Concha Espina: la primera novela social espa?ola
La candidata al Nobel en tres ocasiones public¨® hace un siglo 'El metal de los muertos'
Concha Espina (1869-1955) es una escritora que merece una revisi¨®n a fondo. Todos sabemos que la densidad de la historia literaria, el hecho de que venga constituida por las aportaciones de miles de autores, impide que todos puedan disfrutar de un justo protagonismo. Por razones obvias de calidad, pero tambi¨¦n de oportunidad: no siempre un escritor tiene la fortuna de decir lo que esperan de ¨¦l las generaciones venideras. Jovellanos escribi¨® mucho sobre la cultura espa?ola y creo que no dijo una palabra de Cervantes. Los ilustrados no alcanzaron a ver en el autor del Quijote al gran novelista cuya fama crecer¨ªa prodigiosamente.
Se ha dicho a menudo: la literatura tiene algo o mucho de Bolsa de valores, y unos al morir suben en reconocimiento y popularidad y otros entran en una especie de limbo m¨¢s o menos largo, pues ya no est¨¢n para empujar sus propias publicaciones. Calidad, necesidad, oportunidad. De los tres factores que explican el buen posicionamiento de una obra en el canon, el de la oportunidad deber¨ªa jugar a favor de do?a Concha Espina. Cuando muri¨® hubo que cortar la calle de Alfonso XII porque la gente no cab¨ªa en los alrededores de la casa. Y el cortejo f¨²nebre estuvo presidido por Joaqu¨ªn Ruiz Jim¨¦nez, entonces ministro de Educaci¨®n Nacional, un detalle del renombre alcanzado por la escritora, candidata al Premio Nobel al menos en tres ocasiones (1926, 1929 y 1931).
Ahora, ante la oportunidad que brinda el centenario de su novela El metal de los muertos, publicada en 1920, Renacimiento ha llevado a cabo una reedici¨®n de la misma, estando todav¨ªa reciente la magn¨ªfica edici¨®n de Antonio Garnica y Antonio Rioja, de 2009. Espl¨¦ndida ocasi¨®n, en todo caso, para revisar obra y autora, revisi¨®n que deber¨ªa enfrentarse sin miedo a sus proyectos fallidos y a las adherencias ideol¨®gicas de los ¨²ltimos a?os. Cansinos Assens, secretamente enamorado de ella, la presenta en La novela de un literato como una mujer ataviada con pamelas rom¨¢nticas y un velillo cubriendo su rostro para disimular la edad. Es interesante la imagen que nos ofrece Cansinos de dos escritoras que fueron contempor¨¢neas: Concha Espina y Carmen de Burgos. Dos escritoras de la misma edad (se llevaban dos a?os de diferencia, aunque poco importaba pues ninguna de las dos la reconoc¨ªa). Cansinos, siempre sagaz, las presenta como rivales: cada una con su tertulia, su soledad a cuestas, sus protectores. Una cat¨®lica, german¨®fila, conservadora y reservada; la otra atea, aliad¨®fila, republicana y dicharachera. Lo cierto es que ambas lucharon lo indecible en un mundo intelectual que las escudri?aba crudamente. Ambas tomaron a la mujer como el centro de su obra y reivindicaron sus derechos, tanto en su vida p¨²blica como privada.
El metal de los muertos es la novela m¨¢s comprometida socialmente de Espina, la m¨¢s alejada del fino an¨¢lisis psicol¨®gico de ¡°interiores¡± tan caracter¨ªstico de otras obras de la autora, pero tambi¨¦n es la novela donde la combinaci¨®n entre el tema ¡ªla denuncia de la vida miserable que llevaban los mineros en los yacimientos de cobre de Riotinto¡ª y el estilo ¡ªel formidable empuje de su prosa po¨¦tica¡ª llaman m¨¢s la atenci¨®n por el contraste que se advierte entre ambos. Do?a Concha sent¨ªa desde su juventud un v¨ªvido inter¨¦s por las condiciones tan adversas de la vida minera, siempre bajo tierra, en plena oscuridad y sufrimiento. Cuando la prensa informaba, en torno a 1919, un d¨ªa y otro de los conflictos que se suced¨ªan en Riotinto ella, que ya conoc¨ªa las minas de Asturias, decidi¨® viajar hasta Nerva (Huelva) con su hijo mayor, un joven Ram¨®n de la Serna, para escribir sobre ellos y su raz¨®n de ser. Viaj¨® en julio de 1920, aloj¨¢ndose madre e hijo en una pobre habitaci¨®n mientras la escritora procuraba impregnarse de los problemas que afectaban aquella milenaria explotaci¨®n. Los ingleses la hab¨ªan adquirido al Estado espa?ol en 1873 por el rid¨ªculo precio de 93 millones de pesetas. La indignaci¨®n de la escritora por la forma en que se estaban aprovechando sin escr¨²pulos de las tierras, las riquezas y las gentes andaluzas se percibe abiertamente y, de hecho, la novela sirvi¨® para concienciar al p¨²blico de la actitud colonialista de los brit¨¢nicos. Lo vemos en especial en el cap¨ªtulo sexto de la segunda parte, cuando la esposa del director (el temible Walter Browning, rebautizado como Martin Leurc) invita a varias mujeres de Riotinto (llamado Dite en la narraci¨®n porque la mayor¨ªa de top¨®nimos tambi¨¦n aparecen cambiados) para intentar frenar la convocatoria de huelga que amenaza a la Compa?¨ªa. La diferencia abismal entre el bello y residencial barrio de Villa Hermosa (Bellavista), donde viven los ingleses, y las pobres casuchas donde se amontonan unos 40.000 mineros sin las menores condiciones higi¨¦nicas, no puede dejar indiferente a ning¨²n lector. Tampoco la forma en que se comporta el sacerdote, presente en la reuni¨®n solo para hablar de resignaci¨®n y paciencia cristiana. Si no fuera por el deslumbrante lenguaje po¨¦tico que utiliza la escritora, a menudo en detrimento de la eficacia narrativa, se dir¨ªa que Espina tiene algo de preexistencialista: esos veranos ardientes de La esfinge maragata o de El metal de los muertos, agobiando los pueblos espa?oles con su sequedad¡
¡°Soy de una ribera entristecida por el mar¡±, dice de s¨ª misma Soledad Valtenebros en El c¨¢liz rojo, la novela que muestra el desgarro emocional de la escritora al romper con su gran amor, Ricardo Le¨®n, una influencia nociva en su vida. Si yo escribiera la biograf¨ªa de Concha Espina pondr¨ªa esta frase al frente de su vida. No se puede decir m¨¢s con menos.
El metal de los muertos
Concha Espina
Renacimiento, 2019
474 p¨¢ginas. 21,09 euros
Poes¨ªa reunida
Concha Espina
Torremozas, 2019
376 p¨¢ginas. 18 euros
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.