El sonido de la metr¨®poli
Un viaje musical por 20 grandes ciudades a trav¨¦s de los m¨²sicos que las han cantado en una 'playlist' que recorre tantas geograf¨ªas urbanas como estados de ¨¢nimo
¡°Las ciudades, como los sue?os, est¨¢n construidas de deseos y temores¡±, nos recuerda el escritor Italo Calvino. Justo como la m¨²sica. Y el soci¨®logo urbano Robert Ezra Park anot¨® que ¡°la ciudad es, sobre todo, un estado de ¨¢nimo¡±. Como la m¨²sica, sin ir m¨¢s lejos. De sue?os, deseos, temores y estados de ¨¢nimo vamos a tratar. Del ruido, la furia y la calma. De ciudades y m¨²sica, vaya. Algo tangencialmente, todo hay que decirlo. No se trata de canciones que representen a una ciudad, sino de piezas y de m¨²sicos que muestren algunos de sus latidos (hay muchos, claro).
Como Alain Toussaint, ep¨ªtome de esa metr¨®poli que alguien defini¨® como una villa de agua, alcohol y leyendas: Nueva Orleans. Toussaint recrea, sin palabras, una hermosa composici¨®n popular de origen difuso que ha tenido casi tantas letras como int¨¦rpretes: ¡®St. James Infirmary¡¯. En Birmingham, como en Londres y otras ciudades inglesas, los m¨²sicos con ra¨ªces en el Punyab toman la calle a golpe de bhangra. Jazz Dhami, uno de sus int¨¦rpretes m¨¢s j¨®venes, expresa sus deseos de superaci¨®n en ¡®Aitvaar¡¯. Los ?ngeles, el mito californiano. No, no recordaremos a Sinatra ni a The Doors; desde el este de la ciudad, Los Lobos a¨²llan a la luna en espa?ol a ritmo de son jarocho: ¡®La guacamaya¡¯. ?Oh, Berl¨ªn! Bowie y Lou Reed dieron lustre sonoro a la ciudad. Y J. F. Kennedy se hizo el interesante pronunciando el ya hist¨®rico ¡°Ich bin ein Berliner¡±. Ah¨ª vive Rasha Nahas, natural de Haifa, quien en alguna de sus canciones recoge la atm¨®sfera de los cabar¨¦s de la ¨¦poca de Weimar. Esc¨²chenla en ¡®The Clown¡¯.
En su di¨¢spora a Nueva York los jud¨ªos dieron nuevos br¨ªos a la m¨²sica que hab¨ªan creado en Europa. Frank London es un artista que recorre con mirada contempor¨¢nea todo el espectro klezmer. Con la Glass House Orchestra se asoma a ¡®Glass House¡¯. S¨ª, Fela Kuti fue el gran maestre del afrobeat, pero Tony Allen, tambi¨¦n de Lagos, fue su bater¨ªa y el arquitecto del estilo. Vigor y sutileza dan cuerpo a ¡®Asiko (In A Silent Mix)¡¯. Crisol de culturas en la gran Memphis. Y aqu¨ª, Booker T. & The MG¡¯s hacen honor a la ciudad en ¡®Melting Pot¡¯. Pionero y extraterrestre de la s¨ªncopa reggae y dub, Lee Scratch Perry, nos invita a una fiesta en Kingston: ¡®Having A Party¡¯.
Podr¨ªamos perdernos en el laberinto musical de Salvador de Bah¨ªa, pero contamos con una gu¨ªa de excepci¨®n: Daniela Mercury con ¡®Que Baque ? Esse?¡¯. ?Y en Dakar? No llamaremos a Youssou N¡¯Dour, pero escucharemos a Daara J Family, unos raperos singulares, con una canci¨®n inspirada en una tonada popular de Ghana: ¡®Tch¨¦koul¨¦¡¯. ?Ay, el denostado reguet¨®n! Dejen a un lado los prejuicios y disfruten con el hist¨®rico Tego Calder¨®n del ambiente de San Juan de Puerto Rico: ¡®TTT Tego (Remix)¡¯. Y la vida en la frontera no espera. En Tijuana la enchilada electr¨®nica tiene el nombre de Nortec Collective: ¡®Tijuana Sound Machine¡¯.
Tremendo encuentro en Bamako: la kora de Toumani Diabat¨¦ y la guitarra de Ali Farka Tour¨¦: ¡®Debe¡¯. Soolking es argelino, vive en la regi¨®n de Par¨ªs, es un fen¨®meno del trap y en ¡®?a fait des ann¨¦es¡¯ recupera al gran Cheb Mami. En T¨²nez, Ifriqiyya Electrique celebra la posesi¨®n de los esp¨ªritus. Inspiraci¨®n y trance postindustrial. D¨¦jense llevar por ¡®Galoo Sahara Laleet El Aeed¡¯.
Viejos cantos para nuevas voces. ?D¨®nde? En la Habana, oiga. La cantante y percusionista Brenda Navarrete lo deja claro: ¡®Rumbero como yo¡¯. Bucarest se mueve con el popular manele. Florin Salam, uno de sus int¨¦rpretes, borda ¡®Civema Ma Suma Cu Numar Privat¡¯. Desde Granada Enrique Morente mira al Caribe, con el maestro Sabicas, al comp¨¢s de la guajira ¡®La malanga¡¯. En San Remo, ciudad de festivales, Gigliola Cinquetti cant¨® al amor (con Domenico Modugno) en 1966 y gan¨®. Aqu¨ª la escuchamos en solitario con la canci¨®n premiada: ¡®Dio, come ti amo¡¯. Y un bohemio que marca su propio rumbo recorre las calles del cosmopolita Buenos Aires de la mano de Daniel Melingo: ¡®La canci¨®n del Linyera¡¯.
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