Si tu padre fuera el rey del porno escrito
El escritor Chris Offutt cuenta c¨®mo fue crecer al lado de un hombre que no hizo otra cosa que redactar y consumir pornograf¨ªa
Cuando Andrew Offutt, el rey de la pornograf¨ªa escrita del siglo XX, muri¨®, su hijo Chris, tambi¨¦n escritor, hered¨® su escritorio, un rifle y los 800 kilos de porno que guardaba en su despacho. Fue entonces cuando empez¨® a preguntarse c¨®mo hab¨ªa sido crecer al lado de un tipo que siempre hab¨ªa sido un ni?o enorme. Un ni?o enorme que, cuando trabajaba, lo hac¨ªa como vendedor de seguros y que, por las noches, y todo el tiempo que no estaba trabajando, se escond¨ªa bajo m¨²ltiples personalidades ¡ªlas de sus 18 seud¨®nimos: su favorito, John Cleve, el otro yo, para quien incluso hab¨ªa inventado otra voz¡ª y escrib¨ªa, escrib¨ªa sin descanso. Rodeado de porno, en una casa repleta de ni?os, al lado de una mujer que le adoraba sin remedio, Offutt, el hombre que en una ocasi¨®n dijo que, de no haber sido escritor, habr¨ªa sido asesino en serie, escribi¨® m¨¢s de 400 novelas. Nunca colg¨® un cuadro. No hubiera sabido c¨®mo hacerlo. Jam¨¢s cambi¨® una bombilla. Todo, menos escribir, beber ¡ªpas¨® sus ¨²ltimos a?os en un sill¨®n pr¨¢cticamente no haciendo otra cosa que beber¡ª y tal vez consumir algo de porno, le tra¨ªa sin cuidado.
"Mi padre era un misterio para m¨ª. Creo que lo era para la mayor parte de la gente y, en especial, para s¨ª mismo". El que habla es el ¨²nico de sus hijos que hered¨® su pasi¨®n por la escritura, a quien su progenitor nunca crey¨® haber hecho "tan infeliz" como para que decidiese seguir sus pasos. Pero lo hizo. Chris ha escrito cinco novelas, dos libros de memorias y pas¨® un tiempo en Los ?ngeles, trabajando para HBO. Firm¨® guiones de True Blood, Weeds y Treme. En una ocasi¨®n, su padre dijo que se alegraba de haber sido el maestro de esgrima de D'Artagnan y fue lo m¨¢s cerca que estuvo de expresar alg¨²n tipo de orgullo por sus logros. Chris no escribi¨® el formidable, adictivo y casi monumento al realismo sucio ¡ªpero un realismo sucio real¡ª? Mi padre, el porn¨®grafo (Editorial Malas Tierras) para intentar entenderlo. Aunque hacerlo le ayud¨®. "La cosa empez¨® cuando decid¨ª recopilar todo lo que hab¨ªa escrito, porque creo que todo escritor merece tener una bibliograf¨ªa", dice.
En alg¨²n lugar del condado de Lafayette, en Misisipi, se encuentra el despacho desde el que teclea las respuestas de esta entrevista. Es un d¨ªa de mediados de julio. Est¨¢ lejos de las minas de carb¨®n que hab¨ªa bajo la casa que comparti¨® con su padre de ni?o, de aquel infierno de control obsesivo. Cuando piensa en ¨¦l, lo primero que le viene a la cabeza es el miedo. "Recuerdo una escena violenta, en la que me parec¨ªa un monstruo", dice. "Cuando empec¨¦ a escribir, nunca escrib¨ªa sobre padres. Me di cuenta despu¨¦s, pero en ninguna de mis historias hab¨ªa una figura paterna. El padre siempre estaba lejos, o muerto, o en la c¨¢rcel. Hasta que yo mismo fui padre los padres no empezaron a aparecer en lo que escrib¨ªa", relata. ?Tan doloroso fue? "Mi padre vivi¨® siempre a su manera. Expuls¨® de su lado a todo el mundo. A mi madre, a su hermana, a sus hijos. Nunca tuvo amigos cercanos. No es que no pudieran soportarle, es que simplemente ¨¦l no los quer¨ªa cerca", contesta. Y, sin embargo, escond¨ªa rid¨ªculos tesoros infantiles por toda la casa, como si esperara que alguien los encontrara.
"No es que mi padre fuese un ni?o, era un adolescente. Estoy convencido de que nunca super¨® los 14 a?os. Estaba tan obsesionado con el sexo como uno puede estarlo a los 14. Es como si se hubiera quedado ah¨ª atrapado", recuerda. Porque, evidentemente, su obsesi¨®n era escandalosa. "Por eso escrib¨ªa lo que escrib¨ªa. Y algo que nadie sabe es que durante toda su vida trat¨® de dibujar, colorear y guionizar su propio c¨®mic porno. Nunca se lo ense?¨® a nadie. Lo encontr¨¦ entre sus cosas", confiesa. Refugiado en un mundo propio, una isla al margen del resto, Offutt padre se sent¨ªa su propio dios, pero en parte estaba huyendo. No le gustaba el mundo. Quer¨ªa ser otro. John Cleve, su seud¨®nimo favorito, por ejemplo. "Se odiaba a s¨ª mismo. Odiaba lo que le gustaba, odiaba lo que hac¨ªa. Odiaba el porno. Pero no era nadie sin ¨¦l", apunta Chris. "Hacerse pasar por Cleve le libraba de la culpa y la verg¨¹enza. No era Andrew Offutt el que estaba enfermo, era John Cleve. Le encantaba ser John Cleve. No intent¨® escapar de nada. Solo escap¨® del mundo, entreg¨¢ndose a una soledad abominable", dice.
Porque sabe de los efectos del extremo aislamiento en que vivi¨® su padre ¨Cen ciertos momentos de su vida, magistralmente descritos, descritos como si se tratasen de los momentos de una novela que a ratos parece una extra?a novela de terror¨C, Chris ha intentado huir de ¨¦l. Tambi¨¦n ha intentado estar tan presente como ha podido para sus hijos, con quienes, dice, tiene una relaci¨®n excelente ¡ª"son lo mejor que he hecho", a?ade¡ª, pero admite que empez¨® a escribir para dejar de tener miedo. "En mi cabeza, en la habitaci¨®n en la que escrib¨ªa, en la p¨¢gina, era libre y valiente. En m¨ª, la escritura surgi¨® de forma natural, y supongo que eso debo agradec¨¦rselo, aunque siempre supe que pod¨ªa hacerse de otra manera¡±, asegura. ?C¨®mo? ¡°No ignorando todo lo que tienes a tu alrededor". ?Qu¨¦ le preguntar¨ªa a su padre si le viera entrar por la puerta? "?Ja! ?Lo primero? Que c¨®mo se las ha ingeniado para resucitar", responde.
?Y m¨¢s tarde? "Le preguntar¨ªa por qu¨¦ ha vuelto, si fue tan infeliz en vida", a?ade. No cree que le dijera nada del libro que ha escrito. "Si volviera a la vida, volver¨ªa por el porno y el whisky, no por su familia. No creo que nos hiciera el m¨¢s m¨ªnimo caso", dice. ?Cree que sufri¨® su padre el anonimato, la falta de reconocimiento? ?Cree que por eso perdi¨® la cabeza? "Mi padre viv¨ªa bajo una carga terrible, lo poco honroso, lo vergonzoso de su trabajo. Puede que llegara a sufrir por la falta de reconocimiento, pero en parte fue algo que se hizo a s¨ª mismo. Al principio de su carrera, quiso ser conocido por su ciencia ficci¨®n, y lleg¨® a publicar seis novelas. Luego lo dej¨®. ?Por qu¨¦? Es un misterio, y, como he dicho al principio, creo que fue un misterio incluso para ¨¦l mismo tambi¨¦n".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.