¡°Nuestra servidumbre es tal vez la m¨¢s perversa, porque es voluntaria¡±
La fil¨®sofa Marina Garc¨¦s defiende en su ¨²ltimo libro ¡®Escuela de aprendices¡¯ una educaci¨®n emancipadora ¡°para aprender a pensar por uno mismo y con los otros¡±
Para pensar la escuela, la profesora y fil¨®sofa Marina Garc¨¦s volvi¨® a ser estudiante. Hace unos a?os, empez¨® a tocar el piano y ahora esa experiencia ocupa un cap¨ªtulo central de su ¨²ltimo libro, Escuela de aprendices (Galaxia Gutenberg). ¡°Sentados, aprendiendo la relaci¨®n con el instrumento, conversando sobre la educaci¨®n o sobre la vida, soy la aprendiz y mi cuerpo est¨¢ en posici¨®n de empezar de cero. Esta situaci¨®n es la base de partida de una reflexi¨®n que atraviesa todo el libro: la educaci¨®n es una invitaci¨®n, el verdadero maestro no es que el que dice ¡®haz como yo¡¯ sino ¡®hazlo conmigo¡¯, ¡®piensa conmigo¡¯, ¡®calcula conmigo".
El pronombre conmigo y la apelaci¨®n a compartir la experiencia personal est¨¢n muy presentes en esta obra de la pensadora catalana (Barcelona, 47 a?os), que plantea un punto de partida diferente al tradicional: ¡°La reflexi¨®n sobre la educaci¨®n se ha hecho con preguntas sobre c¨®mo educar desde el punto de vista del educador, del padre, del pol¨ªtico o del pedagogo. Yo he invertido ese punto de vista para adoptar el del aprendiz, para preguntarnos c¨®mo queremos ser educados, con qui¨¦n y para qu¨¦¡±. Para ello, propone abandonar la mirada ¡°productivista, legisladora y extractiva¡± que predomina sobre la educaci¨®n actual para reivindicar una alianza de aprendices basada en la concepci¨®n de la educaci¨®n como el arte de la hospitalidad m¨¢s radical que ¡±se abre a la singularidad de cada cual". El libro nace de su preocupaci¨®n por la ¡°profunda crisis educativa¡± que a menudo se reconduce ¡°en una disputa meramente metodol¨®gica¡± y de su deseo de que ¡°las relaciones de aprendizaje de unos a otros sean el verdadero sustrato de la convivencia¡±.
La profesora de Fisolof¨ªa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) retoma en Escuela de aprendices, que sale a la venta este mi¨¦rcoles, la conocida definici¨®n de la Ilustraci¨®n sobre la educaci¨®n como aprender a pensar por uno mismo y le a?ade el complemento ¡°y con otros¡±. De esta forma, la posibilidad de ¡°pensar por uno mismo y con otros nos lleva a afrontar los problemas comunes del propio tiempo¡± y rompe "la idea intelectualista e individualista del pensamiento como aquello que le corresponde al individuo frente al mundo¡±.
¡°Placebo discursivo¡±
Referente intelectual de la llamada nueva izquierda en Espa?a, siempre atenta a los movimientos y los problemas sociales, Garc¨¦s sostiene que ¡°un aspecto clave de esta crisis educativa es la ruptura del tiempo de la promesa, de la idea de que el esfuerzo de hoy ser¨¢ el premio de ma?ana, una vida mejor para ma?ana¡±, de que la escuela ya no es garant¨ªa de movilidad social. ¡°Y lo curioso es que ocurre en un momento en que parece que hayamos depositado todas las soluciones m¨¢gicas de los problemas de la sociedad en la educaci¨®n¡±, apunta. Ante problemas como el racismo, la violencia de g¨¦nero, el cambio clim¨¢tico o la desigualdad siempre surge la invocaci¨®n a la escuela. Es lo que el fil¨®sofo C¨¦sar Rendueles llama ¡°placebo discursivo¡±. ¡°?No ser¨¢ que hemos renunciado a luchar y transformar esos problemas en el resto de ¨¢mbitos de la vida social, luchas laborales o por la vivienda, por ejemplo? Todas nuestras renuncias sociales las acabamos proyectando en la escuela, como si nos tuviera que salvar de nuestras derrotas. Es tremendamente injusto¡±, afirma la pensadora en conversaci¨®n telef¨®nica, con voz segura y actitud cercana.
Con 38.000 seguidores en Twitter, a pesar de que su actividad se reduce a colgar sus intervenciones y sobre todo retuitear, Garc¨¦s abord¨® en primera persona el problema de la vivienda y el proc¨¦s de Catalu?a en su anterior libro Ciudad Princesa (cuyo t¨ªtulo alude al desalojo del antiguo cine okupado de Barcelona). Ahora indaga en la escuela empleando m¨²ltiples referencias, desde algunos de sus pensadores de cabecera, como Diderot, Kant, Deleuze o Foucault, hasta ejemplos sacados de populares series de televisi¨®n.
Burocratizaci¨®n continua
¡°Nacemos dependientes, pero ?c¨®mo llegamos a ser serviles?¡±, se pregunta en el libro. La fil¨®sofa responde desde su casa de Barcelona: ¡°Creo que es muy importante hacer la distinci¨®n entre dependencia y servidumbre. Ahora que estamos en tiempos de pandemia, parece que empezamos a tener muy claro que somos seres interdependientes, entre humanos y el conjunto del planeta. Por tanto, las relaciones de dependencia son la base de la vida, pero el problema no es la dependencia sino c¨®mo llegamos a ser serviles y se instituyen relaciones de poder. Cada sociedad tiene un r¨¦gimen de servidumbre, la historia de la humanidad es una historia de las distintas formas de servidumbre. Nuestra servidumbre es tal vez la m¨¢s perversa porque es poco visible y voluntaria, porque se basa en formas muy sofisticadas de servidumbre voluntaria¡±.
Y prosigue su razonamiento: ¡°Hemos llegado a imaginar que vivimos en sociedades que no hay autoridad. Se dice que los padres, los maestros ya no tienen autoridad, tampoco la sociedad, y por eso salen l¨ªderes muy autoritarios y formas policiales de represi¨®n muy duras. Al mismo tiempo, hay formas de autoridad constantes y muy sutiles en la gesti¨®n de nuestras vidas, que yo analizo como la la burocracia y la rendici¨®n de cuentas continuamente. Esto pasa en la gesti¨®n de un colegio, en la solicitud del ingreso vital m¨ªnimo, en la tramitaci¨®n de la licencia de un bar. Toda la vida hoy pasa por formas de burocratizaci¨®n y de evaluaci¨®n continua, asumidas de tal manera que no se percibe su dimensi¨®n y no caemos en las relaciones de mando y de obediencia que las impregnan¡±.
Otra cuesti¨®n que atraviesa el libro parte de la reflexi¨®n sobre la verg¨¹enza, ¡°el afecto social por excelencia, la emoci¨®n del v¨ªnculo, un t¨¦rmino tambi¨¦n ambivalente, aunque poder avergonzar es poder matar", apostilla. Siempre con la educaci¨®n como trasfondo, Garc¨¦s analiza los mecanismos sociales que llevan a que podamos ¡°ser avergonzados por otros cuando comparecemos ante ellos" y estudia "c¨®mo es posible interrumpir la presencia de uno con solo una mirada, esa posibilidad es la base de la obediencia¡±. Por tanto, razona Garc¨¦s, ¡°uno entrar¨¢ en el juego de las apariencias para formar parte de ese nosotros, lo que constituye una escena com¨²n en la sociedad, el sustrato de muchas formas de obediencia¡±. Es la ¡°servidumbre adaptativa¡± que la fil¨®sofa explica en otro de los cap¨ªtulos de Escuela de aprendices, un libro que concibi¨® antes de la pandemia y escribi¨® durante la misma.
Babelia
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