H¨¦ctor Abad Faciolince revela sus secretos m¨¢s sombr¨ªos
El escritor colombiano habla de sus diarios recopilados en 'Lo que fue presente', que ha desatado la pol¨¦mica por sus menciones a personajes del mundo literario de ese pa¨ªs, aunque con el nombre cambiado, y sus historias de sexo, infidelidades y fracasos editoriales
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
¡°Mal. No s¨¦ qu¨¦ va a pasar. Insultos de parte y parte. ?He hecho en ella lo que tal vez quer¨ªa hacer en otra? Hablo como un omnipotente, yo, el impotente, el que quer¨ªa ah¨ª borrar su estigma. ?Quise demostrar que s¨ª pod¨ªa porque con Margaret no pod¨ªa? Pues pude, y se me fue la mano. Pude tanto que estoy a punto de joderme la vida para siempre¡±.
Enamoramientos, impotencia, infidelidad, aborto, el fracaso de un escritor. El exitoso narrador?H¨¦ctor Abad Faciolince que, de la mano de Fernando Trueba ha llevado al cine su gran libro El olvido que seremos, acerca de la orfandad y el asesinato en 1987 de su padre, el l¨ªder de derechos humanos H¨¦ctor Abad G¨®mez, expone en estos diarios (escritos entre 1985 y 2006) su versi¨®n ¡°m¨¢s sombr¨ªa¡±.
Abad Faciolince (Medell¨ªn, 1958) ha publicado siete novelas y en Lo que fue presente (en Espa?a se edita a principios de marzo en Alfaguara) se enfrenta al ¡°tatuaje que no puedes borrar¡±, a lo que fue. El autor colombiano, uno de los m¨¢s conocidos en el exterior, desnuda en este libro sus horas m¨¢s bajas, la envidia, los rechazos editoriales. Seiscientas p¨¢ginas de poca pol¨ªtica ¡ªlo contrario a lo que hubiera querido su editor¡ª y mucho de an¨¦cdotas sexuales intercaladas con reflexiones sobre la vida y el oficio, como ¡°la escritura es el sitio de la verdad¡± o ¡°el texto literario es como una nube quieta observada por distintos ojos: unos ven un caballo, otros un drag¨®n, otros una batalla de corderos contra perros¡±.
Los diarios mencionan personajes conocidos del mundo literario de Colombia, aunque sus nombres son cambiados, se hace una cr¨ªtica a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y a otros escritores y se cuentan las penurias por las que pas¨® Abad Faciolince. De las repercusiones, el machismo, la pol¨¦mica que ha causado en los c¨ªrculos literarios mencionados en el libro y la decisi¨®n de sus hijos de no leerlos ha hablado el autor con EL PA?S durante el Hay Festival en Cartagena.
Pregunta: Dice que los diarios se alimentan de la verg¨¹enza. ?Por qu¨¦ una persona exitosa dentro de los c¨¢nones de lo que se considera ¨¦xito literario decide exponer su verg¨¹enza?
Resepuesta: Para un escritor que empieza o para los lectores puede ser bueno leer que alguien que aparentemente tiene ¨¦xito, ahora a los 61 a?os, pas¨® momentos horribles como cuando mi hermana me ten¨ªa que hacer el mercado porque no ten¨ªa plata, o cuando siete editoriales me rechazaron, momentos de gran desolaci¨®n y mucha dificultad. Acept¨¦ muchos trabajos que no quer¨ªa hacer y creo que si uno se va a dedicar a un oficio como este debe saber que el horizonte m¨¢s probable es el fracaso. Por mucho que fracasaba o me lamentaba no dejaba de intentar. A veces dec¨ªa ¡®ojal¨¢ me liberara de esta maldita ambici¨®n rid¨ªcula de ser escritor¡¯, pero nunca me detuve. Yo podr¨ªa seguir siendo un fracasado, no tener d¨®nde caerme muerto. Aun as¨ª seguir¨ªa siendo escritor. El fracaso para m¨ª siempre ocurri¨® en presente. Por eso me gusta tanto el t¨ªtulo de los diarios de Julio Ram¨®n Ribeyro, La tentaci¨®n del fracaso.
P. ¡°El diario acaba siendo un tatuaje que ya no puedes borrar¡±, escribe. ?C¨®mo fue el encuentro con ese tatuaje? ?Hubo algo que dijera 'esto deb¨ª eliminarlo de mi vida'?
R. Uno quisiera eliminar muchas cosas de la vida. Pero como dice Wislawa Szymborska, la vida no es un borrador, no es un ensayo, es lo que es en el momento real, es siempre un presente continuo incorregible. No hubiera querido embarazar a una mujer que no era mi esposa, hubiera querido usar un cond¨®n y no lo hice. Eso marca mi vida, es tr¨¢gico. Cuando releo los diarios no es agradable, sobre todo porque los diarios no se escriben en los momentos luminosos de la vida sino en los de mayor tristeza, desasosiego. No propongo mi vida como una vida ejemplar porque no soy un santo. Pero as¨ª es como yo lo viv¨ª y lo cont¨¦ en los diarios.

P. ?Sac¨® algo que fuera delicado especialmente porque narra hechos de vidas ajenas?
R. No ten¨ªa sentido escribir unos diarios deshonestos. La escritura en general y los diarios en particular son un ejercicio de conocimiento real y verdadero, tienen que ser honestos o por lo menos intentar serlo. No me planteaba no ser honesto, no quer¨ªa mentirme a m¨ª mismo. Trat¨¦ de estar muy atento a las trampas de la conciencia.
P. ?Y qu¨¦ modific¨®?
R. Solo sacamos las repeticiones. Yo era un joven muy neur¨®tico y obsesivo. La neurosis se puede definir como la compulsi¨®n a repetir y yo me repet¨ªa y me repet¨ªa. Para un diario puede ser interesante psicol¨®gicamente, pero tambi¨¦n es muy aburrido. Ten¨ªa que llegar a un pacto con los editores. No quitamos nada escabroso o ninguna escena dif¨ªcil. Lo que s¨ª hice fue cambiar algunos nombres o circunstancias para que una persona ajena no se viera reflejada. Ese fue el ¨²nico procedimiento de ficci¨®n.
P. En el libro vuelve al concepto de las tres vidas: la p¨²blica, la privada y la secreta (de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez) y dice que los diarios se nutren de su vida privada y no ocultan nada sobre la secreta. ?Qu¨¦ le ha supuesto exponer esa publicaci¨®n de la vida secreta en lo familiar?
R. El asunto m¨¢s dif¨ªcil, m¨¢s doloroso era con mis hijos (Lo que fue presente habla de c¨®mo el autor dej¨® de querer a Irene, su primera esposa y madre de sus hijos). Les pregunt¨¦ qu¨¦ les parecer¨ªa si publicaba mis diarios, me dijeron tranquilo, adelante y se ofrecieron a no leerlos. De alguna manera les evit¨¦ a ellos que fueran unos diarios p¨®stumos y tener que leer, decidir qu¨¦ dejar y editar o quemarlos si es que los iban a quemar.
P. ?Y en lo profesional? (el libro menciona a editores, otros escritores y exnovias del reducido c¨ªrculo literario colombiano, critica a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez) ?Ya hay gente que le ha dejado de hablar?
R. A algunas personas les consult¨¦. Les dije 'quiero cambiar las circunstancias' y todas me autorizaron. De otro lado, si hay colegas que se hayan ofendido, que puede ser, puede pasar, no he tenido ninguna manifestaci¨®n. Hasta ahora nadie me ha dejado de hablar. Bueno, una exnovia amenaz¨® con hacerlo.
P. ?La dej¨® mal pintada?
R. No, pero hay circunstancias que revelan que yo me port¨¦ mal en la relaci¨®n.
P. Hay muchas infidelidades a otras mujeres, un aborto. En tiempos en que el feminismo est¨¢ presente en la agenda social, ?no pens¨® si estos diarios podr¨ªan ser pol¨¦micos?
R. Yo no. Uno de los editores, s¨ª. Dijo ac¨¢ hay algo delicado, puede haber algunas mujeres que se ofendan mucho por cosas que pasan en los diarios y te pueden acusar de machismo y de abuso emocional. Pues no, los diarios son lo que son. Yo despu¨¦s le¨ª los diarios de Andr¨¦ Gide donde ¨¦l cuenta que abus¨® de menores. Yo afortunadamente no tengo que confesar eso. No digo nunca que apu?al¨¦ a un vecino, supongo que si lo hubiera hecho en los diarios estar¨ªa.
P. En el libro habla del riesgo de exponer la vida ajena¡
R. Me arrepiento de muchas cosas, pero por suerte nunca he matado a nadie ni he violado a una mujer. S¨ª he cometido indignidades, he sido infiel, me he portado mal pero nunca creo que haya traspasado los l¨ªmites hasta convertirme en una persona de la que mi pap¨¢ se avergonzar¨ªa. He tratado de vivir lo mejor que he podido. En los diarios est¨¢ lo peor, pero yo me conozco, yo soy lo otro. Adem¨¢s, estos diarios no son lo que yo soy sino lo que fui.
P. En un momento escribe: "?Podr¨¢ haber algo m¨¢s machista, m¨¢s kitsch, m¨¢s rid¨ªculo que lo que he hecho? Soy parte de lo mismo¡±. ?Ha evolucionado, ha reflexionado sobre ese machismo que admite ah¨ª?
R. No es algo que a m¨ª me obsesione, porque eso tiene que ver con mi crianza. Yo me siento muy poco macho. En mi casa dec¨ªan 'ni?as, a comer' y yo siempre me he sentido parte de las ni?as y en mi escritura lo que tengo por dentro son las voces femeninas de mis hermanas. Lo macho que tengo dentro de m¨ª es un macho muy inseguro, de temor a la impotencia, para nada orgulloso del falo. Para m¨ª el falo ha sido m¨¢s bien un problema. Nos ba?aban a todos para ahorrar agua, a ellas desnudas, a m¨ª con calzoncillos para que no se me viera el pip¨ª. Me considero muchas cosas y s¨ª, claro, a veces he sido machista pero no tengo una obsesi¨®n de serlo. Tengo much¨ªsimos defectos pero no el machismo.
P. Plantea sus fracasos sexuales.
R. Hay una relaci¨®n de amor importante en la que siempre lo ¨²nico que tuve sexualmente fue impotencia. Un fracaso tras otro con la persona de la que m¨¢s enamorado estaba. Es una recopilaci¨®n de fracasos. Cuando estaba feliz o las novelas iban bien eso lo celebraba solo o con mi familia, pero en los diarios est¨¢ cuando uno est¨¢ solo. Cuando uno tiene ¨¦xito tiene mucha compa?¨ªa, pero cuando fracasa est¨¢ jodido y solo queda resistir escribiendo para no enloquecer.
P. Est¨¢n tambi¨¦n las rivalidades literarias. Recuerda una frase de Borges que dice ¡°los escritores fracasados siempre imaginan conspiraciones contra ellos. Creen que los escritores m¨¢s afortunados forman una mafia¡±. Ahora, del otro lado, de los que publican, circulan, ?c¨®mo ve esas palabras de Borges?
R. Creo que tiene raz¨®n Borges al decir que los escritores que fracasan piensan que los exitosos se juntan en mesas para bloquear a los dem¨¢s. Uno no tiene tiempo de eso, no hay una mafia bloqueando gente. Yo no he sido, como piensa la gente, alguien pendiente de a qui¨¦n va a invitar a festivales. Si no me invitan mejor, porque llega un momento en que se escribe menos. Si yo probablemente pude escribir m¨¢s es porque no tuve ¨¦xito. Ojal¨¢ el ¨¦xito le llegue tarde a la gente, escriben m¨¢s, viajan menos, dan menos entrevistas, se desgastan menos en cosas accesorias.
P. ¡°Me duele no poder ser el escritor que quise ser¡±, escribi¨® en los diarios. Visto en perspectiva, ?se siente feliz con el escritor que es?
R. Feliz no, a veces satisfecho, pero para nada feliz. C¨®mo digo en El olvido que seremos yo conozco mis limitaciones, s¨¦ que estoy muy lejos de los modelos literarios a los que aspiro, pero sigo intent¨¢ndolo porque a mi pap¨¢ le gustaba lo que yo escrib¨ªa y yo conf¨ªo m¨¢s en ¨¦l que en m¨ª mismo.
P. Cuando lo mataron escribi¨® que no dejar¨ªa que se muera. ?Siente que le ha cumplido?
R. Fue la promesa que le hice. S¨ª.
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