Viaje a la cara B del cine espa?ol
El documental 'Sesi¨®n salvaje' repasa cuarenta a?os de w¨¦sterns almerienses, pel¨ªculas de terror de bajo presupuesto, el destape y el cine quinqui
Dice Alex de la iglesia: "El cine se justifica por s¨ª mismo", a lo que Nacho Vigalondo incide: "Se puede ser autor y director de cine de explotation". Sesi¨®n salvaje, de Paco Lim¨®n y Julio C¨¦sar S¨¢nchez, es un documental que recorre cuatro d¨¦cadas de cine espa?ol de serie B, una colecci¨®n de pel¨ªculas de todo tipo de g¨¦neros, m¨¢s o menos conocidas hoy, pero muy populares en su momento: filmes de terror, de ciencia ficci¨®n, las comedias de Esteso y Pajares, el w¨¦stern, eurothrillers, el destape o el cine quinqui. Mucho de aquel cine se hizo en ingl¨¦s con la intenci¨®n de que fuera exportable. De saber idiomas y de tener la mente abierta de miras se aprovecharon cineastas como Ignacio F. Iquino, Juan Piquer Sim¨®n, Eugenio Mart¨ªn, Jess Franco, Jordi Grau, Paul Naschy, Antonio Isasi-Isasmendi, Joaqu¨ªn Romero Marchent y su hermano Rafael o Chicho Ib¨¢?ez Serrador y actores como Sim¨®n Andreu, que confirma ante la c¨¢mara: "Yo hablaba ingl¨¦s, y eso me ayud¨® a entrar en los rodajes internacionales, donde aprend¨ª el trabajo actoral". Aunque a continuaci¨®n hace una de las numerosas y divertidas confesiones que aparecen en el filme: "A veces, en los rodajes, sencillamente, cont¨¢bamos: '1, 2, 3, 4, 5, 6". Y luego los doblaban. "Pero era una gozada trabajar ah¨ª afuera".
En pantalla, van pasando los supervivientes de aquel cine y los actuales creadores que disfrutaron de ¨¦l. Como Eugenio Mart¨ªn, prol¨ªfico director con pel¨ªculas como El precio de un hombre (1966) o la enorme P¨¢nico en el Transiberiano (1972), que firma como Gene Martin para que no se sepa su procedencia, y en la que coinciden Christopher Lee, Peter Cushing, Terry Savalas, Silvia Tortosa y Helga Lin¨¦. Mart¨ªn cuenta: "Imit¨¢bamos a los italianos". Durante muchos a?os ese cine se aliment¨® de grandes t¨¦cnicos de sueldos bajos en un pa¨ªs barato -Espa?a- para los productores espa?oles, y de una censura que no dejaba mostrar terror ni violencia... salvo si no se desarrollaban en Espa?a. Joaqu¨ªn Romero Marchent se beneficia del aspecto cremat¨ªstico, y como se escucha en Sesi¨®n salvaje, realiza unos w¨¦sterns "a la altura de Sergio Leone", como confirma Tarantino, que le homenajea en ?rase una vez en... Hollywood.
Hay tambi¨¦n espacio para el terror. En 1972 Vicente Aranda rueda La novia ensangrentada, dos a?os despu¨¦s Jordi Grau estrena No profan¨¦is el sue?o de los muertos, estupendo filme. Grau dice que en realidad el ¨²nico que se tom¨® en serio este g¨¦nero fue Jacinto Molina, m¨¢s conocido como Paul Naschy. Pero las dos obras maestras de aquellos a?os llegaron del talento de un mismo director: Chicho Ib¨¢?ez Serrador y sus La residencia (1969) y ?Qui¨¦n puede matar a un ni?o? (1976). Cuenta De la Iglesia que uno de sus aciertos es que aquellos trabajos "no ten¨ªan la pretenciosidad de autor, y Chicho simboliza ese desapego por la autor¨ªa".
Algunos, como Jes¨²s o Jess Franco, rodaban por el placer de rodar (ante la c¨¢mara, Franco, que muri¨® en 2013, dice: "He hecho lo que me ha salido de los huevos"), aunque eso hiciera que bastantes pel¨ªculas fueran enloquecidas. Vigalondo explica. "El cine busca ofrecer lo que no daba la televisi¨®n", y por esa senda entran los trabajos de Iv¨¢n Zulueta con Arrebato, de Bigas Luna y del recientemente fallecido Javier Aguirre. Del cine quinqui se recuperan sus dos figuras: Jos¨¦ Antonio de la Loma (algo m¨¢s comercial) y Eloy de la Iglesia (m¨¢s aut¨¦ntico). De la ciencia ficci¨®n se destaca al mitico Juan Piquer Sim¨®n -"El que mejor comprend¨ªa el mundo anglosaj¨®n y no iba a colarla, que superaba la media en planificaci¨®n y actuaci¨®n"-, con t¨ªtulos como Supersonic Man (1979), Slugs, muerte viscosa (1988) o La grieta (1990), de quien el guonista Diego San Jos¨¦ apunta: "Nunca aburri¨®".
Finalmente, el an¨¢lisis pasa por la comedia del prol¨ªfico Mariano Ozores (Fernando Esteso le denomina "El azote de la cr¨ªtica") y del destape. Todos aquellos cines populares fueron rematados por la Ley Mir¨®, que prioriz¨® un tipo de cine de autor. Mart¨ªn lo tiene claro: "Ella hundi¨® el cine industrial". Aunque Esteso sugiere: "Todo tiene su tiempo".
Babelia
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