Polonia, Noruega, Shoah
Dos libros abordan la experiencia del Holocausto desde el punto de vista de los descendientes de sus v¨ªctimas
Hay hechos que, literariamente, vuelven una y otra vez a nosotros, lectores, ofreciendo nuevas dimensiones o perspectivas del drama que en su d¨ªa representaron. Dos libros, El gueto interior, del argentino Santiago H. Amigorena, y El libro de los nombres, del noruego Simon Stranger, proponen un acercamiento a la persecuci¨®n jud¨ªa llevada a cabo por el nazismo, enfrent¨¢ndonos a la terrible e inhumana experiencia del Holocausto desde el punto de vista no de sus v¨ªctimas directas, sino de los descendientes de las v¨ªctimas. De modo que el horror de aquellos a?os sombr¨ªos nos llega a trav¨¦s de quienes no lo sufrieron materialmente, pero todo lo ocurrido s¨ª les afect¨® y afect¨® su futuro, como los c¨ªrculos conc¨¦ntricos que se forman en el agua al recibir el impacto de una piedra en su superficie.
Las propuestas literarias de las que parten ambos textos son muy distintas, pero curiosamente coinciden en centrarse en un periodo breve de tiempo, entre 1942 y 1943, cuando arreci¨® la persecuci¨®n antisemita, convirti¨¦ndola ya en masacre. Vayamos con El gueto interior, novela publicada originalmente en franc¨¦s y traducida por Mart¨ªn Caparr¨®s, escritor sobradamente conocido y admirado en Espa?a, y primo carnal de Amigorena, pues autor y traductor comparten la filiaci¨®n familiar con el protagonista del libro, Vicente o Wincenty Rosenberg, abuelo de ambos. El t¨ªtulo no puede ser m¨¢s acertado: Amigorena hinca su narraci¨®n en el efecto emocional que causa en aqu¨¦l saber que su madre, Gustawa Goldwag, permanece en Varsovia, confinada, despu¨¦s de la ocupaci¨®n de Polonia por los nazis en 1939.
El gueto de Varsovia, el m¨¢s grande de Europa, qued¨® establecido en octubre de 1940, un a?o despu¨¦s de la ocupaci¨®n del pa¨ªs por parte del Ej¨¦rcito alem¨¢n, y su situaci¨®n degener¨® r¨¢pidamente. De 400.000 jud¨ªos hacinados en ¨¦l en un principio sobrevivieron 50.000, que en su mayor¨ªa fueron conducidos al campo de exterminio de Treblinka cuando se adopt¨® la llamada ¡°soluci¨®n final¡±. Las cartas (reales) de Gustawa a su hijo, instalado en Buenos Aires desde 1928, escasean progresivamente hasta llegar la ¨²ltima, donde la madre expresa de forma muy contenida el sufrimiento y la escasez que se vive en el gueto. Despu¨¦s llega el silencio. Y con el abrumador silencio materno sobreviene el bloqueo impotente y culpable del hijo, quien se siente responsable en cierto modo de no haberse preocupado lo suficiente por su madre, absorto, l¨®gicamente, en hacerse con una nueva vida en un nuevo pa¨ªs de acogida. Ante la llamada de socorro de la madre en su ¨²ltima misiva, aquella ilusi¨®n de la llegada, de la formaci¨®n de una familia propia, del amor que Rosenberg siente por su mujer¡, todo ello ir¨¢ oscureci¨¦ndose ante una realidad que se impone en la conciencia frente a cualquier l¨®gica. As¨ª se alza en el esp¨ªritu de Vicente Rosenberg un muro infranqueable de silencio y soledad, prolongaci¨®n sutil del muro polaco, y que acompa?ar¨¢ al personaje hasta su muerte.
Frente a El gueto interior, sondeando las entra?as de una interioridad devastada por el absurdo de que alguien por el mero hecho de ser jud¨ªo, y nada m¨¢s que jud¨ªo, merezca la muerte, leemos El libro de los nombres, una obra m¨¢s ambiciosa como novela y concebida en forma de diccionario donde a medida que avanzan las letras del alfabeto el narrador desgrana fragmentos de otra historia familiar. En este caso se trata de la persecuci¨®n sufrida por los abuelos de la esposa del autor, Simon Stranger, y, en paralelo, la historia de uno de sus verdugos, el colaboracionista noruego Henry Rinnan, reclutado por la Gestapo para infiltrarse en la Resistencia en 1940 y que acabar¨ªa teniendo sus propias iniciativas a la hora de perseguir a los conciudadanos que mostraban la menor disidencia con el r¨¦gimen invasor. Al terminar la guerra se le acusar¨ªa de cr¨ªmenes monstruosos y se le ejecutar¨ªa en 1947. El punto de convergencia entre ambas situaciones narrativas la proporciona una casa, espacio de tortura y fusilamientos en la ¨¦poca de Rinnan y habitada por la familia Komissar al terminar la guerra. ?Es posible olvidarse de lo que sucedi¨® entre aquellas paredes? La joven pareja que se instala reacciona de muy distinta manera ante una informaci¨®n que pesa como una piedra atada al cuello.
Stranger hace un excelente trabajo al profundizar en las ra¨ªces de la conducta del agente de la Gestapo, trat¨¢ndola en funci¨®n de una cierta realidad social que lo empujar¨ªa a la abyecci¨®n. Un hecho aparentemente nimio, su baja estatura para ser noruego, lo convierte en un joven retra¨ªdo, silencioso, acostumbrado al menosprecio de sus compa?eros de clase simplemente porque es bajo. En su interior, sin embargo, las cosas funcionan de otro modo y va creciendo un superh¨¦roe capaz de transformar las humillaciones recibidas en heroicidades y desplantes. El nazismo pondr¨¢ en las manos de Rinnan el mayor instrumento de venganza, la impunidad: si ¨¦l sufri¨® por ser bajo, los jud¨ªos sufrir¨¢n por ser jud¨ªos y los enemigos del nazismo ¡ª?aceptado por Rinnan como medida de unidad del mundo por el hecho de verse reconocido por ¨¦l¡ª sufrir¨¢n por su disidencia. Todo ello sin piedad, como parte del nuevo orden impuesto por una absurda supremac¨ªa. Pero no todo es maldad. La esperanza en el ser humano nos la proporciona Stranger a trav¨¦s del propietario de una peque?a empresa de camiones, Carl Fredriksen, quien se jugar¨¢ la vida transportando jud¨ªos amenazados de muerte hasta la frontera sueca, poni¨¦ndolos as¨ª a salvo.
Ni Amigorena ni Stranger nos explican las conductas de sus personajes a trav¨¦s de una sola realidad, sino de forma caleidosc¨®pica, del mismo modo que las consecuencias de nuestros actos son tupidas y van mucho m¨¢s lejos de lo que suponemos: eso deber¨ªa ser siempre un motivo de reflexi¨®n. En todo caso, hay un deseo de claridad, de ahondar en la verdad psicol¨®gica de dos historias familiares cruzadas por la irracionalidad y las turbias pasiones que se apoderaron del mundo en el siglo XX. De todo ello se sali¨® adelante con mucho silencio a cuestas. Esa exigencia de claridad que se imponen los narradores frente al pasado les permitir¨¢ remontar el r¨ªo del tiempo acercando la vida a su realidad m¨¢s desnuda.
El gueto interior
Autor: Santiago H. Amigorena. Traducci¨®n de Mart¨ªn Caparr¨®s.
Editorial: Literatura Random House, 2020.
Formato: 156 p¨¢ginas. 17,90 euros.
El libro de los nombres
Autor: Simon Stranger. Traducci¨®n de Kirsti Baggethun y Asunci¨®n Lorenzo.
Editorial: Seix Barral, 2020.
Formato: 334 p¨¢ginas. 19,90 euros.
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