La cultura, ¨²ltima trinchera de la Segunda Rep¨²blica
La Biblioteca Nacional recupera en una exposici¨®n la actividad literaria y art¨ªstica desplegada por los exiliados en 1939
Uno de los efectos inmediatos tras el aplastamiento militar de la Segunda Rep¨²blica de Espa?a fue la disgregaci¨®n de cultura espa?ola. Entre los m¨¢s de 500.000 espa?oles que se calcula abandonaron el pa¨ªs despu¨¦s de febrero de 1939, cuando cay¨® Barcelona, estaban los principales intelectuales, artistas, cient¨ªficos, arquitectos... Muchos lo hab¨ªan hecho antes, como Luis Cernuda o Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Espa?a, como escribir¨ªa Cernuda poco despu¨¦s, hab¨ªa muerto. Solo quedaba la resistencia del exilio. Y tres paradigmas: Federico Garc¨ªa Lorca, Antonio Machado y Miguel Hern¨¢ndez. La Biblioteca Nacional de Espa?a ha tratado de reconstruir la actividad cultural que produjo la di¨¢spora en aquel a?o en la exposici¨®n El exilio republicano de 1939, ochenta a?os despu¨¦s, que se puede visitar en la sede de la instituci¨®n en Madrid desde este martes hasta el 2 de febrero de 2020.
La di¨¢spora pod¨ªa suponer la desintegraci¨®n de la renovaci¨®n cultural que empujaba a Espa?a hacia la modernidad, pero los exiliados ¡°tuvieron la necesidad desde 1939, a¨²n en los campos de concentraci¨®n franceses, de establecer una continuidad cultural del exilio¡±, explica Jos¨¦ Ram¨®n L¨®pez Garc¨ªa, comisario de la muestra junto a Manuel Aznar. ¡°La necesidad de mantener esa cultura y ese legado, as¨ª como la posibilidad de retornar al pa¨ªs del que fueron expulsados¡±, a?ade. La exposici¨®n re¨²ne hasta un centenar de documentos entre libros, revistas, cartas, pasaportes y fotograf¨ªas (la mayor parte, fondos de la Biblioteca Nacional), as¨ª como testimonios audiovisuales. Entre estos objetos, destaca un cuaderno de notas del poeta Rafael Alberti, con poes¨ªas y dibujos, que inici¨® en 1939 en Par¨ªs, durante sus ¡°noches de speaker en la Radio Paris-Mundiale" y que dedic¨® al pintor Rafael Penagos.
Los comisarios de la muestra, que llevan 21 a?os investigando y difundiendo el camino que sigui¨® la cultura espa?ola en un grupo de Estudios del Exilio Literario de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, no han querido hacer ¡°una reivindicaci¨®n solo testimonial y arqueol¨®gica¡±, sino dar a conocer un legado que consideran ¡°puede afectar mucho a cualquier debate al que nos acerquemos hoy¡±. L¨®pez Garc¨ªa lamenta que el conocimiento que se tiene del exilio espa?ol ¡°se ha quedado en lo conmemorativo, lo sentimental y en las interpretaciones ideol¨®gicas¡±. ¡°Se olvida que ese exilio fue masivo, interclasista¡ M¨¢s bien habr¨ªa que hablar de exilios. Tiene una pluralidad ideol¨®gica que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que a veces se ha dado a entender porque agrupa todo tipo de sensibilidades: socialismo, anarquismo, monarquismo, liberalismo¡ No es solo una divisi¨®n entre buenos y malos como en ocasiones se quiere dar a entender, incluso desde los dos lados¡±, defiende.
La huida del terror de las tropas del general Franco llev¨® a aquellos espa?oles a iniciar una peregrinaci¨®n por Francia y Portugal que los dispersar¨ªa por varios pa¨ªses europeos, Am¨¦rica latina, los Estados Unidos, la Uni¨®n Sovi¨¦tica o la Rep¨²blica Popular China. Por motivos de lengua y cultura, Sudam¨¦rica fue uno de los destinos principales. Varias organizaciones, como el Servicio de Evacuaci¨®n de Refugiados, con la ayuda de diplom¨¢ticos mexicanos y chilenos como Pablo Neruda, organizaron expediciones mar¨ªtimas a estos nuevos destinos con nombres de barcos que ahora son m¨ªticos: Winnipeg, Ipanema o Mexique. O el Stanbrook, que cubri¨® el trayecto entre Alicante y Argelia. Seg¨²n los datos de la exposici¨®n, la di¨¢spora llev¨® ese a?o 4.000 espa?oles a la Uni¨®n Sovi¨¦tica; 7.000, a M¨¦xico; 2.300, a Chile; 2.000, a la Rep¨²blica Dominicana; 600, a Colombia; 3.000 (que pronto fueron 10.000), a Argentina y unos 3.000 a Venezuela.?
En uno de esos barcos, el Veendam, viajaron, entre otros, Jos¨¦ Bergam¨ªn, Josep Carner, Paulino Masip, Rodolfo Halffter, Manuela Ballester, Josep Renau y Eduardo Ugarte. La labor de los intelectuales en estos pa¨ªses, especialmente en M¨¦xico, a trav¨¦s de la Casa de Espa?a, fue determinante para renovar la creaci¨®n y el mundo editorial. L¨®pez Garc¨ªa refiere que los exiliados espa?oles establecen unas nuevas bases para las relaciones con las antiguas colonias de Espa?a. Frente al mensaje ampuloso de la Hispanidad de Ramiro de Maeztu, abrazado y enriquecido en paternalismo por Franco, el exilio espa?ol, inicia ¡°una relaci¨®n en t¨¦rminos de igualdad y solidaridad¡±. Era un reflejo de la cultura de la Rep¨²blica. Como, destaca el comisario, lo fue que desde el primer momento del exilio la presencia en las publicaciones de las cuatro lenguas del Estado, por el reconocimiento de la plurinacionalidad que hac¨ªa la Rep¨²blica. ¡°Se exilian cuatro lenguas y cuatro culturas¡±, se?ala. La muestra dedica un espacio a las publicaciones de Catalu?a, Euskadi y Galicia del primer a?o del exilio.
Babelia
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