Abecedario John le Carr¨¦
Esp¨ªa, novelista, ciudadano y hombre decente. Un repaso al mundo del escritor brit¨¢nico, maestro del suspense y uno de los autores m¨¢s le¨ªdos de nuestro tiempo, fallecido el s¨¢bado a los 89 a?os
El escritor brit¨¢nico John le Carr¨¦, fallecido el s¨¢bado en Cornualles a los 89 a?os, fue a la vez un personaje p¨²blico y un hombre secreto que se escond¨ªa a plena vista, un esp¨ªa en el juego mortal de la Guerra Fr¨ªa y un narrador de ¨¦xito mundial. Revolucion¨® la novela de espionaje, que convirti¨® en alta literatura. Algunos pensaron que su mundo de ficci¨®n se hab¨ªa acabado con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, pero sigui¨® publicando magn¨ªficas novelas, que lograron atrapar el mundo contempor¨¢neo.
¡°Para un abogado, la verdad son los hechos sin adornos¡±, escribi¨® en su libro de memorias, Volar en c¨ªrculos (Planeta, como toda su obra en castellano), en el que pasa de puntillas sobre su papel en los servicios secretos brit¨¢nicos. ¡°Que sea posible hallarlos o no ya es otra historia. La aut¨¦ntica verdad no reside en los hechos ¡ªsi es que reside en alg¨²n sitio¡ª, sino en los matices¡±. Su vida y su obra estuvieron, sin duda, llenas de ellos. La ¨²ltima frase de su ¨²ltimo libro puede servir para resumir su vida: ¡°Quise decirle que era un hombre decente, pero ya era muy tarde¡±.
Aqu¨ª van 10 conceptos, un abecedario Le Carr¨¦ para intentar definir a un autor que siempre quiso escapar de cualquier definici¨®n.
Brexit
John le Carr¨¦ quiso terminar su carrera como novelista en 2013 con Una verdad delicada, una cl¨¢sica novela de esp¨ªas. Sin embargo, la indignaci¨®n que le provoc¨® la el resultado del refer¨¦ndum de 2016 le llev¨® a escribir un nuevo libro, Un hombre decente, en el que resucita a su personaje m¨¢s c¨¦lebre, George Smiley. La historia de la publicaci¨®n de esta novela de despedida refleja los avatares del Brexit, porque Le Carr¨¦ quiso que saliese justo en el momento en que el Reino Unido abandonaba la Uni¨®n. Sin embargo, acab¨® por editarla antes, en el oto?o de 2019, porque a falta de acuerdo, el Brexit se retrasaba una y otra vez y ¨¦l, enfermo de c¨¢ncer, sent¨ªa que se le acababa el tiempo. Al final, el escritor ha muerto dos semanas antes de que, finalmente, se produzca la salida.
Era un tema que le indignaba. Le Carr¨¦ fue un hombre cordial y divertido, tremendamente educado. Sin embargo, al hablar del Brexit le llevaban los demonios. ¡°Es sin duda alguna la mayor idiotez que ha perpetrado el Reino Unido desde la invasi¨®n de Suez en 1956¡±, explicaba en una entrevista en 2019.
Cine
Pocos autores contempor¨¢neos han sido tantas veces llevados al cine: muchas de las novelas de Le Carr¨¦ se han convertido en pel¨ªculas, algunas excelentes como El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo, El jardinero fiel, El topo o El hombre m¨¢s buscado, y en series. De hecho, se podr¨ªa decir que el ¨¦xito planetario que logr¨® la BBC con Calderero, sastre, soldado, esp¨ªa (titulo original de El topo) y La gente de Smiley, protagonizadas en los setenta por Alec Guiness como George Smiley, anticiparon la era de las series globales en la que vivimos. En la ¨²ltima adaptaci¨®n, El infiltrado, particip¨® como productor ejecutivo junto a sus hijos.
Sin embargo, sus devaneos con el cine iban mucho m¨¢s all¨¢ de sus propias pel¨ªculas. Le encantaba contar an¨¦cdotas de Stanley Kubrick, de quien fue amigo y que le cerr¨® un cine para que pudiese ver El resplandor, pero sobre todo de Sydney Pollack, con qui¨¦n emprendi¨® varios proyectos que nunca llegaron a cuajar. Se encerraron para escribir un guion basado en Una peque?a ciudad de Alemania en la casa de Suiza donde la familia Le Carr¨¦ pasaba los inviernos. Pero Pollack descubri¨® el esqu¨ª y se dedic¨® a bajar por las pistas. Se convirti¨® en tan habitual del chalet alpino, que acab¨® tom¨¢ndose confianzas como prest¨¢rselo a Robert Redford. ¡°Por desgracia, nunca coincid¨ª con ¨¦l, pero durante muchos a?os a partir de entonces cada vez que iba al pueblo me rodeaba el aura de prestigio de ser amigo de Robert Redford¡±, escribi¨® en Volar en c¨ªrculos.
Cornualles
Cornualles, en la punta suroeste de Inglaterra, es una tierra de leyendas y misteriosos c¨ªrculos de piedra prehist¨®ricos. All¨ª se sit¨²a el origen m¨ªtico de la leyenda del rey Arturo. Y all¨ª tambi¨¦n, en un lugar llamado Tregiffian, en la costa sur de la pen¨ªnsula, estableci¨® John le Carr¨¦ su casa, cuando se compr¨® un terreno tras el ¨¦xito de El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo. Encontr¨® su lugar en el mundo en una granja abandonada: all¨ª se cultivaban frutas que crec¨ªan antes que en el resto del pa¨ªs y se enviaban por tren a Londres. Cuando, gracias a la aviaci¨®n, pudieron traerse desde el sur de Europa, qued¨® desierta y fue una ganga. La casa fue creciendo con los a?os, con viviendas para sus hijos y sus nietos, recuerdos y libros. Con una imponente vista del mar y de los prados vecinos, es un lugar tan sencillo, humilde y acogedor como el propio Le Carr¨¦. Cerca de all¨ª falleci¨® el pasado s¨¢bado para entrar, ¨¦l tambi¨¦n, en la leyenda.
¡®El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo¡¯
Esta novela represent¨® un antes y despu¨¦s en su vida. Su tercer libro, editado en 1963 cuando todav¨ªa trabajaba para el servicio secreto con una cobertura diplom¨¢tica, le permiti¨® dedicarse a escribir, una labor que le apasionaba. ¡°Me encanta hacer lo que estoy haciendo en este mismo instante: emborronar un papel como un hombre escondido, sobre un escritorio peque?o e inc¨®modo, en una tormentosa madrugada de mayo¡±, relat¨®.
Adaptada muy pronto al cine, en 1965 por Martin Ritt con Richard Burton como protagonista, est¨¢ considerada una de las mejores novelas de esp¨ªas de todos los tiempos. Su influencia en la forma en que vemos la Guerra Fr¨ªa es dif¨ªcil de medir, pero sin duda cambi¨® la percepci¨®n del pasado. Se trata de un libro triste, duro, protagonizado por un antih¨¦roe, Alec Leamas, y en la que ya aparece su personaje m¨¢s c¨¦lebre, George Smiley. El marco es Berl¨ªn poco despu¨¦s de la construcci¨®n del muro y en su trama surgen la traici¨®n, la mentira, los pactos f¨¢usticos que hay aceptar en nombre de un bien mayor, la lucha de la libertad contra el totalitarismo, en fin, los grandes temas que marcaron su vida y su obra, que se pueden resumir en uno: el combate por permanecer moral en un mundo inmoral.
Enga?o
Cuando se le preguntaba a Le Carr¨¦ por su novela favorita, apenas se lo pensaba: Un esp¨ªa perfecto, uno de sus libros m¨¢s voluminosos y complejos. Y no era el ¨²nico de esa opini¨®n. Philip Roth, por ejemplo, era tambi¨¦n un entusiasta de la novela m¨¢s personal de su autor (incluso m¨¢s que su autobiograf¨ªa). Los grandes temas de este libro son el enga?o y los secretos de familia, que aparecen una y otra vez en su literatura. Pero, por encima de todo, Un esp¨ªa perfecto representa un ajuste de cuentas con el personaje m¨¢s importante de su vida, su propio padre, Ronnie, que define como ¡°embaucador, farsante y ocasional visitante de la c¨¢rcel¡±.
Ronnie era un mentiroso, un ladr¨®n de guante blanco (y a veces no tan blanco), un tipo capaz de aparecer en la lista de los m¨¢s buscados por estafa y plantarse en las carreras de Ascot como si fuese un millonario. La figura de Ronnie convirti¨® a Le Carr¨¦ en un esc¨¦ptico sobre el g¨¦nero humano, pero tambi¨¦n en alguien que consideraba muy importante la ¨¦tica y las decisiones morales. ¡°La opci¨®n decente es algo que marca mi propia vida¡±, explic¨® en una entrevista. ¡°Qu¨¦ hacer con mi padre cuando me di cuenta de que era un estafador. ?Avisar a la gente de que no tratase con ¨¦l? Mi soluci¨®n fue escapar a Suiza a los 16 a?os¡±.
Guerra Fr¨ªa
Se consideraba un soldado de la Guerra Fr¨ªa. Fue reclutado en 1958 por el MI5, los servicios secretos interiores brit¨¢nicos, y en 1960 se pas¨® al MI6, el espionaje exterior y estuvo destinado en Bonn y Hamburgo. Abandon¨® el servicio en 1964, cuando empezaba su ¨¦xito literario, porque fue uno de los muchos agentes delatados por Kim Philby. En las entrevistas explicaba que manten¨ªa contacto con viejos amigos de los servicios secretos y con agentes en activo. Pero nunca quiso revelar qu¨¦ hizo porque, sosten¨ªa, ten¨ªa el deber (hacia sus colegas y hacia su pa¨ªs) de mantener el secreto.
Sin embargo, su bi¨®grafo, Adam Sisman, desvela en John le Carr¨¦. A Biography, libro publicado en 2016 y no traducido al castellano, algunos secretos del autor. Cuando estaba en el MI5, Le Carr¨¦ inform¨® sobre sus compa?eros, entr¨® en sus cuartos para fisgar, denunci¨® su afiliaci¨®n comunista. ¡°Le pidieron que adoptase una personalidad de izquierdista¡±, escribe. ¡°Su labor consist¨ªa en infiltrarse en grupos de extrema izquierda, informar sobre qui¨¦n estaba presente e identificar a comunistas hasta entonces no conocidos¡±. En una conversaci¨®n con Timothy Garton Ash, confes¨® que lo que hizo aquellos a?os le obsesion¨® durante el resto de su vida.
Con la desintegraci¨®n de la URSS, algunos agoreros consideraron que se hab¨ªa acabado su literatura, que nunca se repetir¨ªan sus obras maestras como El Topo, La gente de Smiley o El honorable colegial. Sin embargo, sigui¨® publicando grandes novelas, algunas magistrales. Trat¨® temas como el poder de las grandes farmac¨¦uticas en El jardinero fiel, la tortura en la lucha contra el terrorismo en El hombre m¨¢s buscado, los para¨ªsos fiscales y los poderes en la sombra en El sastre de Panam¨¢ y Single & Single. Llegaron tiempos nuevos, pero Le Carr¨¦ sigui¨® siendo grande.
Invasi¨®n de Irak
La guerra contra el terrorismo de George W. Bush y la invasi¨®n angloestadounidense de Irak de 2003, con el apoyo del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, convirtieron a John le Carr¨¦ en un militante. Uno de sus mejores amigos, Philippe Sands, abogado y escritor de ¨¦xito con Calle Este Oeste, relata que le conoci¨® precisamente en un encuentro con un preso de Guant¨¢namo. Escribi¨® art¨ªculos, novelas como El hombre m¨¢s buscado, dict¨® conferencias. Era un tema que le obsesionaba. Pensaba que todo lo que se hab¨ªa hecho para ganar la Guerra Fr¨ªa, que todos los sacrificios morales, todas las traiciones, solo ten¨ªan un sentido si desembocaban en una sociedad m¨¢s justa y libre. ¡°Nuestra principal defensa ante los ataques terroristas es ser una sociedad abierta y democr¨¢tica, la mejor que podamos¡±, dijo en una entrevista en 2009. Vio como, desde el 11 de septiembre de 2001, muchos de esos ideales se derrumbaban.
Le Carr¨¦, John
El verdadero nombre de John le Carr¨¦ es David Cornwell. Tuvo que adoptar un pseud¨®nimo porque cuando empez¨® a publicar novelas todav¨ªa trabajaba para el servicio secreto. El problema es que no se sabe qu¨¦ significa. ¡°El nombre es una m¨¢scara¡±, escribe su bi¨®grafo, Adam Sisman. ¡°Aunque su tapadera fue descubierta hace mucho tiempo, le ha ayudado a mantener al p¨²blico a distancia. Es uno de los varios medios que ha usado para ocultar sus huellas y confundir a los que le siguen la pista. Su decisi¨®n de adoptar un pseud¨®nimo era comprensible; pero su elecci¨®n del nombre John le Carr¨¦ sigue siendo misteriosa. A lo largo de los a?os ha dado varias explicaciones al respecto, pero ha admitido que ninguna de ellas es cierta¡±.
Philby, Kim
Fue el mejor agente doble de todos los tiempos. Junto a Donald Maclean, Guy Burgess y Anthony Blunt, Kim Philby form¨® el llamado C¨ªrculo de Cambridge, que logr¨® infiltrarse en las m¨¢s altas esferas del poder brit¨¢nico, no solo de los servicios secretos. Hasta su fuga a Mosc¨² en 1963, Philby delat¨® a decenas de agentes brit¨¢nicos. Uno de ellos fue el propio Le Carr¨¦. A lo largo de los a?os, intentaron muchas veces reunirles, pero el escritor siempre se neg¨®. ¡°No podr¨ªa haberle dado la mano¡±, declar¨® en una entrevista. ¡°Estaba empapada de sangre. Habr¨ªa sido repulsivo¡±. Por otro lado, como explica Adam Sisman, le hubiese encantado conocerle desde un punto de vista estrictamente literario, porque Philby encarnaba todos los temas que hab¨ªa tratado en sus libros: el doble juego, la lealtad a unos ideales, aunque est¨¦n tremendamente equivocados, la capacidad para escabullirse.
Smiley, George
Es el personaje central de su literatura, un viejo esp¨ªa cansado que desde el Circus controla a agentes dobles y, a la vez, los busca. George Smiley aparece en diez de sus novelas y regresa en las ¨²ltimas p¨¢ginas de su ¨²ltimo libro, Un hombre decente. Nadie mejor que las palabras del propio Le Carr¨¦ para definir lo que represent¨® este personaje que lleva sobre sus hombros toda la carga de la Guerra Fr¨ªa: ¡°Smiley sab¨ªa que hab¨ªa utilizado los m¨¦todos del absolutismo para derrotar a Karla y sinti¨® que hab¨ªa sacrificado su propia humanidad, que se hab¨ªa traicionado a s¨ª mismo¡±.
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