El d¨ªa que los nazis atacaron a Pablo Neruda
La ciudad mexicana de Cuernavaca fue el escenario de una paliza al poeta similar a la narrada por Malcolm Lowry en ¡®Bajo el volc¨¢n¡¯
La ciudad de la eterna primavera estuvo cerca de rebautizarse como la tumba de Pablo Neruda. Era 1941, en plena Segunda Guerra Mundial. El poeta, nombrado apenas un a?o antes c¨®nsul chileno en M¨¦xico, se hab¨ªa escapado el fin de semana de la capital con unos amigos a Cuernavaca, famosa por su clima templado y sus balnearios. Despu¨¦s de comer en el restaurante de un hotel, brindaron por la suerte de los aliados. Los v¨ªtores a Roosevelt, Churchill y Stalin llegaron a la mesa de al lado. Un grupo de alemanes armados se abalanzaron contra ellos. Volaron sillas, bofetadas y culatazos de rev¨®lver. El poeta acab¨® con la cabeza abierta y enviado a un hospital del entonces Distrito Federal para descartar el riesgo de conmoci¨®n cerebral.
Tres d¨ªas despu¨¦s del incidente, el 31 de diciembre, Neruda escribi¨® una carta al poeta Diego Mu?oz cont¨¢ndole lo sucedido: ¡°En una mesa vecina beb¨ªan un grupo de nazis, 8 o 10 individuos con cuello de toro y cabeza de fierro (¡). Haciendo el saludo nazi se lanzaron contra nosotros, que naturalmente nos defendimos. Yo recib¨ª un lacazo en la cabeza. Cuando me vieron enteramente cubierto de sangre, decidieron apretar y se fueron en sus coches¡±.
El suceso, poco conocido, no est¨¢ recogido siquiera en las memorias del Nobel chileno, Confieso que he vivido, publicadas p¨®stumamente en 1976. En M¨¦xico, el responsable de que haya salido a la luz es el investigador Mario Casas¨²s, experto en Neruda y vecino del Estado de Morelos. Con varios y exhaustivos ensayos publicados sobre el poeta, sostiene que ¡°el hecho de que las memorias fueran p¨®stumas tiene mucho ver con este lapso. Su secretario de toda la vida, el poeta Homero Arce, muri¨® en circunstancias muy tr¨¢gicas durante de la dictadura. Las injerencias de su viuda, Matilde Urrutia, y del asesor, Miguel Otero Silva, est¨¢n detr¨¢s de la falta de criterio¡±.
El episodio retrata en todo caso el momento de efervescencia y extremismo pol¨ªtico. El mismo d¨ªa del ataque, Winston Churchill pronunciaba un discurso lleno de optimismo, asegurando que en tan solo un par de a?os los Aliados lograr¨ªan la victoria. Tan solo tres semanas antes, se hab¨ªa producido la destrucci¨®n de la flota americana en Pearl Harbor. Mientras que M¨¦xico, y en particular Cuernavaca, se hab¨ªan convertido en un refugio de esp¨ªas nazis. En Pablo Neruda y su tiempo, su bi¨®grafo David Schidlowsky apunta, citando un memorando del FBI, que ¡°Cuernavaca era un lugar favorito de encuentro para los nazis los domingos. La ciudad ten¨ªa diversos restaurantes cuyos due?os eran alemanes¡±.
Neruda es recordado hoy por su fervor militante. Pero formalmente no ingresar¨ªa en el PC chileno hasta 1945. Eso s¨ª, desde su atalaya diplom¨¢tica ya hab¨ªa denunciado el fascismo europeo, gan¨¢ndose el calificativo de ¡°poeta jud¨ªo¡±. Antes, hab¨ªa sufrido en primera persona la sublevaci¨®n militar en Espa?a. Su ¨ªntimo amigo Federico Garc¨ªa Lorca fue asesinado por los fascistas y ¨¦l responder¨ªa organizando desde Paris el rescate de m¨¢s de 2000 refugiados espa?oles.
Uno de aquellos exiliados, en este caso en M¨¦xico, el escritor Jos¨¦ Herrera Peterre, escribi¨® a mediados de los cuarenta una novelas con ecos al suceso de Neruda. En Profunda Retaguardia, el esp¨ªa Valdemar Spiegel trabaja en la c¨¦lula del partido Nazi en Cuernavaca y colabora con un diplom¨¢tico falangista. Spiegel acabar¨ªa asesinado por los fascistas. En el pr¨®logo de la primera edici¨®n de 2006, el profesor de la Universidad de Extremadura, Mario Mart¨ªn Gij¨®n, apunta al ambiente de la novela y de Cuernavaca:
¡°Ya en 1939, el almirante Wilhelm Canaris, jefe de los servicios secretos alemanes, que hab¨ªa desarrollado la red de espionaje nazi en Espa?a y prestado una importante ayuda a la sublevaci¨®n fascista, decidi¨® utilizar M¨¦xico como refugio de los agentes de la Abwehr y base de operaciones contra EE. UU. As¨ª, varios agentes secretos llegar¨ªan camuflados como representantes de empresas alemanas ya existentes o bien fundar¨ªan negocios de exportaci¨®n que sirvieran como tapadera¡±.
'Bajo el volc¨¢n'
Herrera Petera denuncia a trav¨¦s de los personajes de su novela que ¡°Cuernavaca estaba lleno de esp¨ªas nazi-falangistas¡±. Una expresi¨®n muy similar a la del protagonista de Bajo el volc¨¢n, Geoffrey Firmin, que al salir beodo de una cantina dice que aquello es ¡°un nido de fascistas¡±.
La novela de Malcolm Lowry, ambientada tambi¨¦n en Cuernavaca, donde el novelista ingl¨¦s vivi¨® durante un a?o, comparte, seg¨²n la investigaci¨®n de Casas¨²s, escenarios con los del Neruda ¨Cel Casino de la Selva, el Jard¨ªn Borda, bares y barrancos¨C, pero sobre todo dibuja un gui?o en el destino del protagonista. A Firmin, c¨®nsul brit¨¢nico, le van acusando durante su descenso a los infiernos alcoh¨®licos de ¡°bolchevique¡±, ¡°jud¨ªo¡±, ¡°anarquista¡±, ¡°miembro de las Brigadas Internacionales¡± y ¡°esp¨ªa¡±.
Hasta que, en una cantina, un grupo de fascistas de la Uni¨®n Militar de Quauhn¨¢huac ¨Cel volc¨¢n al que remite el t¨ªtulo de la novela¨C dicta su sentencia de muerte: ¡°Dices que eres escritor ¡ªvolvi¨® a empujarlo¡ª. T¨² no eres escritor ¡ªlo empuj¨® con mayor violencia, pero el c¨®nsul no cedi¨®¡ª. No eres escritor, eres espiador y en M¨¦xico matamos a los escorp¨ªas¡±.
Sobre la posible inspiraci¨®n del suceso de Neruda en las dos obras, Casas¨²s se?ala que probablemente Herrera Petere escuch¨® esta historia en voz de Neruda. ¡°Era su amigo espa?ol m¨¢s personal. Se conocieron en Espa?a en 1935 y se reencontraron despu¨¦s en M¨¦xico y Suiza, donde Herrera le prestaba la casa durante las visitas¡± Casas¨²s, sostiene incluso que el hotel Parque Amatl¨¢n, donde sucedi¨® el ataque, aparece novelado en la obra Herrara como Hotel Pschorr Haus, una de las bases de operaciones de sus nazis de ficci¨®n.
El investigador rechaza, sin embargo, la contaminaci¨®n en Lowry El novelista ingl¨¦s ten¨ªa preparada la primera versi¨®n de la novela en 1937, pero perdi¨® el manuscrito en uno de sus huracanadas visitas a una cantina. Ese mismo a?o fue perfilando el texto final en forma de cuento: all¨ª ya aparece la figura del c¨®nsul. La redacci¨®n definitiva estuvo lista en 1944 y su publicaci¨®n tras un tortuoso periplo por distintas editoriales no llegar¨ªa hasta 1947. La tesis de la no influencia la respalda tambi¨¦n el escritor Francisco Rebolledo. En su Malcolm Lowry y M¨¦xico (Fondo de Cultura Econ¨®mica, 2004), se?ala que uno de los finales del cuento contaba ya con el asesinato del c¨®nsul en una cantina a manos de un grupo de fascistas. Una ficci¨®n cinco a?os anterior al atentado mexicano sobre Neruda.
Babelia
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