Clara Schumann, la pianista que rivaliz¨® con Liszt
En el 200? aniversario de la int¨¦rprete, Isabel P¨¦rez Dobarro interpretar¨¢ este lunes su ¡¯Concierto para piano¡¯
En vez de un cuento, Friedrich Wieck prefer¨ªa que su hija Clara repasara partituras antes de dormir. ¡°Mi padre nunca me dej¨® leer¡±, contaba ella en vida, lament¨¢ndose. Sin duda, ¨¦l hab¨ªa percibido ya desde ni?a su inequ¨ªvoco talento y la apart¨® de distracciones en el camino para conducirla directamente hacia lo m¨¢s alto en la m¨²sica.
Ambos lo lograron. Hasta tal punto que hoy Clara Wieck Schumann est¨¢ considerada junto a Franz Liszt la m¨¢s brillante pianista del siglo XIX. No ¨²nicamente la mejor mujer pianista; la n¨²mero uno dentro del ranking absoluto, en competencia directa y a cara de perro con la superestrella: el h¨²ngaro irresistible y altivo. Uno representaba el poder demoniaco y en cierto modo macho alfa del piano sobre el escenario; Clara, en cambio, la destreza de la sensibilidad. En palabras de su marido, Robert Schumann, no s¨®lo se convirti¨® en una poeta del instrumento, sino en la pura poes¨ªa de ¨¦l.
Su padre la prepar¨® para esa cima en la interpretaci¨®n. Pero adem¨¢s la alent¨® y le dio armas para que se atreviera con la composici¨®n. M¨¢s all¨¢ de su f¨¦rrea disciplina, sab¨ªa motivar desde el rigor. Darle alas que ella misma recort¨®. En una triste entrada de 1839 para su propio diario, Clara parece decaer en su sue?o: ¡°Alguna vez pens¨¦ que estaba dotada de talento creativo, pero he abandonado la idea. Una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo: ?por qu¨¦ empe?arme yo? Resultar¨ªa arrogante, aunque, de hecho, mi padre me condujo a ello desde muy temprano¡±.
La autoflagelaci¨®n es un rasgo com¨²n en varios creadores. La inseguridad frena aunque tambi¨¦n, misteriosamente, alienta. No todos son capaces de saber juzgarse con distancia. Menos en el lugar que ocupar¨¢n en el futuro. A pesar de las barreras que ella misma se impuso, el p¨²blico de hoy tendr¨¢ oportunidad de apreciar su obra cuando se cumplen 200 a?os del nacimiento de Clara Wieck Schumann en Leipzig. Concretamente en el Palau de la M¨²sica Catalana este lunes, cuando la pianista Isabel P¨¦rez Dobarro y la directora Cl¨¤udia Dub¨¦ Oran¨ªas interpreten junto a la Orquesta Sinf¨®nica Solidaria de Barcelona el Concierto para piano de la compositora alemana.
La desaz¨®n como creadora tuvo que ver con la sombra que le dej¨® en vida Robert Schumann. Cierto complejo de inferioridad por una parte. Pero tambi¨¦n, parad¨®jicamente, la fortaleza que ella tuvo que adoptar como cabeza de familia al tratarse de un hombre aquejado de tremendos problemas mentales. M¨¢s desde que este se tirara al Rin en medio de una crisis aguda con intento de suicidio de la que no se recuper¨®.
Se empe?¨® en destacar la sensibilidad y la musicalidad frente al virtuosismo
Su historia data de la infancia de Clara. Robert fue alumno de Friedrich Wieck y ya se fij¨® en sus dotes cuando Clara ten¨ªa nueve a?os. Tambi¨¦n como compositora. El concierto que va a ser interpretado el lunes lo cre¨® entre los 13 y los 16 a?os: ¡°Su escritura se caracteriza por un gran virtuosismo que indica su alta calidad como pianista. Es notable, en particular, en este Concierto opus 7, la profusi¨®n de pasajes de octavas y saltos de gran dificultad. La complejidad de sus obras a nivel t¨¦cnico no le impide, sin embargo, desplegar un gran sentido l¨ªrico¡±, asegura Isabel P¨¦rez.
Aun as¨ª, todo eso sigue pasando inadvertido no s¨®lo en los auditorios, tambi¨¦n en las aulas de m¨²sica: ¡°La falta de programaci¨®n de compositoras en grandes ciclos, as¨ª como su exclusi¨®n del canon y de los programas de estudios, es la raz¨®n de su olvido. En mi ¨¦poca de estudiante, jam¨¢s se me exigi¨® una obra de una compositora. Si no se estudian y no se exigen, es muy dif¨ªcil que surja inter¨¦s por este repertorio¡±, afirma la pianista.
En la m¨²sica de Clara Schumann, Isabel P¨¦rez observa el rasgo personal que quiso alentar en ella su padre, pero tambi¨¦n el miedo a volar, quiz¨¢s como b¨²squeda de lo contrario: ¡°Creo en su individualismo, en su ¨¦nfasis en la expresi¨®n apasionada sobre la contenida y su inspiraci¨®n extramusical en algunos casos. En su obra resalta el anhelo de libertad reflejado en su exploraci¨®n de innovaciones, tanto en el terreno arm¨®nico y formal, con una notable profusi¨®n del cromatismo en algunas piezas¡±. Si como creadora, a pesar de su originalidad, le ha costado ser reconocida a¨²n, como int¨¦rprete, Clara marc¨® ¨¦poca. Pocos la olvidan ataviada de negro adentr¨¢ndose e introduciendo obras complejas en el repertorio de su tiempo, caso de las sonatas Appassionata o Hammerklavier, de Beethoven, como hizo por primera vez en Berl¨ªn con la primera de ellas.
Tambi¨¦n levant¨® divisi¨®n de opiniones con ciertos h¨¢bitos intolerables para su ¨¦poca que son hoy normales. S¨®lo despu¨¦s de que ella se atreviera por primera vez. A nadie extra?a ahora que un pianista interprete los programas de memoria, hoy la inmensa mayor¨ªa lo hace sin partitura delante. Fue Clara Schumann la pionera en imponerlo. Para muchos result¨® un signo de chuler¨ªa intolerable. Quiso demostrar con ello la simbiosis del int¨¦rprete con el compositor en uno, colocar la m¨²sica al mismo nivel entre quien la crea y la transmite: algo radicalmente moderno, una naturalidad que hoy pocos discuten, pero que en su ¨¦poca resultaba sacr¨ªlego.
Se empe?¨® en destacar la sensibilidad y la musicalidad frente al virtuosismo. Algo de lo que tomaron buena nota sus alumnas, como Adelina de Lara. En eso busc¨® diferenciarse del efectismo circense de Liszt, en cuyo influjo ella misma cay¨® cuando lo vio por primera vez, aunque con los a?os lo considerase da?ino. ¡°?Por qu¨¦ acelerar en detrimento de la belleza? ?Por qu¨¦ no detenerse y disfrutarla?¡±. Puede que esa sea la clave de su credo: profundidad frente a artificio.
Otra de las virtudes que hizo que se enamorara perdidamente de ella un joven Johannes Brahms, amigo y disc¨ªpulo en vida de Robert Schumann, fiel acompa?ante de Clara tras su muerte hasta el fin de sus d¨ªas. El fallecimiento de la int¨¦rprete en 1896 le condujo a la enfermedad y la tristeza que se lo llev¨® a ¨¦l un a?o despu¨¦s. Fue su ¨²nico amor confeso a pesar de que Clara le sacara 14 a?os de diferencia y no dejara de considerarle un hijo.
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