miura en Pamplona, este de 660 kilos, el a?o pasado. Sin chaquetilla, ni chaleco, con los tirantes rotos y hecho un mar de l¨¢grimas recogi¨® la oreja de ese cuarto toro que le abr¨ªa la puerta grande. Se hab¨ªa jugado la vida ante un marrajo complicad¨ªsimo que le propin¨® una espantosa voltereta cuando trataba de pasarlo con la mano derecha. El toro lo empal¨®, lo lanz¨® por los aires y lo estrell¨® contra el suelo. El golpe fue de tal calibre que su semblante lo dec¨ªa todo. Lo hab¨ªa atropellado una excavadora.
Se valora m¨¢s el pellizco art¨ªstico ante un noble animal que la gesta ante un toro encastado
Y este a?o se ha repetido parte de la historia: otro morrocotudo atropello, pero sali¨® por la puerta de la enfermer¨ªa, y estar¨¢ varios meses fuera de las plazas.
?Acaso, pues, no es un artista Rafaelillo?
S¨ª, claro que lo es, ¨¦l y todos los que como ¨¦l bailan con admirable dignidad con lo m¨¢s duro y bronco del campo bravo. Pero no se les reconoce como tal.
Los espectadores e, incluso, los aficionados m¨¢s exigentes los miran con simpat¨ªa, pero tambi¨¦n con un indisimulado desd¨¦n porque no son m¨¢s que ¡®obreros del toreo¡¯.
Hoy, cuando Rafaelillo est¨¢ en un hospital, roto por dentro y vivo de milagro, el buenismo imperante, ese que limpia conciencias, hace quedar bien y tan poco esfuerzo exige, ha vuelto a poner de moda el hashtag #FuerzaRafaelillo, un mensaje de sincero afecto, sin duda, pero vac¨ªo de contenido.
Un h¨¦roe como Rafaelillo bien merecer¨ªa otro trato y consideraci¨®n por parte de todos.
?Qu¨¦ le espera a Rafaelillo cuando vuelva a vestirse de luces? M¨¢s miuras, y, en el caso de una nueva voltereta, m¨¢s #Fuerza Rafaelillo.
Qu¨¦ injusto y vano es el mundo del toro. O naces con estrella o estrellado; o te cobija el sistema o te maltrata.
Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa, toreros como Rafaelillo adquieran la condici¨®n que se han ganado en el ruedo.
Mientras tanto, he aqu¨ª un homenaje de respeto y admiraci¨®n hacia un torero que, por razones del destino y del maldito azar, solo conoce la cara m¨¢s dura de la fiesta. Un torero comprometido y pundonoroso, merecedor de un mejor destino.
Para h¨¦roes como ¨¦l, el hospital no es m¨¢s que una parada en el camino¡
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