Acci¨®n por el clima
El artista dan¨¦s Olafur Eliasson, al que el Guggenheim dedica una exposici¨®n en febrero, escribe sobre arte, urgencia y cambio ecol¨®gico
Desde hace unos d¨ªas estamos de luto por la muerte de un glaciar que marca un hito en la historia de la humanidad. El glaciar, situado al noreste de Reikiavik, era conocido como Ok, y se ha derretido y ya no existe. Una placa en el sitio marcar¨¢ este punto en el tiempo. Andri Sn?r Magnason, el escritor island¨¦s, ha concebido la inscripci¨®n en torno a una pregunta para las generaciones futuras: ¡°Sabemos lo que est¨¢ sucediendo y lo que hay que hacer¡±, escribi¨®. ¡°Solo t¨² sabes si lo hicimos¡±.
La conmoci¨®n de este momento no debe desperdiciarse. Eso intento hacer yo desde mi pr¨¢ctica como artista. Hace algo menos de un a?o, quienes paseaban por el centro de Londres pod¨ªan encontrarse con 30 bloques de hielo glacial de miles de a?os de antig¨¹edad. En sus formas aparentemente inm¨®viles estaban encapsulados rastros de tiempos remotos en forma de polvo y otros materiales naturales. Aquellos que pon¨ªan la mano en el hielo pod¨ªan sentir la superficie fr¨ªa y suave en su piel. Quienes acercaban el o¨ªdo escuchaban los chasquidos que produce cuando se derrite. Eran testigos directos de los cambios ecol¨®gicos que estamos experimentando.
El cambio est¨¢ en las artes y la agenda pol¨ªtica, y es el momento de declarar juntos un estado de emergencia clim¨¢tica
Los bloques viajaron desde lejos. Despu¨¦s de desprenderse de una capa de hielo y salir flotando al mar, fueron recogidos de las fr¨ªas aguas de la costa de Nuuk, en Groenlandia. Viajaron al Bankside, a las puertas de la Tate Modern, y a la City de Londres, ante la sede europea de Bloomberg. Ese hielo constituye Ice Watch, una obra de arte p¨²blica que conceb¨ª con el ge¨®logo Minik Rosing para hablar de la acci¨®n sobre el clima y explorar c¨®mo los sentimientos de distancia y desconexi¨®n, de proximidad y relevancia, nos coh¨ªben o nos llevan a comprometernos. Su presentaci¨®n en Londres, en diciembre de 2018, ha sido la m¨¢s extensa hasta la fecha. En 2014 fue instalada delante del ayuntamiento de Copenhague coincidiendo con la publicaci¨®n del quinto informe de evaluaci¨®n sobre el clima del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Clim¨¢tico (IPCC). El hielo dio forma f¨ªsica a las cifras del informe. En 2015, el hielo glacial se materializ¨® en la plaza del Pante¨®n de Par¨ªs en el contexto de la 21? Conferencia de las Partes, que nos proporcion¨® el Acuerdo de Par¨ªs. Desde entonces, el problema del cambio clim¨¢tico ha pasado a primer plano. Hace un a?o el IPCC emiti¨® una alerta: s¨®lo tenemos 12 a?os para limitar su impacto.
Si miramos atr¨¢s, el cambio es dr¨¢stico. Lo acabo de ver hace unos d¨ªas al documentar de nuevo los glaciares islandeses que componen The Glacier Series (1999), una de las obras incluidas en la muestra In Real Life, actualmente en la Tate Modern y que el pr¨®ximo a?o llegar¨¢ al Guggenheim de Bilbao. Unas fotograf¨ªas que en unas semanas colgar¨¦ tambi¨¦n en la exposici¨®n para constatar el contraste de esos paisajes 20 a?os despu¨¦s. Si miramos al futuro, la duda sobrecoge: ?qu¨¦ hacer? Los hechos remiten a una historia de terror, aunque no son suficientes para motivar verdaderamente a la gente. A veces, incluso, producen el efecto contrario: distancia, apat¨ªa. Los cambios que motivan nuestro comportamiento requieren una estrategia m¨¢s amplia. Hay que llegar al coraz¨®n y a la raz¨®n, a las emociones y a las mentes. Y actuar en consecuencia.
Los cient¨ªficos, de hecho, han estudiado la psicolog¨ªa implicada en la toma de decisiones individuales y colectivas, como Elke Weber, catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa y Asuntos P¨²blicos en la Universidad de Princeton, con quien he colaborado en varios de mis proyectos. Weber ha contribuido a los informes del IPCC de la ONU sobre el cambio clim¨¢tico y ha pasado d¨¦cadas investigando c¨®mo la psicolog¨ªa incide en nuestra actitud ante las cosas. Hace preguntas fundamentales, como cu¨¢ndo nos comprometemos y cu¨¢ndo hacemos caso omiso o nos quedamos paralizados, y tiene clara la conclusi¨®n: a la hora de actuar frente al clima, en nuestras respuestas hay una clara preferencia por el statu quo. Nos inclinamos por aferrarnos a lo que tenemos. El aqu¨ª y ahora es local, inmediato y conocido, mientras que las consecuencias a largo plazo de no cambiar son abstractas, inciertas, f¨¢ciles de ignorar y aparentemente desconectadas de nuestras vidas.
La preferencia por la acci¨®n ¨²nica es otro mecanismo psicol¨®gico en juego. Es m¨¢s f¨¢cil dar un paso para resolver un problema que dar varios. Ese paso ¨²nico puede tener valor simb¨®lico, pero la acci¨®n sostenida es dif¨ªcil y hace falta coraje pol¨ªtico, ya que es m¨¢s dif¨ªcil de comunicar y menos rentable desde el punto de vista informativo. Y lo que quiz¨¢ sea m¨¢s importante en lo tocante a la acci¨®n clim¨¢tica: provocar miedo no parece ser una estrategia eficaz. Como escribe Weber, aunque el miedo puede impactar a la gente y moverla a actuar, no se puede vivir en un estado de shock permanente. Dado que la acci¨®n clim¨¢tica se debe llevar a cabo consistentemente a lo largo del tiempo y formar parte de nuestras vidas, necesitamos centrarnos en historias positivas de cambio que resulten inspiradoras. Y de esto trata Ice Watch.
El proyecto remite a la esperanza de crear una transformaci¨®n interna y forzar un cambio sist¨¦mico. Para ello, tenemos que hacer uso de todos los instrumentos a nuestro alcance, como el arte y la cultura. Pensemos en la preferencia por el statu quo. Las artes invocan otros futuros, d¨¢ndoles forma, haciendo que se puedan sentir v¨ªvidamente. Tanto si es en una novela como en una obra de arte, en una obra de teatro o en una pel¨ªcula, pueden hacer tangible y expl¨ªcito lo que de otra forma puede resultar dif¨ªcil de comprender. Y hay muchas cosas que podemos hacer. Podemos organizarnos para presionar a pol¨ªticos y gobernantes a fin de que, por ejemplo, introduzcan impuestos ambiciosos sobre el carbono y garanticen una transici¨®n justa que nos aleje de nuestras econom¨ªas del carbono. Podemos unirnos para reclamar a las empresas que dejen de invertir en combustibles f¨®siles y que en su lugar lo hagan en energ¨ªa sostenible e innovaci¨®n. Podemos viajar menos en avi¨®n y revisar nuestros frigor¨ªficos, congeladores y aires acondicionados. Podemos decantarnos por un consumo sostenible, reducir el despilfarro de alimentos, adoptar una dieta basada en vegetales y comprar productos que dejen poca huella en el planeta. Si las empresas ven que all¨ª es donde va el dinero, ellas ir¨¢n detr¨¢s. El cambio est¨¢ en la agenda pol¨ªtica y es el momento de declarar juntos una emergencia clim¨¢tica. Cada glaciar perdido refleja nuestra inacci¨®n. Cada glaciar salvado ser¨¢ testimonio del coraje moral.
'In Real Life'. Olafur Eliasson. Guggenheim Bilbao. Del 14 de febrero al 21 de junio de 2020.
Traducci¨®n de News Clips.
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