Muere Pierre Le-Tan, el Patrick Modiano gr¨¢fico
El ilustrador muestra en su obra un lenguaje art¨ªstico propio, tan inimitable como caracter¨ªstico
En el umbral de este septiembre ya casi oto?al, de la mano de Denis Cosnard y de Juan Manuel Bonet ha llegado de Par¨ªs la noticia de la muerte de Pierre Le-Tan, el pintor, ilustrador y escritor franc¨¦s de origen vietnamita vinculado ya siempre con Patrick Modiano y la ciudad del Sena. Un artista original y excepcional que se ha mantenido equidistante y part¨ªcipe de la literatura y del arte, todo con una mirada inquisidora de miniaturista delicado que combinaba los aires de la figuraci¨®n m¨¢s moderna, de la l¨ªnea clara de Herg¨¦ y la finura del mundo asi¨¢tico, como hacia su padre, el pintor Le Pho, personaje de algunas de las obras de Modiano.
Si el itinerario de Pierre Le-Tan solo tiene etapas brillantes como la de ilustrador en New Yorker, Vogue D¨¦coration o The World of Interiors, o portadista de las obras de Patrick Modiano, publicista de las divisas m¨¢s inseparables del demi-monde tal que Gucci o Lanvin, autor de agendas inolvidables como la de 1994 dedicada a Par¨ªs, de etiquetas de vino, tambi¨¦n destaca como escritor con dos obras, tambi¨¦n ilustradas, que dan idea de las cualidades que le han convertido en una suerte de Modiano gr¨¢fico. La primera, publicada en 1996, es Carnet tangerois, una galer¨ªa de personajes irrepetibles que como fantasmas escondidos en el tiempo se empe?aban en mantener vivo ese T¨¢nger cosmopolita y algo golfo del que solo quedaba el Minzah, y ahora ya ni eso. El otro libro, Paris de ma jeunesse, editado en 1988, es un texto muy diferente, que fue prologado por el Nobel franc¨¦s, cuya nueva edici¨®n estaba corrigiendo poco antes de morir el pasado 19 de septiembre. Es un libro que recorre los lugares de la infancia de Le-Tan con una mirada entre modianesca y proustiana. En la obra se sucede con mirada evocadora la geograf¨ªa parisiense de la infancia y juventud del artista como los bulevares Garibaldi y S¨¦rurier, las avenidas de Matignon, de Paul Doumer o de Camo?ns, las plazas de Breteuil y de Vend?me, la rue de l¡¯Universit¨¦, el Quai de Tokyo¡ Un recorrido sentimental pero distante por su ciudad y por su juventud.
De estilo delicado y elegante y con una mirada tan l¨ªrica como anal¨ªtica, Le-Tan muestra en su obra un lenguaje art¨ªstico propio, tan inimitable como caracter¨ªstico, que se despleg¨® en el dibujo, la pintura y la ilustraci¨®n as¨ª como la moda o el dise?o, incluidas las joyas de colores y formas netamente letanianas. Sus mejores trabajos son los nocturnos, las calles oscuras de la banlieue con farolas de luces tenues, los inquietantes jardines de verjas, los coches de modelos a veces imposibles, los transe¨²ntes perdidos en barrios perif¨¦ricos, y los edificios racionalistas fueran tangerinos o del Par¨ªs de su juventud, siempre con misteriosas ventanas encendidas, reveladoras de los mundos oscuros que se esconden en su interior.
Si Le-Tan, muerto a los 69 a?os, es inseparable tanto de la obra de su antiguo amigo Patrick Modiano publicada en Folio, de las ilustraciones para la obra de Patrick Mauries y de sus propios libros, en Espa?a lo es tambi¨¦n de dos escritores que han sido sus introductores en nuestro pa¨ªs, en fecha ya tan lejana como 2004. Se trata de Jos¨¦-Carlos Llop, poeta, novelista y amigo personal del artista que impuls¨® la exposici¨®n que le dedic¨® el MNCARS, entonces dirigido por Juan Manuel Bonet, el otro admirador del pintor. Una iniciativa que sirvi¨® de presentaci¨®n del artista en Espa?a y cuyo cat¨¢logo con textos de los citados as¨ª como de Patrick Mauries es una joya, casi tanto como el que ilustraba su ¨²ltima exposici¨®n, Int¨¦riurs?Exterieurs, inaugurada en Par¨ªs en diciembre de 2010. All¨ª, en la galer¨ªa del tercer piso del 346, de la rue Saint-Honor¨¦, el experto en dibujos Nicol¨¢s Schwed organiz¨® un espl¨¦ndido vernisage en el que estaba, entre otros personajes como Patrick Mauries, el propio Pierre Le-Tan. Solo faltaba el gran ausente, Patrick Modiano. En sus paredes se pod¨ªan ver algunos de los dibujos originales de Carnets tangerois y sus variaciones en una g¨¦lida noche parisiense de diciembre de 2010. Un acto magn¨ªfico, rematado por un cat¨¢logo-libro de exquisita tipograf¨ªa y dise?o en el que el texto del artista que acompa?a a la introducci¨®n de Nicolas Schwed aparece con su caligraf¨ªa habitual, un elemento m¨¢s de sus dibujos. Entre los dibujos tangerinos estaba la maravillosa tinta y acuarela titulada Sept heures du soir, un gran formato dedicado al extrarradio de la ciudad norteafricana, con unos edificios racionalistas a los que sirve de contrapunto la figura misteriosa y medio oculta de una mujer ¨¢rabe.
Ha muerto Pierre Le-Tan sin poder leer el cap¨ªtulo que le hab¨ªamos dedicado en Un cierto T¨¢nger, un libro que estos momentos est¨¢ saliendo de la imprenta de la mano de la Editorial Confluencias, que tantos lazos parisienses tiene gracias a su director, Javier Fornieles Ten, autor de una cubierta que seguro hubiera gustado al artista francovietnamita, pues ambos comparten cierta po¨¦tica pict¨®rica. Quede este texto como homenaje p¨®stumo al artista.
Fernando Castillo es escritor, ensayista y comisario de exposiciones.
Babelia
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